NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, octubre 03, 2014

Abrir la mente, el corazón, los días

Abrir la mente, el corazón, los días
 
La vida no puede ser existir, vegetar, pasar por los días sin más. No puede ser quedarse
atrapado en convenciones e inercias, en un mar de conformismo, en la aceptación serena
de cómo son las cosas. La vida es luchar, y es soñar, es imaginar algo que aún no está y
lanzarse a perseguirlo. Es equivocarse y acertar. Es dejarse golpear por las palabras,
por las noticias, pero también dejarse acariciar hasta el extremo.
La vida no puede ser encerrarse en lo ya sabido, sino abrirse, al mundo, al otro, a Dios…



«Me dijo: Hijo de Adán, abre un boquete en el muro. Abrí un boquete en el muro y
vi una puerta» (Ez 8, 8)


No es fácil dejar que algo nuevo entre dentro de uno.
Piensa en cuánta información, a lo largo del día, te puede alcanzar, pero al final pasa de largo.
Hoy en día el 'me gusta' está un poco devaluado. Lo utilizamos en las redes sociales.
Tan pronto me gusta un vídeo viral como un poema, como una reflexión, una foto o una canción.
Es un gusto inmediato, que, si te descuidas, se queda en la piel, no entra dentro de ti hasta
conmoverte, desgarrarte o elevarte al cielo.
Y, sin embargo, todos necesitamos ese otro sentimiento que es anhelo,
que es deseo y pasión profunda. Ese deseo apremiante, llámalo sed… de gente,
de respuestas, de sentido, de motivos.
Lo necesitamos porque es eso lo que vamos a perseguir de verdad.
Eso que hace que abras las puertas de dentro…









 ¿Qué deseas?
¿Qué 'te gusta' hasta el punto de poner la vida

en juego por ello?


«Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno?
Nadie es bueno sólo Dios» (Mc 10, 18)








En ocasiones hay que dejarse cuestionar hasta en las certidumbres más asentadas. La apertura al mundo, la capacidad para zambullirte en lo que te rodea y
dejar que te interpele, tiene su reverso. Lo nuevo, probablemente, te descoloque,
te saque de unas cuantas seguridades y te plantee muchas preguntas.
A veces damos tantas cosas por sentado, asumimos, sin objeción ni alternativa,
cómo es la realidad. Y lo mismo da que hablemos de sociedad,
de personas, de uno mismo, o de Dios.
Sin embargo, la realidad no es ese todo compacto que uno posee y controla.
Es, más bien, provocación, pregunta constante, novedad, apertura y
cuestionamiento de las propias certidumbres.















¿Te dejas descolocar?
Ante lo que te resulta nuevo,

 diferente o con lo que no siempre estás de acuerdo
¿Te pones a la defensiva de manera cerrada,

o eres capaz de dialogar?

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