NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


sábado, noviembre 03, 2012

orar siempre,


A DIOS ORANDO

Y CON ABBÁ CONVERSANDO


Sábado, 3 de Noviembre de 2012

"La oración es un incienso que asciende a Dios, es simplemente derramar el contenido del corazón de una persona delante de la presencia de Dios."
"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz."
"Nunca eres tan grande, como cuando te arrodillas delante de Dios."
"Unir mente, cuerpo, alma y el silencio en un solo ambiente o lugar. De esta forma podremos escuchar lo que Jesús quiere en nosotros y para ayudarnos en cualquier situación."

Invocación al Espíritu Santo


Oración de Juan Pablo II

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo de tu Palabra y prepara nuestro espíritu para celebrarla con fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.

Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la historia.

Evangelio según san Lucas (14, 1. 7-11)

Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:

Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte:
Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento.

Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga:
Amigo,acércate a la cabecera’.

Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados.
Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.

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                                         Quien se enaltece será humillado, y quien se humilla será enaltecido

Las palabras del evangelio son chocantes para quienes consideran que ese mensaje coloca todo “patas arriba”.
En realidad, lo que ocurre es todo lo contrario.
El mundo, con su exaltación del consumo y del placer, ha trastocado los valores vitales de la existencia humana, y lo que hace el evangelio es colocar nuevamente todo en perspectiva.
¿Qué vale más? ¿Los puestos de honor en la escala social o el respeto absoluto por todas las personas, incluso las más humildes?
El evangelio nos diría que sólo la persona humana tiene un valor absoluto y que el resto son puras convenciones sociales que se ajustan a las conveniencias de quienes se alternan en el poder.

“Humillarse”, en la enseñanza de Jesús, no significa someterse a las ínfulas del poder sino reconocer que somos «humanos», salidos de la tierra (humus) y que Dios nos quiere como somos y por lo que somos, y no por el poder que alcanzamos, sea éste económico, político, social o religioso.

Jesús entiende la vida como un banquete en el que podemos entrar en comunión con todos los invitados, o en el que podemos enfrascarnos en juegos de control y de poder, pretendiendo ser más que los otros, pero sin reconocer que, al final, todos estamos en la misma sala y corremos la misma suerte.


Señor Jesús, manso y humilde.
Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
Dame la gracia de la humildad,mi Señor manso y humilde de corazón.

No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.

No sé de dónde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que otros... Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

Dame la gracia de perdonar de corazón, de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan.
Dame la gracia, poder, con tranquilidad, criticarme a mi mismo.

La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros.
Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago.

Ayúdame, Señor, a pensar menos en mí y abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos.

En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo, poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno.

Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Así sea.

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