A DIOS ORANDO
Y CON ABBÁ CONVERSANDO
Viernes 2 de Noviembre de 2012
FIELES DIFUNTOS
"Cuanto más absorto está un hombre en la oración, menos conciencia tiene de que ora, porque permanece oculto a su propia mirada."
"Para ser mucho con Dios, hay que estar mucho con Dios."
“La oración no es un deber, es un derecho."
"Vivir sin orar es vivir sin Dios."
"No buscarías el rostro de Cristo en la oración si no hubieras ya sentido su mirada posarse en ti."
Invocación al Espíritu Santo
Rey celestial, Consolador,
Espíritu de la verdad,
que estás presente en todas partes
y lo llenas todo,
Tesoro de todo bien y Fuente de vida,
ven y haz de nosotros tu morada,
purifícanos de toda mancha
y salva nuestras almas,
Tú que eres bueno.
(Oración de la liturgia bizantina)
Evangelio según San Marcos (15, 33-39; 16, 1-6)
Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con voz potente:
“Eloí, Eloí,¿lemá sabactaní?” (que significa:Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
“Miren, esta llamando a Elías”.
Uno corrió a empapar una esponja de vinagre la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo: “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo”.
Pero Jesús dando un fuerte grito, expiró.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo.
El oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo:
“DE VERAS ESTE HOMBRE ERA HIJO DE DIOS”.
Transcurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús.
Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro.
Por el camino se decían unas a otras: “¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?”
Al llegar, vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo.
Pero él les dijo:
“No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado.
No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto”.
---------------
Jesús, dando un fuerte grito, expiró
Hoy, día de los Fieles Difuntos, iluminamos nuestra muerte desde el Cristo crucificado.
El único horizonte desde donde y hacia donde podemos iluminarla.
El evangelio destaca la profunda unidad entre el Jesús crucificado y el Cristo glorioso, ya que la resurrección de Jesús sólo es comprensible a la luz de su vida, pasión y muerte; y viceversa.
Otro tanto podemos decir de la fe cristiana en la resurrección de los muertos, que igualmente está en profunda unidad con lo que cada persona fue en vida.
De este modo se destaca la unidad fundamental entre lo que acontece en la vida y lo que se espera después de la muerte.
En su narración de la vida misionera de Jesús, el Evangelio de Marcos coloca la expresión “Hijo de Dios” al inicio (Mc 1,1) y al final (Mc 15,39) para darnos a entender de qué manera esa experiencia espiritual configuró toda la existencia de Jesús y cómo podemos convertirla en el eje de todos nuestros valores.
Jesús nos enseña qué significa vivir como hijos de un mismo Padre y cómo superar el individualismo, para crecer en la capacidad de comunión con los hermanos.
Al mismo tiempo, nos ayuda a comprender cómo esa dimensión de comunión filial con Dios nos exige convertirnos a los valores del evangelio (Mc 1,14-15) y trascender los valores del mundo presente.
¿Caminos de Bienaventuranzas que meditábamos ayer vs malaventuranzas de la sociedad?
El tema de la «vida eterna» no es un tema tan pacífico o intocable como parecería.
Buena parte de la reflexión teológica actual está pidiendo replantear nuestra tradicional visión al respecto.
No es fácil, en efecto, volver a profesar en plenitud de conciencia lo que tradicionalmente hemos creído:
que somos un compuesto de cuerpo y alma, que el alma la ha creado Dios directamente en el momento de nuestra concepción, y que como tal es inmortal;
que la muerte consiste en la separación de cuerpo y alma, y que en el momento de la muerte Dios nos hace un juicio particular y nos premia con el cielo o nos castiga con el infierno, con lo que ya sabemos que son estas dos figuras.
¿Acertaremos a separar el grano de la paja, lo que es filosofía de lo que es fe?
¿Renunciaremos a querer entender y explicar lo del MÁS ALLÁ con categorías del más acá?
No resulta fácil hablar de estos temas, ni siquiera consigo mismo.
Pero sería necesario hacerlo. La teología está asumiendo este desafío.
Y siempre está la fe, clara, decidida: en Ti confío.
¿Explicar cómo, de qué manera, cuándo? Es tu problema, Señor, no el mío y yo sé que Tú me lo solucionas y muy bien, ciertamente. Tú sabrás cómo es.
Bendice, Padre, a tantas personas que quitan las piedras del sepulcro de gentes abatidas y las devuelven a la alegría, a la esperanza, a la vida.
Perdona y llena de tu luz a quienes entierran ilusiones ajenas y despedazan la vida de otros.
No permitas que pase ni uno solo de mis días sin sembrar Paz, Justicia, Amor,.... tu Reino
Oh buen Jesús, que te compadecías de los dolores ajenos, mira con tu amor misericordioso, escucha la súplica que te hacemos, y por tu bondad concede a todos nuestros seres queridos y a todos los difuntos el gozar de la alegría eterna en el seno de tu infinito amor.
Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
¡QUÉ GUSTO, JESÚS, SENTIR TU RESURRECCIÓN Y LA NUESTRA!
CONTIGO SIEMPRE, ABBÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido amig@, gracias por tu comentario