NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


jueves, enero 21, 2021

EN LA PIEL DEL OTRO

Si Israel se metiera un poco en la piel de los palestinos y los palestinos en la piel de los israelíes, en seguida se haría la paz.

Si las Iglesias hicieran lo mismo entre ellas, muchas murallas se vendrían abajo, y todas ellas llegarían a ser una gran fuente de inspiración para el mundo.

Si los empresarios se metieran en la piel de sus empleados y los empleados en la de sus patrones, habría menos huelgas y nadie lloraría.

Si el hombre se acostumbrara a ponerse en el lugar de la mujer y la mujer en el del hombre, la vida sería más linda en las casas, y así por todo el planeta.

Si simplemente nos habláramos intentando sinceramente ponernos en la piel del otro, nos comprenderíamos mejor y, quién sabe, tal vez acabaríamos amándonos.

Cada vez que uno espera que el otro dé el primer paso, se hace mal a sí mismo, y cada vez que uno se preocupa primero por ser comprendido antes que comprender, se equivoca.

Los psicólogos llaman al hecho de meterse en la piel del otro "tener empatía".

Dios se metió en nuestra piel, y esto ha sido la Encarnación hasta el extremo de la cruz; ahora Él espera que nosotros también nos metamos en su piel hasta el extremo de amar al mundo como Él lo amó.

Los misioneros hicieron generalmente grandes cosas, muchas absolutamente magníficas, otras tristes hasta llorar. Cada vez que se equivocaron fue porque se olvidaron de meterse en la piel de los pueblos que buscaban iluminar. Hoy la misión consiste en recuperar el tiempo perdido.

Con el Samaritano que desciende de su montura, toma al herido en sus brazos y lo pone en su burro, Jesús nos enseña a no mirar al otro desde arriba, desde nuestra suficiencia, sino a descender de nuestra torre, a hacernos cercanos del otro, a alzarlo a nuestro mismo lugar y a caminar sencillamente a su lado. 

Se buscan toda clase de espiritualidades. Ponerse en el lugar del otro, meterse en su piel, es una de ellas. Se le llama la espiritualidad de la encarnación. Ésa fue la espiritualidad de Jesús.



 


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