Resignificar
la Semana Santa.
Todos
los años la Iglesia Católica ofrece esta oportunidad de participar en la Semana
Santa. Al parecer es una permanente
repetición de todo, casi todos los programas parroquiales ofrecen lo mismo. Muchos pueden estar contentos con la
repetición de estos misterios de nuestra fe. Sin embargo el hombre de hoy
quiere algunas novedades y además formas nuevas para vivir esta experiencia
religiosa.
Normalmente
la cuaresma es el tiempo adecuado para poder prepararse y vivir esta Semana
Santa, pero tal vez muchos no han sido participes de esta preparación y tampoco
han sido motivados para participar. Lo cierto es que ya estamos en Semana Santa
y nos preguntamos ¿cómo vamos a vivir?, ¿qué novedad podemos experimentar?, o seguiremos
en lo mismo, con las mismas tradiciones y repitiendo los ritos tradicionales y
alejándonos de la experiencia de fe, tan importante para nuestros tiempos.
El origen de la Semana Santa tiene que ver con la tradición judía, de la
Pascua Judía. Se recuerda que Cristo fue crucificado y resucitó durante la
semana de la Pascua judía. En los diferentes evangelios muestran claramente que
Cristo es el Cordero de Dios. Él mismo se convirtió en el sacrificio perfecto,
sin pecado, por los pecados de todo el mundo. Por eso los judíos, que
decidieron seguir a Cristo, aceptaron y se adhirieron rápidamente. Sin embargo
el Cristianismo se extendía por las naciones no cristianas, la celebración de
la Semana Santa es practicada e influenciada por varios ritos paganos de su
tiempo.
Lo
central de la Semana Santa, será la vivencia de la pasión, muerte y
resurrección de nuestro señor Jesucristo, lo que se llama el “Triduo Pascual”.
Este hecho real, ocurrió y está reflejado en varios códigos históricos de su
tiempo. Se dijo, que un hombre judío fue llevado a la cruz por los mismos
judíos. Flavio Josefo decía; "Aproximadamente este tiempo vivió Jesús, un hombre lleno de
sabiduría, si de hecho uno puede llamarle hombre. Porque realizaba hechos
increíbles, y era maestro de los que se alegraban con la verdad. Atrajo hacia
sí a muchos, judíos y gentiles. Él era el Cristo. Por la acusación de las
autoridades de nuestro pueblo, Pilato lo condenó a muerte en la cruz; no
obstante aquéllos que lo habían amado antes le permanecieron fieles. Al tercer
día se les apareció de nuevo vivo, entró otras mil maravillas, tal y como lo
habían predicho los profetas enviados por Dios. Y al día hoy el pueblo de los
que se llaman cristianos después de Él permanece."
Hoy cómo actualizamos
este hecho, que para los cristianos se constituye en el hecho salvífico, Creo
que será prioritario entender el contexto, la realidad y nuestro entorno, ya
han pasado más de 21 siglos en los que estamos hablando de este Jesús y sigue
interpelándonos, sigue teniendo seguidores y millones de hombres y mujeres
creemos en este Cristo que dio la vida por todos los nosotros.
Un segundo
elemento, los años no pasan en vano, y estos han dejado su huella, su sello. Y
la tradición cristiana se ha hecho parte de la vida y de la cultura, expresada
de diversas formas. Por lo tanto para no volverlo repetitivos, la pregunta es,
Cómo Jesús hoy vive su pasión muerte y resurrección entre nosotros. ¿Cómo se
está haciendo vida, este Cristo de la Cruz y este Cristo Resucitado?, ¿cómo lo
interpretamos en nuestra realidad existente?.
Volviendo a
nuestras fuentes, podemos decir, si Dios se nos ha revelado hoy, con mayor
razón debemos de sentir esa fortaleza de vivir en nuestra carne esa esperanza. La vida concreta, es presentada por muchos
signos de dolor, de opresión, de sometimientos. El hombre sigue pasando y
experimentando el sufrimiento, en carne propia. Ahí están millones de niños sin
comida, millones de jóvenes sin futuro. Cuando miramos al hombree vaciado del
amor, y sumido al hambre de poder y de dinero, seguiremos experimentando signos
de muerte. Cuando miramos la realidad somos testigos, queremos cambiarlos
Jesús a
través de esta experiencia de la Cruz, nos ha liberado de la atadura de la
muerte, nos ha liberado de los opresores, de los tiranos, de los injustos y nos
ha dado esa fortaleza de enfrentar, hasta lo último, y luchar por una nueva
vida. Su muerte, será una caída, pero su
resurrección será la que construirá comunidad, construirá otro tipo de sociedad.
Pienso que
para vivir de otra forma esta Semana Santa, más allá de los ritos y costumbres,
debemos de asimilar muchos valores que este momento nos lo da. Primero
contemplar el misterio de Cristo, es decir, que los hechos reflejados cada día, deben ser mirados en sus
detalles. ¿Qué vivió Jesús?, ¿por dónde pasó? y ¿cómo termina?. Al contemplar
estos misterios de nuestra fe, podemos meditar las diferentes respuestas que dá
Jesús. Pero al contemplar a este Cristo sufriente, podemos compadecernos de su
dolor, unirnos a su pasión.
Segundo,
debemos de comprender y valorar todos los símbolos que se tiene en las
celebraciones del triduo pascual: el juicio, la flagelación, la cruz, su muerte
y su resurrección. Descubrir, en estos
símbolos, la experiencia de Dios. Eso quiere decir también, mi propia
experiencia de Dios. Yo vivo a Dios en mi vida, pero ¿cómo Yo me adhiero en
este momento?, ¿cómo me dejo interpelar para seguir su camino?.
Tercero, son
nuevos tiempos, la vida en Cristo y su resurrección debe engendrar a un nuevo
hombre y una nueva mujer. Hoy debemos ser otros porque nuestra realidad lo
exige. Dios ha vivido su pasión, muerte y resurrección. Desde ahí nos ha dado a
la humanidad la oportunidad de tener una mente siempre abierta, sobre todo a Dios
y al pueblo; él como nosotros somos sensibles al clamor del otro. Dios nos pide
y nos enseña, por lo tanto debemos de vivir con el corazón abierto. Abierto a
recibir su misericordia, su ternura para compartirlo. El resultado de esta
experiencia será siempre mi disponibilidad. Todo ser humano que experimenta a
Dios en su vida, no lo deja, sino que le compromete. Hoy Dios nos seguirá
alentando para vivir disponibles para la misión, para llevar a otros este
misterio de mi fe.
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