NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


sábado, noviembre 17, 2012

salmo del día comentado,



SALMO 15

El Señor es el lote de mi heredad

1Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
2yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
3Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

4Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

5El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
6me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

7Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
8Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

9Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
10Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

11Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.


DICHOSA LA INTIMIDAD CON DIOS:
"No me arrepiento de nada",
mi opción es maravillosa.
Dios "mi consejero"...
Dios "presencia constante y protectora"...
Dios "mi alegría, mi fiesta"...
Dios "mi vida, mi resurrección"..,
Dios "mi camino, el sentido de mi vida"...
Dios "mi felicidad eterna"...
¡Si consigo que algo de esto sea cierto, que no se quede en una exclamación tan hermosa como inútil....!


El lado dramático de la vida de un verdadero creyente. Quien tiene fe es un hombre inmerso en un mundo que vive en forma muy diferente a él. "Nosotros por causa de Cristo, pasamos por locos" (/1Co/04/10).
Podemos, como el levita de este salmo, sentirnos muy solos; el paganismo nos rodea por todas partes.

Los "ídolos" están cerca, siempre tentadores: el sexo, el poder, el placer, la independencia total, etc...
Si miro la vida de cerca, descubro mi idolillo personal... esta tontería a la que doy demasiada importancia.....
Mediante este salmo pedimos a Dios no "absolutizar" nada. ¡Dios es el único absoluto! Nadie más... Si doy a algo distinto un carácter absoluto, estoy creando un ídolo, que tarde o temprano se romperá en mis manos.
"¡Señor, líbrame, líbranos de los ídolos!"


La certeza que Dios está con nosotros, Emmanuel.
Podemos mantener con él una conversación continua, día y noche: meditación-conversación-oración...
De lo contrario preferiremos los ídolos del mundo.
Señor, que te busque, que Tú seas mi único amor absoluto.


El tema de la felicidad. Leamos una traducción del Padre Claudel:
"Permitidme medir maravillado esta herencia que me cayó del cielo...
Tú me has saciado con tu rostro... Escucha lo que te digo muy quedo para que solamente Tú lo oigas: Oh, el Señor que no he merecido de ninguna manera... ¡Magnífico! ¡La porción que me tocó es algo del otro mundo! ¡La parte que me tocó no hay cómo ponderarla, es algo bello!... Tú has embriagado mi corazón, Tú has desatado mi lengua... Lléname de las delicias de tu rostro, lugar en que todos los caminos terminan..."
Este salmo nos permite descubrir con Dios el lenguaje de los "enamorados", de los "Hassidim" (plural de "Hassid").

Digo a mi Señor:
«Tú eres mi Dios; mi felicidad está en Ti.
Los que buscan a otros dioses no

hacen más que aumentar sus penas;
jamás pronunciarán mis labios su nombre».


Repito esas palabras, te digo a Ti y a todo el mundo y a mí mismo que soy de veras feliz en tu servicio, que me dan pena los que siguen a «otros dioses»;
los que hacen del dinero o del placer, de la fama o del éxito, la meta de sus vidas; los que se afanan sólo por los bienes de este mundo y sólo piensan en disfrutar de gozos terrenos y ganancias perecederas.
Yo no he de adorar a sus «dioses».

Y, sin embargo, en momentos de sinceridad conmigo mismo caigo en la cuenta, con claridad irrefutable, que también yo adoro a esos dioses en secreto y me postro ante sus altares.
También yo busco el placer y las alabanzas y el éxito, y aun llego a envidiar a aquellos que disfrutan los «bienes de este mundo» que a mí me prohíben mis votos.


Sí que renuevo mi entrega a ti, Señor, pero confieso que sigo sintiendo en mi alma y en mi cuerpo la atracción de los placeres de la materia, la fuerza de gravedad de la tierra, la pena escondida de no poder disfrutar de lo que otros disfrutan.
Aún tomo parte, al amparo de la oscuridad y el anónimo, en la idolatría de dioses falsos, y ofrezco irresponsablemente sacrificios en sus altares.


Aún sigo buscando la felicidad fuera de ti, a pesar de saber perfectamente que sólo se encuentra en Ti.
Por eso mis palabras hoy no son jactancia, sino plegaria; no son constancia de victoria, sino petición de ayuda.
Hazme encontrar la verdadera felicidad en Ti; hazme sentirme satisfecho con mi «heredad», mi «lote» y mi «suerte», como me has enseñado a decir.


«El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en su mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad».
Enséñame a apreciar la propiedad que me has asignado en tu Tierra Santa, a disfrutar de veras con tu herencia, a deleitarme en tu palabra y descansar en tu amor.
Y prepárame con eso a hacer mías en fe y en experiencia las palabras esperanzadoras que pones en mis labios al acabar este Salmo:
«Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha».
Hazlo así, Señor.

Es bueno, Altísimo, cantar salmos a tu  nombre



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