Por qué las personas que juzgan constantemente hablan
desde el rencor
Quienes basan sus vidas en criticar a los demás tienen un
serio problema de autoestima.
Así son las personas
que juzgan a los demás
Empecemos
por lo básico: ¿cómo reconocer en el día a día a las personas que andan siempre
criticando a las demás? Entre las características y hábitos que las definen,
las más típicas son las siguientes (no se dan todas a la vez en todos los
casos, evidentemente).
1. Quieren seducir a los demás mediante la crítica
Puede
sonar contradictorio, pero el hábito de ir siempre juzgando a los demás puede
servir para establecer vínculos
informales entre personas. Vínculos que son similares a la amistad.
¿Cómo
ocurre esto? Por un lado, ir siempre contra los demás pero a la vez tener trato
con una persona da a entender la idea de que esa persona es mejor que la gran
mayoría. Por omisión, el hecho de que alguien que siempre critica a otros
tolere nuestra presencia e incluso parezca disfrutar con ella puede llegar a
hacernos sentir bien.
Por
el otro, el hecho de sentido juzgado por alguien cercano a nosotros, sumado a
lo anterior, hace que creamos que
esa persona que siempre critica puede ayudarnos a detectar nuestras debilidades,
con lo cual será más fácil vencerlas. El razonamiento es el siguiente: los
demás no tienen la oportunidad de tener cerca a alguien que las esté
corrigiendo, pero nosotros sí, así que debemos de ser unos privilegiados.
Algo
que indica que esto es una forma sutil de manipulación es el hecho de que
aunque los comentarios vejatorios o los intentos de ridiculización son
frecuentes (lo que se supone que nos tendría que ayudar a reconocer nuestros
propios fallos), resulta inimaginable la idea de que la persona que nos lanza
esos puñales también nos ayudase a superar esas supuestas imperfecciones.
2. Son incapaces de centrar una discusión en los argumentos
Cuando
toca discutir constructivamente acerca de un tema, las personas habituadas a
juzgar tienden a dirigir sus
comentarios hacia las características negativas que supuestamente
presenta el contrario como persona: la falacia ad hominem es su perdición,
incluso aunque en un principio estuviesen defendiendo la opción correcta.
3. Utilizan cualquier excusa para ridiculizar
Un
estilismo arriesgado, una acción que se desvíe ligeramente de las convenciones
sociales o una opinión que simplemente no coincide con la propia son motivos de mofa o de ser
usados para “leer la mente” de esa persona y atribuirle todo tipo de
imperfecciones de inteligencia o personalidad.
Estos
comentarios pueden resultar más o menos ingeniosos dependiendo del caso, pero
lo que está claro es que no vienen al caso y hablan sobre características o
hechos muy poco relevantes.
4. Lo hacen siempre sin que esté la persona en cuestión presente
Te das cuenta que la persona que critica tanto, cada
vez que estás con ella, lo que hace es hablar mal de alguien? No hay otro tema?
Y siempre se ponen como víctimas y dicen por eso no creo en: los hombres, las
mujeres, la iglesia, los curas, los políticos, los extranjeros, los de derechas
los de izquierda…y si sigo la lista en un grupo de eso entrarás tú. Pero nunca
dan la cara, siempre a puertas cerradas y si es tomando mejor.
¿Por qué critican tanto?
Hay
muchos motivos que pueden llevar a una persona a criticar constantemente a los
demás, pero varios de ellos son especialmente frecuentes. El principal de ellos
es que juzgar a otro de un modo superficial es una manera fácil y sencilla de sentirse superior a alguien y,
por comparación, sentirse mejor con uno mismo.
Cuando
una de estas personas formula un pensamiento dirigido a hundir a otra persona
(ya sea pronunciándolo en voz alta o guardándoselo para sí), en realidad está
tratando de evadirse temporalmente de la ruina que es su propia autoestima.
Lo
más negativo de estas personas no es lo que ocurre cuando piensan en términos
negativos o denigrantes acerca de alguien más, ya que esta clase de ideas son
tan simples y poco elaboradas que nadie tiene por qué tomárselas en serio. Lo
más negativo es lo que está ocurriendo durante el resto del tiempo en su propia
mente, es decir, el reinado de un
resentimiento que somete totalmente a la autoestima.
Del
mismo modo en el que quienes piensan obsesivamente en una idea que les causa
ansiedad tratan de buscar distracciones de manera desesperada, como atracones
de comida, el consumo de drogas o incluso los cortes en la piel, hay quien
trata de rescatar su autoimagen por un breve instante creando la ficción de que
se está muy por encima de alguien más.
Es
por eso que, en una época en la que la lucha de egos está a la orden del día,
concierne no tomar como normal esos
arranques de desprecio hacia otros con los que algunas personas
tratan de hacerse notar ante otros y ante sí mismos. Quien necesita arrojar
dardo a los demás para mantenerse a flote está mostrando claramente que no
tiene nada que ofrecer y que solo le queda pedir ayuda.
Ojo, a lo mejor esta persona no es en la que estás pensando, quizás eres tú
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido amig@, gracias por tu comentario