NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, marzo 07, 2014

El desierto, Dios y tú - Y prepárate para las sacudidas

Al arrancar la Cuaresma, uno de los lugares recurrentes, de las referencias que una y otra vez aparecen en textos, reflexiones y miradas, es el ‘desierto’. Desierto que forma parte de todas las vidas en algún momento. Lugar de silencio, de búsqueda, de aridez desnuda. Desierto donde no hay distracciones que a uno le permitan evadirse constantemente. No te dé miedo adentrarte en sus arenas. De hecho, lo necesitas. Todos necesitamos ese espacio más vacío, donde las palabras sobran y las verdades se imponen. Desierto cotidiano, que uno puede vivir en medio de la ciudad, de sus rutinas....En medio de la vida y sus ritmos. Y allá, en esa soledad tan tuya. Donde no caben amigos ni enemigos, propios ni ajenos, en ese lugar donde estás solo tú, ahí, también, Dios.
«Me buscaréis, y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón» (Jer 29, 13)

A veces parece que todo es esperar, esperar a que Dios pase, inquiete, remueva las propias certidumbres. A que Dios llame, a que Dios, de alguna manera, se nos imponga. Pero ¿sabes? Hay que poner algo de nuestra parte, porque Dios no se nos va a meter a la fuerza en la vida. Y en ocasiones uno tiene que perseguirlo. El desierto es el lugar de las preguntas, es la búsqueda de profundidad, es el martillo con el que uno rompe las burbujas que le atenazan para salir a la tormenta. ¡Vamos, en marcha!

¿Tú buscas, en tu día, a Dios? ¿O es tan solo una idea, una eventualidad, algo que ya das demasiado por sentado? ¿Dónde y cómo lo buscas?

«El Señor replicó a Job desde la tormenta» (Job 40, 6)
Porque Dios no es siempre suave, fácil, envolvente y acogedor. A veces te va a zaherir, te conmoverá hasta la entraña, te pedirá arriesgar y aceptar renuncias. Te retará a soñar con lo imposible en lugar de conformarte con menos. Te mostrará un amor que es horizonte inalcanzable, pero hacia el que querrás caminar todos los días. Sembrará en tu interior semillas de justicia que pugnarán por salir, aun cuando eso te complique la vida. Te volverá absurdo a los ojos de muchos. Te pedirá que no tomes atajos, si estos dejan víctimas. Y, con todo, si algún día te sacude así, déjate zarandear, porque desde entonces te sentirás despierto, vivo y profundamente feliz.
¿Te ha sacudido Dios alguna vez?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido amig@, gracias por tu comentario