NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, noviembre 25, 2012

salmo del día comentado,


Salmo comentado

Domingo, 25 de Noviembre de 2012

Salmo 92
Gloria del Dios creador

1 Reina Yahveh, vestido de majestad,
Yahveh vestido, ceñido de poder,
y el orbe está seguro, no vacila.

2 Desde el principio tu trono esta fijado,
desde siempre existes Tú.

3 Levantan los ríos, Yahveh,
levantan los ríos su voz,
los ríos levantan su bramido;
4 más que la voz de muchas aguas
más imponente que las ondas del mar,
es imponente Yahveh en las alturas.

5 Son veraces del todo tus dictámenes; l
a santidad es el ornato de tu Casa,
oh Yahveh, por el curso de los días.


Grande es el reino de Dios, fuente de paz, de verdad y de amor
«Padre nuestro»: «Venga tu reino».
No eres, Señor, un emperador impasible, relegado en su cielo lejano, sino que estás presente en medio de tu pueblo como Salvador poderoso y grande en el amor.

La soberanía omnipotente de Dios se revela en el centro del Salmo, caracterizado por una imagen impresionante, la de las aguas caudalosas.
El salmista alude más en particular a la «voz» de los ríos, es decir, al estruendo de sus aguas.
El fragor de grandes cascadas produce, en quienes quedan aturdidos por el ruido y estremecidos, una sensación de fuerza tremenda.
Grande la potencia del mundo, de la ciencia; la potencia, mucho más grande aún, del Señor

Orígenes afirma: «El Señor reina, vestido de esplendor. Es decir, el que antes había temblado en la miseria de la carne, ahora resplandece en la majestad de la divinidad».
Para Orígenes, los ríos y las aguas que levantan su voz representan a las «figuras autorizadas de los profetas y los apóstoles», que «proclaman la alabanza y la gloria del Señor y anuncian sus juicios para todo el mundo»

San Agustín desarrolla el símbolo de los torrentes y los mares.
Como ríos llenos de aguas caudalosas, es decir, llenos de Espíritu Santo y fortalecidos, los Apóstoles ya no tienen miedo y levantan finalmente su voz.
Pero «cuando Cristo comenzó a ser anunciado por tantas voces, el mar inició a agitarse».
Al alterarse el mar del mundo la barca de la Iglesia parecía fluctuar peligrosamente, agitada por amenazas y persecuciones, pero «el Señor domina desde las alturas»: «camina sobre el mar y aplaca las olas»

Sin embargo, el Dios soberano de todo, omnipotente e invencible, está siempre cerca de su pueblo, al que da sus enseñanzas.
En el último versículo:
al trono altísimo de los cielos sucede el trono del arca del templo de Jerusalén;
a la potencia de su voz cósmica sigue la dulzura de su palabra santa e infalible:
«Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término»

San Gregorio Nacianceno, el «teólogo» por excelencia entre los santos Padres dice en una de sus hermosas poesías, en la que la alabanza a Dios, soberano y creador, asume una dimensión trinitaria:

«Tú (Padre) has creado el universo,
dando a cada cosa el puesto que le compete
y manteniéndola en virtud de tu providencia...

Tu Palabra es Dios-Hijo:
en efecto, es consustancial al Padre, igual a él en honor.
Él ha constituido armoniosamente el universo, para reinar sobre todo.
Y, abrazándolo todo, el Espíritu Santo, Dios, lo cuida y protege todo.
A ti, Trinidad viva, te proclamaré solo y único monarca,
fuerza inquebrantable que gobierna los cielos,
mirada inaccesible a la vista pero que contempla todo el universo
y conoce todas las profundidades secretas de la tierra hasta los abismos.

Oh Padre, sé benigno conmigo:
que encuentre misericordia y gracia,
porque a ti corresponde la gloria y la gracia por los siglos de los siglos»

Si Israel cantaba entusiasmado con este salmo el nuevo reino de Dios restaurado después de Babilonia, que el entusiasmo del nuevo pueblo de Dios no sea menor ante la resurrección de Cristo:
Tu triunfo, Señor, es admirable; llenos de alegría, celebramos tu reino, en el cielo y en la tierra, la esperanza de la resurrección y aquí el triunfo del amor, la justicia y la paz

Todo aclama al Señor, todo le canta

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