NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, mayo 18, 2014

MARÍA

Decimos de María que es madre de Dios, y también que es madre nuestra. Hay devoción, cercanía, oraciones en las que nos dirigimos a ella, para que nos acerque a su hijo. Tal vez la vemos muy de los nuestros, en su desvalimiento, en su valentía, en su incertidumbre y su apuesta radical. La hemos visto acunando al niño en el pesebre. Guardando en su corazón lo que no conseguía entender. Siguiéndole, en los caminos, como la primera de sus discípulos. Y al pie de la cruz, con el corazón traspasado, pero firme. La hemos sentido cercana, con los apóstoles en la hora de la espera, tal vez alentando su confianza, diciéndoles: «No tengáis miedo», antes de que el mismo resucitado se lo dijera. Necesitamos poner nuestra vida, a veces, en esas manos que protegen, que acunan y que tranquilizan en medio de nuestras tormentas.
 Madre nuestra - Refugio de los pecadores 
«Luego dijo al discípulo: ‘Hijo, ahí tienes a tu madre’» (Jn 19, 26-27)
 
 Porque eres madre que quiere a los suyos. ¿Cuántas veces no ocurre que una madre, aun sabiendo de los desatinos y equivocaciones de su hijos, da la cara por ellos, se esfuerza, saca todo el instinto protector, y la confianza en que saldrán adelante? Y eso vemos en ti, también. Generaciones enteras que se han puesto en tus manos. Que decimos, confiados, «ruega por nosotros, pecadores…» sabiendo que tú ves con ternura, con delicadeza, con un amor mayor incontestable, nuestra verdad. Por eso, a veces, es bueno entrar en ese refugio. 
 
 Por un momento, déjate proteger, acunar, tranquilizar, en la vida, sabiendo que María es para nosotros refugio en Dios.
 
 Madre nuestra - Reina de la Paz 
 «Entonces, dirigiéndose a los criados, les dijo: ‘Haced lo que él os diga’» (Jn 2, 1-11)
 
 María, puedes ser para nosotros maestra de muchas cosas. De confianza, de disponibilidad, de entrega, de servicio… pero hay un título que, sin duda, se vuelve hoy muy necesario. Eres la Reina de la Paz. Si aprendiésemos de ti, si fuéramos capaces de actuar, en la relación con Dios y con los otros, a tu manera, seguramente el mundo sería un lugar mucho mejor. Tú, que podrías haber reprochado a los discípulos su conducta, elegiste seguir creyendo en ellos. Y les ayudaste a encontrar su lugar. Tú, que podrías haber sucumbido al dolor, al fracaso, a la derrota, elegiste confortar a tu hijo en su hora más sombría, sin renunciar a todo lo que, juntos, habíais creído. Tú, que podrías haberte vuelto a casa, a rumiar tu tristeza, te quedaste, alentando a una comunidad, para que siguiese viviendo desde el amor. A tu manera, un día, en el mundo reinará la paz. 
 
 ¿Hay, en tu vida, ámbitos o espacios donde necesites construir la paz?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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