NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


miércoles, agosto 26, 2020

ESPIRITUALIDAD, HAMBRE Y POBREZA

¿Qué es la espiritualidad?”, desarrollando un aspecto bien agravado con la Covid-19, de la que no terminaremos de olvidarnos en nuestras reflexiones. Nos referimos a “Espiritualidad, hambre y pobreza”, porque una espiritualidad que no conciba la lucha contra la pobreza difícilmente podrá ser considerada como tal.
Las tres reflexiones

En la primera reflexión, Farid Yazdani nos confirma que “No hay espiritualidad sin lucha contra la/s pobreza/s”. porque son “Dos caras de la misma moneda”. Y es que nuestra realidad está configurada por elementos tangibles e intangibles. Y el darnos cuenta de ello amplifica nuestra consciencia y permite ponerlos en armonía en nuestras vidas, conectándolos coherentemente, de tal forma que nuestra humanidad alcance cotas más altas y de que nuestros actos alcancen más belleza y bondad.
En la segunda es Jesús Bonet quien nos habla de “La COVID y el mito de un mundo sin mal”. Un virus inesperado y avasallador nos ha hecho cambiar planes, plantearnos preguntas, dejar de poner nuestra confianza en mitos y constatar lo frágiles que somos. Había demasiadas puertas abiertas, que han facilitado la expansión del virus y la destrucción de nuestras seguridades. Tenemos mucho que aprender.
La tercera y última reflexión de esta primera entrega plantea cómo la espiritualidad también necesita de los bienes materiales básicos para la supervivencia. Ya lo decía Leonardo Boff, al afirmar que de las dos hambres que están devorando al ser humano, la del “pan” es saciable, mientras que el “hambre de espiritualidad” es insaciable, porque no se puede poner límites, en modo alguno, a la comunión, la solidaridad, el amor, la compasión, la ternura, la donación”.
Y así nos lo recuerda Evaristo Villar en su artículo “Ética y mística del pan… cuando el coronavirus”, Y es que el pan y el espíritu son dos condiciones básicas para la vida del ser humano y de las sociedades. Son como los dos ojos para ver y los dos pies para andar. Sin pan la vida es imposible y sin espíritu carece de sentido.


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