NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, abril 29, 2013

LO DIVINO DE LUCHAR POR LOS DERECHOS


La lucha por los derechos humanos además de ser una exigencia ética ineludible par todo hombre y una parte importante de la práctica cristiana o de la misión de la iglesia, tiene también una dimensión teologal. Afirmar esto, es el reto del presente artículo: que Dios y la lucha por los derechos humanos están en correlación, que desde Dios se puede comprender y realizar mejor esa lucha y que desde la lucha por los derechos humanos se puede corresponder mejor a Dios.
 
El tema puede enfocarse de dos formas. Una es mostrar cómo la relación de Dios exige absolutamente la lucha por los derechos humanos. Dios sale en defensa de los derechos
de los oprimidos, de los huérfanos y de las viudas, de los pobres. Este aspecto está en el núcleo de la fe en Dios. Para el creyente en Dios, la lucha por los derechos humanos es una exigencia ineludible.
La otra forma de enfocar el problema es viendo de abajo arriba, cómo la lucha por los derechos humanos nos introduce en la realidad de Dios y del Dios de la revelación
cristiana; no tan sólo práctica ética exigida por Dios, sino introducirnos en la realidad de Dios.

La lucha por los derechos humanos es una realización in actu de la fe en Dios, una mejor comprehensión del Dios en quien se cree. La realización de la fe, en este caso la lucha por los derechos humanos, es lo que devuelve el carácter primigenio de "palabra" a la revelación de Dios.
 

LO "SANTO" DE LA LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANO
Primero deberíamos preguntarnos: ¿hay algo santo en el mundo de hoy?
El término
"santo" quizás parezca demasiado cercano al lenguaje religioso de lo "divino", pero puede poseer su propia eficacia, pues lo santo implica salvación para quien responde y se introduce en ello.
Podemos preguntarnos de nuevo: ¿hay algo que se presente como último, que exija al hombre y se le presente como promesa?, ¿hay algo que impulse a ir más allá del propio
yo?
A lo largo de la historia siempre ha habido eso que llamamos santo, hoy no cabe duda de que la defensa de los derechos humanos se presenta para muchos como algo santo, absoluto. Esto es una realidad, ciertamente en todos países del  mundo.
Para muchísimos hombres y mujeres, vivir es una pesada carga y una difícil tarea, porque otros se lo impiden. Y sin embargo el derecho a la vida no es algo añadido a la naturaleza del hombre sino que es otra forma de afirmar la ultimidad de la vida.
Es verdad que en varias zonas del mundo la vida está ahora suficientemente asegurada; pero no para la mayor parte de la humanidad. Las estadísticas sobre el hambre, la desnutrición, la mortalidad infantil, el desempleo  son bien conocidas. Esto define nuestro mundo como un mundo de pobres sin nadie que les haga justicia ya.
La iglesia debe participar de esta lucha por la vida de los pobres, de esto depende en gran parte la fe en ella. No basta que la iglesia tenga una doctrina sobre los derechos humanos, ni siquiera sólo que la predique. No basta con que la iglesia exija "sus" derechos humanos dentro de la sociedad (educación, libertad)., No basta que los cristianos dentro de la iglesia exijan sus derechos. Para que la lucha por los derechos humanos sea en verdad eclesial, no debe perder de vista su raíz teologal. Antes que nada hay que luchar por los derechos de los otros y de esos otros que son privilegiados de Dos, los pobres de este mundo.
Cuando esto ocurre todo lo demás queda iluminado. Entonces la iglesia podrá exigir con credibilidad. De esta forma la lucha por los derechos humanos y la defensa de la vida de los pobres se convierten en actual y eficaz sacramento de salvación.

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido amig@, gracias por tu comentario