NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, diciembre 02, 2012



A DIOS ORANDO

Y CON ABBÁ CONVERSANDO

Domingo, 1º de ADVIENTO, 2 de Diciembre de 2012


Hay que rezar con una esperanza ilimitada de ser escuchados. San Juan Bosco

Jamás se te caiga de la mano un libro sagrado, haced oración a menudo. San Jerónimo

Jesús no nos enseñó a predicar, no nos enseñó a cantar. Nos enseñó a orar. Autor desconocido

La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios. Beata Madre Teresa de Calcuta

La fidelidad a la oración y la caridad fraterna serán para nosotros señales de discernimiento para comprobar la autenticidad del abandono. Jaume Boada


                          Invocación al Espíritu Santo
ESPÍRITU SANTO, ALMA DE MI ALMA
(P. José Kentenich)

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma,
te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.
Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar,
cargar y soportar.

Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo SÍ a los
deseos y al querer del eterno Padre Dios.

                                                                          Evangelio de San Lucas (21, 25-28.34-36)


Dijo Jesús a sus discípulos:

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mal y el oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán.
Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación por el dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.

¡Levantaos!... Alzad la cabeza!... ¡Despertaos!....


INDIGNACIÓN Y ESPERANZA

Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva.
Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

Este mundo que nos sostiene no es definitivo.
Un día la creación entera dará "signos" de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su atención no se concentra en los "acontecimientos cósmicos" que se puedan producir en aquel momento.
Su principal objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte

El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total.
Lentamente, en medio de luces y tinieblas, escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos "Dios".

No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad.
El "último día" no es un día de ira y de venganza, sino de liberación.
Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables:
"Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".
Sólo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.
Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza.
Un día los poderes financieros se hundirán.
La insensatez de los poderosos se acabará.
Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida.
Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores.
"Tened cuidado: que no se os embote la mente". No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. "Estad siempre despiertos". No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia?
¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos?
Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza.
Y sólo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

José Antonio Pagola

conTIgo en este año de la fe

Oración final
Gracias, Señor: Por haber llegado al final de este año creyendo, confiando y amándote.
Fueron muchas veces las que animaste mi fe, las que corriste a mi encuentro.
Siempre sentí el calor de tu mano, aún en plena oscuridad.

Gracias por las ayudas, la compañía y la alegría que me han brindado las personas.
Gracias por tantos ojos como me miraron con ternura.
Gracias por tantas manos como se adelantaron a estrechar la mía.
Gracias por tantos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron.
Gracias por tantos oídos que me escucharon.
Gracias, Señor, por tanto como he recibido, que no fueron méritos míos, sino dones tuyos...

Gracias por el mérito que me estimuló.
Por la salud que me sostuvo,
por el trabajo que desempeñé,
y por el descanso de que disfruté.
Gracias por aquel fracaso y aquella desilusión.

Ayúdame, Señor, quiero comenzar con fuerza este nuevo año de mi vida.


CONTIGO SIEMPRE, ABBÁ



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