NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, noviembre 28, 2014

La aristócrata, la corrupta y la desahuciada

La aristócrata, la corrupta y la desahuciada
Esta semana la actualidad en España ha estado marcada por tres mujeres: ha muerto la duquesa de Alba, ha entrado en la cárcel la Pantoja, han desahuciado a Carmen Martínez.
Sus títulos, sus relaciones sociales y su excentricidad han sido el foco de la noticia. Nos han atosigado a tópicos sobre su “libertad”, su patrimonio y su capacidad de “ponerse el mundo por montera”. Al morir la Duquesa se habla más del personaje, de la aristócrata rompedora y provocadora que de la persona, posiblemente porque pocos la conocían realmente.
Decenas de periodistas han acompañado a la Pantoja desde su casa a la prisión de Alcalá de Guadaira. Nos han mostrado las celdas, nos han informado de los menús, de los horarios, permisos que podrá tener tan ilustre tonadillera durante la temporada que pase en prisión. Se cuestiona si entra en prisión por ser la Pantoja o si es una decisión justa. Delinquiera o no, es una presa más, como otras miles que se enfrentan a diario a una realidad dura en un sistema penitenciario desconocido para la mayor parte de la ciudadanía y cuya finalidad, que es la reinserción, puede ser cuestionable.


Con 85 años la desahuciaron de su casa en el barrio madrileño de Vallecas el pasado viernes por avalar a su hijo en un préstamo. Carmen Martínez no es un “personaje”, nadie la conocía. Por eso es casi un milagro que su historia se haya colado en los periódicos. Quizá haya salido en los medios por la foto en que Andrés Kudacki ha plasmado de forma tan cruda el drama de que te quiten tu casa, y más cuando es todo lo que Carmen tenía.


Por desgracia, son muchas las historias como la de Carmen, de desahucios que no salen a la luz; muchas las historias como las de Isabel, de madres que entran en prisión; y como las de Cayetana, de abuelas que se apagan por la edad a las que sus familias recuerdan cada día. ¿Cómo evitar que nos deslumbren unos pocos personajes impidiéndonos ver la realidad de tantas personas? 



























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