Dolores Aleixandre. Religiosa del Sagrado Corazón
En el asunto
del amor nos va la vida y precisamente por eso necesitamos recordar con cuánta
facilidad nos engañamos a la hora de ponerlo en práctica. Quizá por eso Jesús
le hace a Pedro junto al lago un test de diagnóstico rápido: Y cuando le oye
responder afirmativamente a su pregunta “¿Me amas más que…?, le pone
inmediatamente delante el camino en que verificar la autenticidad de su amor: “Apacienta
a los míos, cuídalos, preocúpate, hazte cargo de ellos”.
El test
sigue siendo eficaz hoy y quizá en este tiempo de pandemia nos venga bien
actualizar sus imperativos[1] y escucharlos como dirigidos
personalmente a cada uno de nosotros.
- Si me
amas, huye de la obsesión por que termine cuanto antes este
tiempo de crisis para poder volver “a lo de antes”. Eso “de antes” estaba
absolutamente descompensado y urge reequilibrar el mundo: el sueño de un
crecimiento y un consumo sin límites está teniendo consecuencias devastadoras.
- Si me
amas, aprende las lecciones de la pandemia: los límites de la
autosuficiencia y la común fragilidad, la conciencia de que, frente al virus de
la Covid 19, no hay más defensa que el virus de la solidaridad.
- Si me
amas, hazte de nuevo las preguntas esenciales,
reflexiona sobre los retos planteados, el sentido de la vida, de las cosas y
del mundo. Prepárate para defender la vida, apreciarla como
nunca, amarla, vivirla; no desde el temor a la muerte, sino desde la alegría de
estar vivos.
- Si me
amas, piensa junto a otros y a largo plazo sobre el futuro de
la condición humana: qué decisiones y políticas públicas son necesarias para
defender la vida y su disfrute, su sentido y su sentir.
- Si me
amas, desconfínate mentalmente por rebeldía y no resignación,
por esperanza y con esperanza. Ponte a favor de una política y
una economía de la vida y por la vida y escucha las preguntas de
las generaciones futuras sobre qué mundo mejor pueden esperar.
- Si me
amas, apacienta las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y
Microsoft): eres tú el encargado de apacentarlas, no dejes que sea su poder de
distracción quien tome el control de tu vida.
- Si me
amas, enciende en la oscuridad luz de visión, de orientación y
de esperanza.
NOTA por si
a alguno le pasa como a Pedro: las consecuencias del amor que Jesús le ponía
delante le venían tan grandes, que trató de salirse por la tangente: “- Vale,
yo lo intento, pero ¿qué pasa con fulanito y menganito y el otro, que no están
por la labor de vivir todo eso?” El corte recibido fue fulminante: “-¿Y a ti
qué te importa? Tú, sígueme”. Que en el fondo no es más que la versión adulta
del juego “Antón Pirulero” que nos sabíamos los niños de antes: “Cada cual,
cada cual, que atienda a su juego”.
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