A DIOS ORANDO
Y CON ABBÁ CONVERSANDO
Martes, 6 de Noviembre de 2012
"El mero hecho de orar es aborrecible para las fuerzas del mal, por ello encontrará casi siempre todo tipo de tropiezos que tendrán alrededor el olor del humo de azufre."
"Aquellos que mejor conocen a Dios son a menudo los más ricos y poderosos en la oración."
"He visto a muchos hombres trabajar sin orar, pero nunca he visto uno que haya orado y no haya trabajado."
"La oración no significa pedirle a Dios todo lo que necesitamos, es más bien el deseo vehemente de estar ante Su presencia."
Invocación al Espíritu Santo
VEN, ESPÍRITU DE AMOR Y DE PAZ.
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia,
haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,
y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita la solidaridad para con los necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren,
acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
Todo para gloria tuya por el servicio a todos mis hermanos
VEN, ESPÍRITU DE AMOR Y DE PAZ.
Evangelio según san Lucas (14, 15-24)
Uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”.
Entonces Jesús le dijo:
“Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse.
Uno le dijo: ‘Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes’.
Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes’.
Y otro más le dijo: ‘Acabo de casarme y por eso no puedo ir’.
Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el señor se enojó y le dijo al criado:
‘Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’.
Cuando regresó el criado, le dijo:
‘Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar’.
Entonces el amo respondió:
‘Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa.
Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete’
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Sal por los caminos e insísteles que entren y se llene la casa
En los cruces de los caminos se juntaban las personas ‘indeseables’: desempleados, prostitutas, deudores morosos, lisiados y enfermos.
Los invitados a una boda eran todas las personas deseables: acaudalados terratenientes, reconocidos rabinos, prestigiosos sacerdotes, damas de alto copete, etc.
Jesús nos muestra cómo quienes han acudido a su llamado pertenecen en su mayoría a los de la primera categoría y muy pocos a la segunda.
¿Por qué las personas ‘importantes’ no le prestan atención?
Por la simple y llana razón de que las preocupaciones derivadas de sus bienes, de su trabajo y de su familia acaparan todas sus fuerzas y deseos y ya no les queda sino un interés residual por otras ofertas que, aunque sean importantes en el plano religioso, carecen de significado en el plano pragmático.
Al llenarse la casa de gente socialmente insignificante sobra aún espacio, porque estas personas están acostumbradas a compartir el techo y la comida y, por eso, aunque son más consumen menos y alcanza para otros que están abandonados en senderos y veredas (¿será?
Un invitado expresa su deseo de participar en el banquete del mundo futuro (15);
no sabe que el banquete del Reino ya se da en la comunidad de Jesús (5,29).
Los que van a gozar de ese banquete son los que él menos se espera;
quienes ponen los propios intereses por encima del reino de Dios quedan excluidos de él (16-20). Los tres ejemplos resumen la respuesta de todos (18);
los que viven para sí no aceptan la invitación 8cf. 8,14: "preocupaciones, riquezas, placeres"; 14,26.33; 18,24).
Indignación del dueño de la casa ante el desprecio.
El designio divino de salvación universal (el reinado de Dios) se realizará aunque Israel, la Iglesia, el primer invitado, lo rechace.
Gratuidad absoluta: se invita entonces a los que no poseen nada, figura de los paganos (21).
Como no se consideran dignos, han de ser persuadidos a entrar (23).
Los primeros quedan excluidos definitivamente
Resuena en mí tu invitación. Siempre.
No sé si en verdad te respondo
¿Mi pueblo, mi tierra, mi gente, mi Iglesia, te rechazamos?
Me da miedo, Tú lo sabes, si no te estaré despreciando, si acaso estaré satisfecho en mi mediocridad,
A pesar de todo: quiero hacer tu Reino, aquí, ya, que todo vaya teniendo un poco más de alegría.
Y sabiendo o no sabiendo si desprecio tu banquete, te agradezco tu invitación.
No sé si la recibí en casa o en los caminos, pero igual te agradezco.
Sin ella, nada tiene sentido. Si tú no eres, no me interesa ser a mí.
Es verdad: “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”.
Te amo, Señor, porque eres infinitamente amable.
Quiero amarte con toda mi inteligencia, con toda mi voluntad, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas.
Quiero amarte como tú me amas, con un amor hecho de esfuerzo y entrega.
Te ofrezco este día como una manifestación de mi amor.
Quédate conmigo durante toda mi jornada.
CONTIGO SIEMPRE, ABBÁ
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