NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


Evangelio del día, aipatuteko egunaren Ebangelioa

DE LA PALABRA A LA EUCARISTÍA

DE LA EUCARISTIA A LA VIDA

Domingo, 22 de diciembre de 2024

Domingo IV de Adviento -ciclo C-

 

“Para rezar no es necesario ser inteligente, sino estar en oración.

"Pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá" (Mt 7,7)

La oración, piedra angular de la familia fiel a su identidad y misión.


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo,
Amor del Padre y del Hijo,
 Inspírame siempre lo que debo pensar,
 lo que debo decir, lo que debo callar,

 lo que debo escribir, lo que debo actuar,
 lo que debo arrancar de mi vida
 y lo que debo cultivar,

 lo que debo hacer para pedir perdón
 y lo que debo perdonar,
 lo que debo hacer para procurar tu gloria
 y abrirme a tu acción santificadora,

 lo que debo pedirte para mis hermanos
 y lo que debo afrentarme para su salvación.
 Espiritu de Jesús
 Toda mi confianza esta puesta en Ti

  Amén

  

Evangelio según san Lucas 1, 39-45
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Por aquellos días, María se puso en camino y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá.
Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno.
Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
«¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

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Exultar por la alegría del encuentro. Comunicarla. Muchos católicos somos poco expresivos
María e Isabel comparten: van a ser madres, no hay varones, colaboran con Dios, llenan la escena
Pero los grandes son los hijos de ellas. «La madre de mi Señor»: algo vieron los primeros cristianos
La creyente, dichosa porque ha creído, siempre creyente. La evangelizadora, la que lleva a Jesús
Portadora de alegría “Alégrate… el Señor está contigo”, la alegría que le brota de Jesús
Evangelio, Eucaristía, comunidad, etc, hacen saltar de alegría. Pero antes ¡dichosa tú que has creído!

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Meditación del papa  
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel.
Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo.
El seno materno que nos acoge es la primera “escuela” de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá.
Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación.
Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.

Después de llegar al mundo, permanecemos en un “seno”, que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el “lugar donde se aprende a convivir en la diferencia”: diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo.
Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. 
(Mensaje de S.S. Francisco, 23 de enero de 2015).


María se puso en camino. La visita de María a Isabel le permite al evangelista Lucas poner en contacto al Bautista y a Jesús antes incluso de haber nacido.
La escena está cargada de una atmósfera muy especial.
Las dos van a ser madres.
Las dos han sido llamadas a colaborar en el plan de Dios.
No hay varones. Zacarías ha quedado mudo. José está sorprendentemente ausente.
Las dos mujeres ocupan toda la escena.

María que ha llegado aprisa desde Nazaret se convierte en la figura central.
Todo gira en torno a ella y a su Hijo.
Su imagen brilla con unos rasgos más genuinos que muchos otros que le han sido añadidos posteriormente a partir de advocaciones y títulos más alejados del clima de los evangelios.

·         María, «la madre de mi Señor». Así lo proclama Isabel a gritos y llena del Espíritu Santo.
Es cierto: para los seguidores de Jesús, María es, antes que nada, la Madre de nuestro Señor.
Este es el punto de partida de toda su grandeza.
Los primeros cristianos nunca separan a María de Jesús. Son inseparables.
«Bendecida por Dios entre todas las mujeres», ella nos ofrece a Jesús, «fruto bendito de su vientre».

·         María, la creyente. Isabel la declara dichosa porque «ha creído».
María es grande no simplemente por su maternidad biológica, sino por haber acogido con fe la llamada de Dios a ser Madre del Salvador.
Ha sabido escuchar a Dios; ha guardado su Palabra dentro de su corazón; la ha meditado;
la ha puesto en práctica cumpliendo fielmente su vocación. María es Madre creyente.

·         María, la evangelizadora. María ofrece a todos la salvación de Dios que ha acogido en su propio Hijo. Esa es su gran misión y su servicio.
Según el relato, María evangeliza no sólo con sus gestos y palabras, sino porque allá a donde va lleva consigo la persona de Jesús y su Espíritu. Esto es lo esencial del acto evangelizador.

·         María, portadora de alegría. El saludo de María contagia la alegría que brota de su Hijo Jesús. Ella ha sido la primera en escuchar la invitación de Dios: «Alégrate… el Señor está contigo». Ahora, desde una actitud de servicio y de ayuda a quienes la necesitan, María irradia la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, al que siempre lleva consigo.
Ella es para la Iglesia el mejor modelo de una evangelización gozosa.
José Antonio Pagola

 
 


CORONA DE ADVIENTO
Al encender este cuarto cirio de la Corona de Adviento, queremos representar el compromiso y la figura de la Virgen María.
Que, al igual que Ella, seamos portadores de vida, de ilusión, de fraternidad y de alegría


AYUDAS para la EUCARISTÍA
«PROCLAMA» 
Monición de entrada: Estamos ya a las puertas de la Navidad y, en este 4º domingo de adviento, la Iglesia nos propone como ejemplo y modelo a seguir a la Virgen María. Ella, llena del Señor, lejos de quedarse en casa, marcha para ayudar a su prima Santa Isabel. Allá, tanto Isabel como Juan –que gime en su interior- reconocerán a la Madre del Señor. Que también nosotros, a punto de comenzar la Navidad, sepamos reconocer a María como aquella que nos da al Salvador y que, también nosotros, salgamos al encuentro de las personas que en estos días más pueden necesitar una sonrisa, ayuda, estímulo, fe, esperanza o alegría. 

