NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, junio 20, 2025

Podemos cambiar?

 



¿En qué momento nos empieza a parecer normal todo lo que está pasando en Israel? Cuando lo grave se torna en anecdótico, vemos que el corazón del hombre o de la mujer se ha endurecido. Así estamos.  Y pueden dar ganas de tirar la toalla, porque no se ve manera de cambiarlo. O como diría la genial Mafalda, «que se pare el mundo, que me quiero bajar».

Pues me niego. No, señor. El ser humano es bueno. Somos fruto del amor de un Dios que es bueno. Su reflejo. Y toda oscuridad posible que esté ganando fuerza no es la altura a la que estamos llamados a vivir. Por eso el papa León criticó públicamente el recrudecimiento de la situación que está viviendo Israel con Irán, pues «nadie debe jamás amenazar la existencia del otro». Porque si uno lo piensa, es de locos.

Es de locos que los grandes mandatarios jueguen a las guerras como si fuera una partida de ludo. Es de locos que estén asesinando a miles de personas inocentes por su afán de poder. Personas con la misma dignidad y sueños que tú, que lees estas líneas. Pero más loco todavía que nosotros, consumidores de información, nos acostumbremos a ellas. Uno podría decir: «Ya, pero yo, ¿Qué puedo hacer?» Para empezar, orar sin descanso por la paz, «tomarnos en serio lo que rezamos cada día en el padrenuestro: “Como en el cielo, así en la tierra”», afirma nuestro papa.

Y considero que otro gran paso que sí que podemos dar en nuestro microcosmos es no ceder ni a la crispación ni a la desesperanza. Recordarnos que el corazón del ser humano es bueno y vivir todas nuestras relaciones desde ahí. No amargarnos ni consumir el contenido que busca que estemos enfrentadados e indignados. Que haya paz. Porque el mundo, aunque quiera Mafalda, no se puede parar. Pero, si quieres, se puede cambiar.

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