NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, enero 10, 2014

EN EL PRINCIPIO ERA EL AMOR

En el principio era el amor

    

 

Se acabó la navidad. Sigue la vida, con sus ritmos y rutinas. Ahora, exámenes para algunos, que siempre hacen que empeore el humor. Y vuelta al trabajo. A lo cotidiano. Y las rebajas, tan frecuentes, tan publicitadas. Es el constante ciclo de las agendas y sus costumbres. ¿Por qué no darnos un momento, en medio de toda esa cuesta de enero, para recordar lo esencial? El amor. En mayúscula y minúscula. En la fe y en la vida. Es nuestra verdad más profunda, nuestra aspiración más honda. La meta que a menudo marca los horizontes hacia los que caminamos. A su lado, lo demás palidece.
En la vida vamos escribiendo capítulos y vamos forjando lazos. Vamos llenando de nombres el macuto que llevamos a las espalda. Y lo más importante son los nombres de aquellos a quienes queremos y nos quieren. Los de las personas con las que compartimos memoria inolvidables, gestos de ternura, proyectos que lanzan puentes hasta lo personal, es amor amigos, amor amantes, amor de padres y de hijos, amor que aprendemos en Dios, y reflejamos en lo cotidiano, amor que a veces nos ilusiona y oras veces nos inquieta. Pero, ¿quién querría vivir sin él?

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