NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, noviembre 05, 2012

salmo del día comentado,


El salmo de hoy comentado

Martes, 6 de Octubre de 2012

Salmo 22 (2ª parte)

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan: viva su corazón por siempre.
Lo recordarán y volverán al Señor desde los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer, todo lo que hizo el Señor.

El salmo 22 sorprende por el giro que da, desde su inicio hasta su final.
Comienza con un clamor angustiado: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
Salmo de la Pasión y cuyos versos más conocidos son el retrato de un hombre desesperado, acosado, que suplica auxilio a Dios.

Pero este salmo termina con estrofas luminosas y exultantes.
Termina con una promesa que el poeta narra en presente, como algo que se está cumpliendo.
Dios, finalmente, restablecerá la justicia.
Ante el hombre humilde, que se postra ante él, Dios hará resplandecer su bondad y lo bendecirá con toda clase de bienes.

Hay en este salmo una fe profunda en la justicia divina y en su victoria sobre el mal.
Y, al mismo tiempo, hay una condición: el fiel debe cumplir sus votos.
El hombre encontrará a Dios si antes lo busca con sinceridad.
Se hace necesaria la humildad, ese reconocerse carente, desvalido, pobre.
Hay un vaciamiento interior previo antes de poder llenarse de Dios. Es preciso morir antes de resucitar.

También describe una visión utópica, en la que todo el mundo alaba y rinde homenaje a Dios.
Todo el mundo lo busca, y ante él se postrarán las naciones.
Dios reinará en el mundo de los vivos, pero también en el de los muertos: “Ante él se postrarán las cenizas de la tumba”. Esta frase es impresionante.
Está anunciando que Dios, el viviente, el Señor de los vivos, no sólo dominará el mundo físico, sino también la misma muerte.
Está preludiando la resurrección y otra vida, eterna, imperecedera.
Nuestro mundo, ciertamente, busca a Dios.
A veces esa búsqueda tiene otros nombres: un afán de plenitud, de eternidad, de felicidad, de belleza…
La humanidad está sedienta de trascendencia, y la busca por mil caminos.
El salmo afirma que quien busca y encuentra a Dios, será saciado de todas sus hambres. “Me hará vivir para él”, “vivirá su corazón por siempre”.
La fe en Dios va acompañada, siempre, de la vida. Y no una vida cualquiera, sino “para siempre”.
Una vida plena, que colma los anhelos más íntimos del ser humano.


"Padre, en tus manos pongo mi Espíritu."

- "A ti, Padre, mi espíritu te entrego",
un espíritu doliente y humillado,
que fue a tu voluntad siempre entregado
porque nunca a la mía tuve apego.

Sabía que la cruz no iba a ser juego,
que sería un maldito al ser colgado,
pero Tú mi dolor has aceptado
porque es siempre a tu amor al que me entrego.

A tus manos mi espíritu remito,
que en tu seno paterno está mi cita;
tu silencio se ha hecho puro grito
que, unido al de mi sangre, ahora grita:
¡el amor de Dios - Padre es infinito
y un amor que redime y resucita!
(Publicado por José Luis Martínez SM)

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