NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


martes, noviembre 27, 2012

salmo del día comentado



Salmo comentado

Miércoles, 28 de Noviembre de 2012

SALMO 97
El Señor, juez vencedor


1Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

2El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
3se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
4Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad:

5tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
6con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

7Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
8aplaudan los ríos, aclamen los montes
9al Señor, que llega para regir la tierra.

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.


La Biblia de Jerusalén pone a este salmo el título de El juez de la tierra.
Es un himno escatológico inspirado en la última parte del libro de Isaías (caps. 56-66), y muy afín al salmo 95: "Cantad al Señor un cántico nuevo".
Para Nácar-Colunga el título de este salmo es Canto de alabanza a Dios después de la victoria.
Una victoria del pueblo sirve de ocasión al poeta para dirigir a las naciones todas una invitación para que vengan a cantar a Yahvé, reconociendo su poderío y su fidelidad a las promesas hechas a su pueblo.
A pesar de su brevedad incluye este salmo dos fragmentos de distinta procedencia:
a) acción de gracias por una liberación (vv. 1-3);
b) anuncio del reino escatológico de Yahvé (vv. 4-9).]

Se trata de un himno al Señor rey del universo y de la historia (cf. v. 6).
Se define como «cántico nuevo» (v. 1), que en el lenguaje bíblico significa un canto perfecto, pleno, solemne, acompañado con música de fiesta.
En efecto, además del canto coral, se evocan «el son melodioso» de la cítara (cf. v. 5), los clarines y las trompetas (cf. v. 6), pero también una especie de aplauso cósmico (cf. v. 8).

Luego, resuena repetidamente el nombre del «Señor» (seis veces), invocado como «nuestro Dios» (v. 3).
Por tanto, Dios está en el centro de la escena con toda su majestad, mientras realiza la salvación en la historia y se le espera para «juzgar» al mundo y a los pueblos (cf. v. 9).
El verbo hebreo que indica el «juicio» significa también «regir»:
por eso, se espera la acción eficaz del Soberano de toda la tierra, que traerá paz y justicia.

El salmo comienza con la proclamación de la intervención divina dentro de la historia de Israel. Las imágenes de la «diestra» y del «santo brazo» remiten al éxodo, a la liberación de la esclavitud de Egipto.
En cambio, la alianza con el pueblo elegido se recuerda mediante dos grandes perfecciones divinas: «misericordia» y «fidelidad»

Estos signos de salvación se revelan «a las naciones», hasta «los confines de la tierra», para que la humanidad entera sea atraída hacia Dios salvador y se abra a su palabra y a su obra salvífica.


Todo aclama al Señor, todo le canta

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