A DIOS ORANDO
Y CON ABBÁ CONVERSANDO
Miércoles, 28 de Noviembre de 2012
El don de la oración está en manos del Salvador.
Cuanto más té vacíes de ti mismo, es decir, de tu amor propio y de toda atadura carnal, entrando en la santa humildad, más lo comunicará Dios a tu corazón. San Pío de Pietrelcina
El fin de la oración no es alcanzar lo que pedimos, sino transformarnos. Green
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. Beata Madre Teresa de Calcuta
El hombre crece cuando se arrodilla. A. Manzoni
El hombre justo procura ardientemente que las alabanzas vayan siempre dirigidas no a él..., sino a Aquel de quien le viene al hombre todo lo que es digno de alabanza... San Agustín
... el hombre no debe olvidar la oración, por más que se encuentre errando sin norte preciso. Adolfo Kolping
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo,
Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia santificación.
(Cardenal Verdier)
Evangelio según san Lucas (21, 12-19)
Jesús dijo a sus discípulos:
“Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía.
Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos.
Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía.
Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.
Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.
* * * * *
* * * * *
Todos les odiarán a causa de mi nombre, pero no se perderá ni un cabello de su cabeza
La crítica que Jesús dirige contra el Templo de Jerusalén, contra las familias que controlan el sacerdocio de ese templo y contra la peligrosa connivencia entre las autoridades locales y los invasores romanos, se vuelve peligrosa, no sólo para él sino para el grupo que le sigue.
En pocos meses se desataría una persecución que habría de prolongarse durante varios siglos más. Ante esta perspectiva, el evangelista recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio.
No se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo se vuelva en contra.
El mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas.
El gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar siendo parte de lo que quería cambiar.
Dicen que hasta la mejor hacha es domesticada por el bosque que pretende cortar, es decir, que el filo con el que comienza ya no lo conserva con el paso del tiempo.
Una buena alternativa para el cristianismo es dejar que Jesús nos de nuevamente la prudencia y la elocuencia de su Palabra.
Volver una y otra vez a la fuente, cuando sintamos que el filo de la espada de la fe ya no llega hasta la médula de la cultura que queremos cambiar.
En algunos países la Iglesia es de los colectivos más admirados.
En otros se dan odios a la Iglesia ¿por tu causa, Señor, o por causa nuestra?
Lo mismo que el rechazo de "el Hombre" había de preceder a la destrucción de Jerusalén, también los discípulos serán perseguidos de parte de los poderes judíos y paganos.
Esto los confirmará en la verdad de su postura
No preparar ninguna defensa, lo que equivaldría a reconocer la legitimidad del tribunal, sino esperar las palabras eficaces que se les inspiren.
Serán sus connacionales judíos los que más se ensañen con ellos, pues el mensaje universalista del Reino anula el privilegio de Israel.
Confianza. Lo importante es no cejar ante esa oposición a muerte por parte de la sociedad.
La constancia garantiza la vida, como producía el fruto (8,15)
La destrucción llegará hasta el final (cf. v.6), la única solución es una huida lo más rápida posible
Tranquilos, “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20)
Oración final
Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo.
Cada mañana bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas la palabra,
te abalanzas sobre mí
y me rodeas con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana contratas la banda de músicos
y organizas una fiesta por mí
por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera:
hoy puedes empezar de nuevo.
Patxi Loidi
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