NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, marzo 15, 2015

IV Domingo de Cuaresma


La Cuaresma sigue avanzando con su paso de invitación a la conversión, a la oración, a la caridad y al ayuno. El fin de semana que se avecina (15/03/15) celebraremos su IV Domingo, y el Evangelio nos regala un bello texto que viene a resumir toda la fe cristiana: El envío que el Padre hace del Hijo para la salvación del género humano y de la creación (Cf. Jn 3,16). Quisiera reflexionar e invitar a ustedes a hacerlo en torno a esto de la historia pascual del Hijo de Dios. 

 

1. Breve contexto del Evangelio (Jn 3,14-21): Lenguaje y teología

Hemos dado un primer salto, esto porque cambiamos de Evangelio, ya que habíamos venido leyendo a Marcos pero ahora proclamaremos a Juan. El Evangelio de Juan presenta algunas características que lo diferencian de los sinópticos (Sinóptico: del griego: Visión de conjunto, Evangelios de Mt, Mc y Lc).Quisiera detenerme en el tema del lenguaje que utiliza el redactor(es) del Evangelio y que se aprecian en este trozo del texto. Aparecen palabras que se repiten tales como: levantar (levantó y levantado v.14), el tema de la vida eterna (v. 15,16), oposición entre luz y tinieblas (v. 19-21, el tema de las oposiciones es característico del cuarto evangelio p.e vino añejo y vino mejor, luz y tinieblas, agua y agua viva, pan del desierto y pan que da el Hijo, etc). Las oposiciones expresan que lo que da el Padre, el Espíritu o el Hijo constituyen algo esencialmente mayor a lo antiguo. También aparece el tema del creer (v. 15,16,18 dos veces), el concepto de verdad (v.21), y el juicio (juzgar v.17, juzgado v.18 dos veces, juicio v.19). 

En el texto se resalta un movimiento de carácter pascual. “… así tiene que ser levantado el Hijo del hombre… Porque tanto amó Dios al mundo que dio (envío) a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (v.14.16). Aquí estamos en presencia del Misterio por el cual Jesucristo es el don del Padre que es enviado (Pascua) al mundo con el propósito de salvar al género humano. Jesucristo es enviado por puro amor, por pura gracia (gratuidad), la cual tiene características de universalidad. Esta voluntad de salvación en el amor se realizará de manera suprema cuando el Hijo sea levantado en la Cruz del Calvario. El tema de ser levantado o elevado, conceptos también presentes en Juan, nos hablan también de la exaltación es decir, de la glorificación que el Hijo tendrá en el momento de la Resurrección. 

Aquí viene a expresarse lo que en teología y cristología se llama la kénosis del Verbo, es decir: Que Él desciende (es enviado, se encarna), vive entre los hombres haciendo el bien, muere en la Cruz y es glorificado por Dios en la Resurrección. Kénosis es un concepto griego que significa abajamiento que está ligado con el envío que realiza el Padre (ver Filipenses 2,6-11). El Verbo consecuentemente viene con una clara actitud misionera. 

2. La Pascua nos convoca a creer y a amar al que es la Luz del mundo

En el relato de este Domingo IV de Cuaresma se identifica a Jesús con la luz del mundo (v. 19), y a esta luz el Evangelista invita a su comunidad, y hoy a nosotros, a amarlo y a creer en Él. El Hijo ha experimentado la historia pascual, el paso, la kénosis – descendimiento, envío para vivir entre los hombres. Existen dos posibilidades: o aceptarlo, encontrarse con Él y vivir su intimidad o rechazarlo y optar por las tinieblas, que para el Evangelio de Juan representan a los que están e en contra del Verbo. Ambas opciones deben ser únicamente tomadas en libertad, ya que la libertad constituye el máximo don que Dios le regala al hombre, esto porque este mismo Dios es el libre por excelencia

La Cuaresma nos ayuda a preparar nuestra vida creyente para celebrar la Pascua definitiva, a esa por la cual Jesucristo vino (Lc 22,15), y que es también anticipo de nuestra propia pascua el día en el que dejemos este cuerpo mortal para acudir al encuentro de Aquél que fue enviado por puro amor. Estamos llamados a experimentar la apertura que supera el egoísmo y que nace de la salvación del Hijo que hizo el camino pascual. Jesús bajó del cielo para hablarnos del Misterio de su Dios al que llamó papito querido manifestando una relación filial única. Bajó para ser levantado en la Cruz, de manera que “sus brazos extendidos entre el cielo y la tierra trazasen el signo indeleble de la alianza” (Plegaria de la Reconciliación I). A través de la Pascua estamos invitados a entrar en la intimidad con el Dios Salvador. Esto nos permite comprender que “el misterio del hombre, en su búsqueda de Dios, sólo puede alcanzarse si el hombre acepta reunirse con Dios en el movimiento que lo hace bajar hacia Él, en su Hijo, para comunicarle el Espíritu” (J. Laplace).

Para la reflexión

¿Estoy (estamos) dispuesto(s) a acoger y a creer en el Hijo que fue enviado por el Padre para salvarnos?

¿Cómo esta Cuaresma puede ser un renovar mi (nuestra) adhesión de discípulo misionero a ejemplo del envío misionero del Hijo de Dios?

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