NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, mayo 18, 2015

ESPÍRITU

Se busca «Espíritu»
¿Alguna vez has oído decir de alguien que no tiene ningún espíritu? Se usa para decir algo así como que es una persona desganada, desgarbada, que parece que le falte pasión, intensidad o vitalidad. Desde la fe, el espíritu es «el espíritu de Dios», esa presencia de lo divino en nuestras vidas, que se convierte en aliento, intuición, emoción o memoria viva. Ahora que nos acercamos a la fiesta de Pentecostés –la fiesta del espíritu– es, quizás, momento para hacernos conscientes de esa presencia, para pedirle a Jesús que nos envíe su espíritu y para dejar que esa fuerza viva de Dios en nosotros contagie y entusiasme al mundo.

Ser personas espirituales
«El espíritu atestigua a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (Rom 8, 16)
Mucha gente dice que es «espiritual». No siempre quieren decir que detrás de esto haya algo religioso. Para muchas personas, basta con hablar del mundo interior, valores, dimensiones intangibles. En este caso, lo espiritual sería lo contario a lo material.
Pero, desde la fe, hay un contenido religioso en ese espíritu. Y desde la fe,
ser una persona espiritual es ser una persona que deja que dentro resuene el eco de Dios, que su palabra inspire, su vida llame, su fuerza sostenga y su proyecto envuelva.
    Señor, envíanos tu espíritu, que se convierta en presencia viva, en agua que riegue la tierra que somos, en pasión que nos empuje a caminar.
¿En qué sentido te definirías como una persona espiritual?
Ser testigos
«Mi mensaje y mi proclamación no se apoyaban en palabras sabias y persuasivas, sino en la demostración del poder del Espíritu» (1Cor 2, 4)


La acción del espíritu de Dios en las personas es convertirnos en testigos. Porque de lo que te apasiona, te seduce, te motiva y te convence es difícil callar. Uno quiere gritar al mundo la verdad que intuye, sobre todo cuando es una buena noticia. De esto se trata. Pentecostés fue el escenario en el que los apóstoles pasaron de ser un grupo de hombres asustados y escondidos, a convertirse en testigos valientes de la vida de Jesús. Tan creíbles, que aún hoy estamos muchos siguiendo sus huellas.
Señor, envíanos tu espíritu, que se convierta en nosotros en palabra que convenza, que seduzca, que entusiasme.


¿De qué habla tu vida?

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