NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


miércoles, noviembre 21, 2012

orar siempre,



A DIOS ORANDO

Y CON ABBÁ CONVERSANDO

Jueves, 22 de Noviembre de 2012

Conformarse con la voluntad de Dios es la oración más hermosa del alma cristiana.
San Alfonso María de Ligorio

Contemplar o rezar contemplativamente exige la disposición de estar ahí sin HACER nada.
Pedro Finkler

Con la oración conocemos nuestro puesto en presencia de Dios, quién es Dios y quiénes somos nosotros.
San Maximiliano Mc Kolbe
Con la oración y el sacrificio se prepara la acción.
San Juan Bosco

Con sólo cinco letras se construye una oración completa: “ JESÚS”.
Alicia Beatriz Angélica Araujo

Invocación al Espíritu Santo

Tú que lo aclaras todo
Espíritu Santo, Tú que me aclaras todo,
que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal.
Tú que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen
y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo.

Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo
y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material.
Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua.
Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos.
Gracias Dios mio.

Evangelio según san Lucas (19, 41-44)

En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:

¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz!
Pero eso está oculto a tus ojos.
Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán.
Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra,
porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”.



 
*           *             *           *          *

¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!
En el itinerario de Jesús la ciudad de Jerusalén es el escenario de su confrontación final con los representantes del Israel institucional.
Ante la vista de las magnificas edificaciones de Jerusalén Jesús lamenta que detrás de esa belleza arquitectónica se oculte la violencia, la injusticia y la impiedad.
Todo el despliegue cultual, ritual e institucional que pretende mostrar a Dios en realidad lo oculta.
Y, tal vez, el mayor conflicto que se encubre tras esos magníficos muros es el acuerdo entre las autoridades locales y los invasores romanos para oprimir y explotar a ese pueblo fiel y creyente que vive su fe en medio de grandes contradicciones.
Esta lamentación de Jesús se hizo realidad unos treinta años después de su muerte cuanto la guerra entre los fanáticos religiosos judíos y los ejércitos romanos condujeron a la destrucción del Templo, la Ciudad y la Nación.
Dentro de pocos días nuestras ciudades se embellecerán con los arreglos navideños y todo el despliegue publicitario nos ocultará la violencia, la injusticia y las grandes contradicciones que incrementan con el crecimiento de la ciudad.
Jesús hace un llamado para que hagamos de nuestras ciudades un espacio de paz.
Pero no de la paz comprada al precio de la sangre, sino aquella que proviene del bienestar y de la armonía de las relaciones humanas.

Jesús llora, pues ama su patria, a su pueblo, la capital de su tierra, el Templo.
Llora porque sabe que todo va a ser destruido por culpa del pueblo mismo que no sabe percibir ni valorar la llamada de Dios dentro de los hechos.

La gente no percibe el camino que podría llevarlo a la Paz, Shalóm.
Pero ahora esto está oculto a tus ojos.
Esta afirmación evoca la crítica de Isaías a la persona que adoraba los ídolos: “Se alimenta de ceniza, un corazón engañado le extravía y no salva su alma, diciéndose: ¿No es mentira lo que tengo en mi diestra?" (Is 44,20).

La mentira estaba en sus ojos y por esto se volvieron incapaces de percibir la verdad.
Como dice San Pablo: “Ellos se rebelan a la verdad y obedecen a la injusticia” (Rom 2,8).
La verdad se hace presa de la injusticia.

En otra ocasión, Jesús lamenta que Jerusalén no sepa percibir ni acoger la visita de Dios: "¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido!
Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa” (Lc 13,34-35)

¡Si yo comprendiera hoy lo que me puede traer la paz y lo que me la quita!

¡Si mi nuestro pueblo comprendiera hoy lo que nos puede traer la paz y lo que nos la quita!

¡Si el mundo comprendiera hoy lo que me puede traer la paz y lo que me la quita!

¡Si mi Iglesia comprendiera hoy lo que nos puede traer la paz y lo que nos la quita!



                                  Oración final

            ORACION POR LA PAZ (Juan Pablo II)


Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura
y que guías los eventos de la historia a la meta de la salvación;
reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad
y, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.

Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan encontrar entre sí la armonía.

Para que todos puedan comprometerse en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.

(Día Mundial por la Paz, 1 de enero del 2002)

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