REFERENCIAS EQUÍVOCAS
José Marins
Un sabio y santo Obispo (cultivaba ambos valores) me
enseñó: - Padre José, no tema gastar tiempo en evaluar dónde está gastando sus
energías y su tiempo. Además de dedicación y perseverancia, que no le falte inteligencia.
No basta moverse, hay que saber “para dónde se va”.
En aquella época aún no conocíamos el GPS.
Consecuentemente, mantener el rumbo era cuestión de sentido común e
inteligencia. (De aquí a intuir la limitación de técnicas modernas...)
A título de ejemplo, es útil revisar nuestros rumbos
pastorales:
1. Los bancos de la iglesia pueden estar repletos de
fieles para la misa u otra devoción. Esos cientos de personas, ¿tienen
conciencia de que constituyen aquí y ahora una asamblea local de la Iglesia de
Jesucristo?
2. Las homilías se pueden reducir a una abundancia de
retazos del Evangelio que no se orientan a nada efectivo. Después de una década
escuchando los sermones dominicales en la misma iglesia, ¿cuál es el marco de
referencia que quedó en la mente y en el corazón de los oyentes, si todavía se
acuerdan de algo?
3. Los seminaristas, alrededor de los 24 años de edad,
al presentarse para la ordenación, ¿han madurado suficientemente no sólo
teológica, bíblica y espiritualmente, sino también emocionalmente, para un
ministerio eclesial para todo el pueblo - adultos varones y mujeres, jóvenes,
gente de mucho más edad y madurez humana que ellos?
4. Los presbíteros diocesanos, así como los
presbíteros religiosos, ¿tienen conciencia efectiva de que forman un
verdadero y responsable presbiterio de la Iglesia local?
5. Los millones de niños/as bautizados/as en cada
década, ¿fueron también evangelizados/as? ¿Tuvieron oportunidad de un encuentro
de conversión – kerigma?
6. El matrimonio que ante la comunidad eclesial y ante
Dios hace su juramento de fidelidad matrimonial, ¿cree que está contrayendo un
compromiso para toda la vida, o más vale tiene la impresión de que todo quedará
a nivel de la “buena suerte”, como un billete de lotería premiado?
7. El sacramento de la penitencia, además de ser una
revisión y purificación personal, ¿lleva también a una conversión comunitaria y
estructural?
8. Los católicos, ¿tienen hacia la Biblia la misma
devoción que dedican a sus santos preferidos?
9. El Pueblo de Dios, ¿llega a conocer la gran
cantidad de documentos del magisterio papal, episcopal y parroquial? ¿Y el
clero?
10. La profusión de sacramentos y sacramentales
dispensados en la vida parroquial, ¿llegó a suprimir, en la práctica, el “ex
opere operantis” que Trento consideraba también necesario para la vida de los
sacramentos?
REFERENCIAS PARA REVISAR
1. En mi experiencia de más de medio siglo
en contacto con las comunidades eclesiales católicas en todos los Continentes,
siempre me llamó la atención cómo los presbíteros y el personal eclesiástico
están siempre atareados (o por lo menos dan esa impresión). Y en la mayoría de
los casos son principalmente realidades, desafíos, problemas internos de la
institución. Es decir que las energías y el tiempo de los ministros ordenados,
y con ellos la mayoría del personal responsable, se ocupan prioritariamente (a
veces
únicamente):
a) de las devociones,
b) de los sacramentos,
c) de la administración
d) de ALGUNA formación exigida por las cuatro tareas
que acabamos de mencionar.
Las novenas, las peregrinaciones a lugares sagrados,
las procesiones y quermeses, la construcción o el mantenimiento de capillas o
salones parroquiales, el boletín o periódico parroquial, las celebraciones de
las fiestas del panteón parroquial, las campañas económicas, las misas y
reuniones de los múltiples movimientos y asociaciones, las reuniones a nivel
diocesano, regional o local... no dejan prácticamente espacio libre en la
agenda pastoral.
