NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


jueves, noviembre 22, 2012

salmo del día comentado,


Salmo comentado

Viernes, 23 de Noviembre de 2012

Salmo 118

Mi alegría es cumplir tus mandamientos.

Más me gozo cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas.
Tus mandamientos, Señor, son mi alegría,
ellos son también mis consejeros.

Mi alegría es cumplir tus mandamientos.

Para mí valen más tus enseñanzas
que miles de monedas de oro y plata.

¡Qué dulces al paladar son tus promesas!

Más que la miel en la boca.

Mi alegría es cumplir tus mandamientos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,

la alegría de mi corazón.

Hondamente suspiro, Señor, por guardar tus mandamientos.

Mi alegría es cumplir tus mandamientos.


Jesús se goza en la obediencia amorosa a su Padre

El amor a la Ley de Dios, es decir a su Palabra, a su designio, a su voluntad soberana, es enorme,
El texto representa, pues, el deseo vehemente de que la Ley sea el principio conductor de la propia vida.

Podemos arrojar sobre el texto la luz de la doctrina de Pablo a los romanos: 'Mi ley es Cristo.'
He aquí la clave para la oración cristológica de quienes nos adelantamos a la aurora, en esta mañana de sábado, Ponemos a Cristo -nuestra Ley- como principio conductor de la entera jornada de hoy.

Es fácil precisar el sentido que contiene cada versículo en labios de Jesús.
Las estrofas de este salmo traducen sencilla y vigorosamente los más bellos sentimientos del Señor.

El tono personal e intimista del texto -Te invoco, respóndeme, a ti grito, me adelanto, ...- nos recuerda los momentos en los que Jesús expuso su dolor al Padre, acompañándolo con ruegos y súplicas.
Dios le escuchó por su actitud reverente, le arrancó de sus inicuos perseguidores y transformó su Muerte en una exaltación de gloria.
También Él se adelantaba a la aurora (v. 147) para orar a su Padre, "con una discreción que podríamos denominar 'pudor viril'.
En esos apartamientos hay algo más que el recogimiento ordinario del alma piadosa; se trata de la misteriosa soledad del Hijo.
Había en Cristo algo íntimo, un 'sancta sanctorum' al que no tenía acceso ni su misma Madre, sino únicamente su Padre.
Cuando Jesús ora, se sale completamente del círculo de la humanidad para colocarse exclusivamente en el de su Padre celestial. Sólo al Padre necesita.''

"Así como Jesús, que, mientras estaba a solas, estaba continuamente con el Padre (Lc 3: 21; Mc 1: 35), también el presbítero debe ser el hombre, que, en la soledad, encuentra la comunión con Dios, por lo que podrá decir con San Ambrosio: «Nunca estoy tan acompañado como cuando estoy solo»."

Una colecta sálmica, proveniente del antiguo rito visigótico, nos orienta al Padre para rogar con una plegaria que se forja con las palabras del salmo: "Responde, Señor, a nuestra voz por tu inmensa misericordia; y, ya que Tú mismo inspiras los bienes que te pedimos, concédenos también, propicio, la misericordia que imploramos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén."


Todo aclama al Señor, todo le canta

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