NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, noviembre 21, 2016

Dolor? Esperanza?

El más grande misterio de la vida, de la nuestra, es sin duda, el dolor. No enlazan bien el verbo amar de un Dios creador bondadoso con el verbo sufrir de tantos, de demasiados, de muchos. Es en este rincón, definitivo y radical, donde se puede oír levemente el latido de la esperanza cristiana de la vida o el quejido desgarrador de la ausencia densa de un dios que dice amar y que parece que no ama. No hay, me parece, un mejor contexto para hablar de la esperanza que el dolor. Ser adultos en la fe supone hacer tuyo el grito del sufriente —el del mismo Nazareno crucificado, y el grito propio y el del otro— y examinar hasta que sangren las manos, ¡¿dónde está Dios?!... y a dónde va a dar el grito final de Aquel que confió en su Abbá, en su Dios. ¿Cómo hablar de Dios en medio del dolor? ¿Cómo decirle al que sufre “Dios te ama”? ¿cómo presidir una eucaristía en medio del vacío?¿A quién eleva su plegaria el que llora en medio de la oscuridad? Preguntas como estas, hirientes desde siempre y para siempre, mueven esta reflexión.  Porque nada, me parece, ni nadie —nunca— debería decir que el dolor tiene sentido. Porque no lo tiene. No puede tenerlo —ni debe— porque hemos sido creados para la vida, no para la muerte: El Dios de Jesucristo no quiere la muerte. Lo que nos salva no es el dolor mismo de la cruz, sino el Amor haciéndose dolor y muerte en el madero. Pero, ni Dios quiere el sufrir, ni el sufrir en sí tiene sentido. Y, sin embargo... sufrimos. ¿Qué hacer, entonces? ¿Callar? Sí. Casi: susurrar que en el Nazareno crucificado hay una tenue luz que permite atravesar el dolor con el corazón igualmente adolorido, pero confiando. El dolor en el mundo no lo manda Dios, el sufrimiento es fruto del egoísmo, de la avaricia de nosotros, lo que nos hace ver la vida en medio del horror es La solidaridad. 

La solidaridad es el apoyo desinteresado que se hace hacia una persona, grupo de personas e incluso causas sociales y que se realiza motivado por un sentimiento de amor, amistad, lealtad, muchas personas se muestran solidarias con otras debido a que se sienten identificados y de alguna manera entablan un vínculo emocional muy fuerte y esto salva en medio del dolor, los no solidarios mueren antes, mueren en cada momento en sus lamentaciones.  Los estadounidenses Peter Reed y Derek Coleman y el eslovaco Marek Adamik trabajan en un hospital de campaña situado en la única carretera que permite a los civiles huir de los combates. Los tres trabajan para una pequeña ong con sede en Eslovaquia, Academy of Emergency Medicine (AEM), Las instalaciones son precarias, con menos de diez camas de campaña, dos ambulancias y algunas cajas de material médico. El martes el primer herido en llegar fue una niña con pijama rosa que tenía una herida de metralla en la pierna derecha. Cuando cae la noche, Peter, Derek y Marek comparten con los socorristas sirios, una casa abandonada donde intentan dormir a pesar del ruido de las explosiones y las ráfagas de armas. Para olvidar un rato "el rostro de los pacientes" Peter mira películas en su ordenador. Una cosa hermosa es que dos sirios, pudiendo huir se han quedado para ayudar como “enfermeros,” claro sin conocimiento, pudiendo huir preferí ayudar, uno es cristiano y el otro musulman. Aquí, muchos donan sangre y nos dicen, es mejor donarla así que perderla regada en el suelo gracias a una bomba, y nos reímos. Aquí si estamos 5 extranjeros ayudando hay diez turcos o sirios que te ayudan. El que te ayuda a traducir al árabe es un refugiado que en medio de su dolor sabe dar lo que puede y te dice que haciendo eso le ayuda en su tristeza. Aquí viene gente pobre de Kirikhan, un pueblo turco que queda a media hora y te trae comida y te invita a sus casas a ducharte bien o descansar del dolor. Hay muchas madres como Hala, una mujer que llegó al campo con su marido Sabri, tienen tres hijos, y durante el día está con tres niños huérfanos, y nos ha dicho que estos niños necesitan para superar su tristeza el amor de una familia, una flia que perdió todo menos el amor de ser familia. Hay tres adolescentes sirios: Sahid, Sabri, Youssef dos musulmanes y un cristiano, se han apuntado como voluntarios a llevar y dar comida a los ancianos, son terremotos, en medio de sus dolores ríen ayudando, y ninguno pertenece a una ONG


Esta generosa respuesta de ciudadanos refugiados al drama de otros refugiados, aunque no sea decisiva para revertir la angustiosa situación que viven quienes han debido dejar sus países acuciados por la guerra o el hambre, es un espejo moral en el que deberían mirarse unas élites políticas que han fracasado clamorosamente a la hora de (no) afrontar una situación espantosa, impensable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido amig@, gracias por tu comentario