2. Las parroquias y otras estructuras eclesiásticas
canonizaron el método de esperar y atender a los fieles: del mantenimiento. La
búsqueda de recursos económicos es como el fantasma (los
demonios) de toda organización eclesiástica, tanto local como
diocesana.
3. En todas partes (diócesis y prelaturas) hay escasez
de ministros ordenados. En el último siglo la Iglesia católica insistió en la
urgencia de buscar vocaciones presbiterales y formarlas en los seminarios
organizados a partir del Concilio de Trento (siglo XVI). Los laicos son arreados
por alguno de los múltiples Movimientos o Asociaciones católicas, altamente
apreciadas por autoridades eclesiales de gran prestigio y poder.
4. En la práctica, el clero es la Iglesia: está en la
cumbre de la pirámide de la institución (que gráficamente se representa mejor
por una pirámide que por un círculo, puesto que ejerce responsabilidad (dígase
poder) sobre la entera práctica religiosa católica, según el escalón que le
está confiado.
5. La mujer, que es el grupo humano más dedicado a lo
religioso, no tiene un papel significativo en la estructura, en las decisiones
y en la marcha de las instancias eclesiales (parroquias, diócesis).
6. Está de más decir que hay mucho heroísmo,
dedicación y práctica de grandes virtudes en el personal eclesiástico, tanto
laicos como ministros cualificados. Sin embargo:
a) millones de personas
dejan anualmente a Iglesia católica, sea para pasarse a otra tradición
cristiana (o religiosa), sea simplemente por dejar de practicar cualquier
religión. Algunos analistas alertan que el ateísmo explícito y militante es
algo que se está desarrollando rápidamente en los países de América Latina.
b) La gran mayoría de los bautizados católicos no
saben dar razón de su fe, no forman parte de una comunidad eclesial; se
quedaron en un nivel ecléctico de religiones: africanas, indígenas, budista y
otras de origen asiático, espiritismo, y nuevas comunidades
neo-pentecostales... O dejaron de interesarse por una pertenencia eclesial...
Suelen argumentar diciendo: “Dios sí, Iglesia no”.
c) La juventud actual no está con la Iglesia. Algunos
grupos de jóvenes que todavía quedaron, en general tomaron una
perspectiva conservadora rayana en la obsesión. Los progresos de la
electrónica – face book, celular, video - hacen de ellos una
multitud de individuos que no constituyen un significativo movimiento de
renovación.
d) Las conclusiones del Vaticano II, en gran parte
fueron anunciadas de modo general, pero no llegaron a transformar el modelo de
Iglesia dominante. Para muchos, el concilio quedó viejo antes de ser
inaugurado. Otros más sensatos insisten en que, después de 50 años de la última
sesión conciliar, ya es tiempo de una actualización, ante la realidad que en
este último medio siglo no dejó de sorprendernos continuamente con sus
novedades y conquistas. La mayoría de los cardenales, obispos y presbíteros
actuales todavía activos, cuando concluyó el Vaticano II (8 de diciembre de
1965) tenían poco más de diez años de edad.
e) La formación de los presbíteros está desfasada
f) La Iglesia católica no ha sido fundamentalmente
misionera en el sentido del envío de Jesús (Mt. 28,19-20). El término “Santas
Misiones” siguió siendo una programación limitada y ocasional para reanimar el
fervor de las comunidades católicos (“Salva tu alma”)
g) Cuando desapareció la llamada Acción Católica, la
Iglesia Católica no continuó creando en los diferentes sectores humanos
(obrero, rural, universitario, técnico, artístico, científico,
etc.) grupos especializados de laicos militantes. Hasta hoy la
pastoral católica siente esa ausencia. Los movimientos y “pastorales” no
alcanzaron a sanar esa ausencia.
+ Lo que mueve la historia es la religión (Arnold
Toynbee). Lo que mueve la religión tiene que ser únicamente el amor
(Jesucristo). A pesar de equivocaciones y limitaciones, la gracia de Dios no
nos abandona y nos socorre siempre con nuevas oportunidades en la Familia, como
hizo el Padre Bueno de la parábola de Lucas (15,11-31).
Presbítero José Marins
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