NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, abril 21, 2025

A Dios amigo Francisco



No me veo muy capaz de sintetizar el pontificado de Francisco, estos doce años que llegan a su fin. No me cabe duda de que va a haber estos días balances hasta la extenuación. Análisis eclesiológicos, teológicos y humanos. Citas de sus encíclicas y de los Sínodos que ha convocado. Homenajes, críticas, algunas desde el afecto y desgraciadamente también otras despiadadas, aunque se disfracen de fidelidad a la verdad. No pretendo tampoco ser objetivo. Cuando se trata de alguien querido, la objetividad no basta. Y creo que para todo católico el Papa, de algún modo, lo es; es más que el máximo responsable de una institución, un líder o una figura en una jerarquía. Es alguien que mezcla lo paterno, es el maestro en el que uno confía, y es también quien con su vida apunta de manera especial a Jesús, a través de una cadena de nombres que conducen hasta aquel pescador que un día echó las redes fiándose de la palabra del Maestro. Sus palabras fueron inspiradoras, claras y exigentes, pero ciertas, y al oírlas o leerlas, uno sentía que venían de un amigo en el Señor.

Su falta me hace sentir, primero, gratitud. Por lo mucho que deja. Porque ha removido seguridades, ha frenado inercias y ha hablado con palabras que para tantos resultaron fuente de consuelo. Porque ha hablado también con gestos concretos, en sus viajes a los márgenes, en sus caricias a los excluidos, en sus opciones por los intocables y en su cercanía a los más pobres. Porque ha puesto las bases para que, al menos, se pueda hablar de algunas cuestiones en las que los católicos necesitamos seguir buscando la Verdad -que es Jesucristo siempre- pero aterrizada hoy. Porque ha alentado la misericordia primero, y la esperanza después. Y ambas son muy necesarias en este tiempo implacable y derrotado. Porque ha sido profético en su clamor por la paz. Porque supo permanecer sereno ante ataques furiosos y risueño ante la tormenta.  Un hombre de Esperanza.

También siento tristeza. No porque muera. Eso llega al final de vidas bien vividas. La suya lo ha sido. Y la muerte es antesala de la resurrección. Tampoco es tristeza por las críticas. Esas son legítimas y algunas de ellas pueden ser válidas.. Creo que su reivindicación del cuidado de la casa común llegó demasiado pronto para ser entendida, pero quizás demasiado tarde ya para que cambiemos la dinámica de una creación atormentada. Y su grito a favor de la acogida a tantas personas que se sienten fuera de la Iglesia llegó demasiado tarde para sanar algunas heridas, pero demasiado pronto para quienes aún tienen el corazón de piedra y son incapaces de comprender aquello de «el que esté libre de pecado que tire la primera piedra».

Una vez me llamó por mi cumpleaños.  Una llamada preciosa, que recordaré siempre con cariño.  Entre otras cosas, me decía: “Sigue a Jesús, sigue amando y de manera especial a los pobres”

 Francisco, con la eternidad y con Dios. Acá seguiremos nosotros, con la vida, y en tantas batallas pendientes, en esta Iglesia en la que cabemos todas, todos.


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