Encendido de la tercera vela: 
Al encender esta cuarta vela de la Corona de Adviento, queremos representar el compromiso y la figura de la Virgen María. Que, al igual que Ella, también seamos portadores de vida, de ilusión, de fraternidad y de alegría. 

Acto Penitencial: 
Con demasiada frecuencia hemos dicho “no” a Dios, y a los hermanos que nos suplicaban y pedían nuestra ayuda. Pidámosles que nos perdonen. 
+ Señor Jesús, María dijo su “Sí” a Dios y de este modo tú pudiste nacer como uno de nosotros. Ten piedad de nosotros. 
+ Cristo Jesús, perdón por nuestra falta de solidaridad con el que nos necesita. Ten piedad de nosotros. 
+ Señor Jesús, perdón por ser tan duro con los demás en el juicio. Ten piedad de nosotros
Comunidad: Ten piedad de nosotros, Señor, y perdona nuestros Pecados. Haz que nos confiemos totalmente a ti y llevemos a cabo tus planes, de modo que podamos juntos hacer un mundo mejor. Amén. 

Oración Colecta. 
Ministro: Oremos a Dios para que sepamos acoger a su Hijo con profunda fe. (Pausa). Comunidad: Jesús ven con tu vida a nosotros, tu pueblo, que contigo podamos buscar tu voluntad en todo lo que hacemos. Ayúdanos a servirte a ti y a nuestros hermanos junto con María, y cantar con ella el himno alegre de quienes has hecho libres, por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén

(Las moniciones las puede leer quien quiera). 1ra lectura tomada del Libro del profeta Miqueas. Miqueas fue un profeta de origen campesino. Consideró que la infidelidad al amor de Dios se hace sentir en la explotación del prójimo. Su prédica, fue entre los años 740 a 697 a. C. profetizó en Judá. En un ambiente plagado de injusticias, el profeta Miqueas anuncia al fin un rayo de esperanza para el pueblo. 
Segunda Lectura de La carta de San Pablo a los Hebreos. Esta carta está dirigida a comunidades cristianas en las que habría cierto número de conversos procedentes del judaísmo. Escrita año 65 d. de C. Nos dice que la vida de Jesús es, desde el comienzo, ofrenda permanente de Cristo como servicio al Padre, en el plan concreto de la salvación. Evangelio según San Lucas. La intención de Lucas es que lo leyera principalmente una audiencia gentil, y presentó a Jesucristo como el Salvador de los judíos y de los gentiles. (Los gentiles eran considerados como paganos que no conocían a Dios) Dos mujeres, una jovencita y otra muy anciana. Ambas pobres. Pocas imágenes tan representativas de los que no valen ante los ojos de la sociedad del placer y el consumo. Pero la mirada de Dios es distinta, y de nuestra pequeñez se vale para Manifestar la grandeza de su voluntad y su amor ¿hubieras tú invitado a estas personitas a tu cena de navidad? 

Oración de los fieles. 
Con María firmemente creemos que Dios está cumpliendo sus promesas. Con María también rogamos al Padre. Haznos más humanos. 
+ Para que los que tienen el corazón orientado hacia la paz lleven a nuestro mundo, roto y dividido, la armonía y la cooperación que Jesús, Príncipe de la Paz, quiso otorgarnos.
 + Para que los que ha perdido el camino y los que viven en la noche de la duda y del temor lleguen a conocer quién es su Salvador. + Que, en la cena o comida de Navidad como familia, podamos hacer una oración para darte gracias Dios amigo por su amor y ayuda.
+ Jina esboza una hermosa sonrisa cuando ve a su hijo Apo, de 10 años, correr tras la pelota en el patio de la iglesia. Aunque la pérdida de su padre marcó su vida, Apo ha aprendido a ser feliz en medio de la adversidad. Robert fue secuestrado por los extremistas por causa de su fe y nunca volvieron a saber de él. Los cristianos estamos decorando nuestras casas para la Navidad. Te pedimos Señor por Siria, que sigan por el camino de la paz.
Comunidad: Padre nuestro que estás en el cielo, danos a tu Hijo porque lo necesitamos para hacernos nuevos a nosotros y a nuestro mundo. En él ponemos toda nuestra esperanza, ahora y por siempre. Amén

Prefacio. Ministro. Te bendecimos, Dios y Señor nuestro, creador del espacio y del tiempo, y te agradecemos en este día tan señalado el maravilloso testimonio de María, la Madre de Jesús. Y sintiéndonos hijos tuyos te bendecimos y elevamos hasta Ti este himno de gloria y alabanza.

Plegaria Eucarística. 
Ministro: Necesitamos tu ayuda, danos por favor ese espíritu de lucha de que hicieron gala Jesús, José y María. Comunidad: Te pedimos por nuestro Papa Francisco y por nuestro Obispo Florencio. Como Iglesia, también nosotros queremos seguir los pasos de María y cooperar activamente en el desarrollo de la misión que inició tu hijo Jesús. Cuenta con nosotros, Padre Dios, para hacer un mundo más habitable. Por Cristo con Él y en Él…

Oración del envío
Dios, a los ojos humanos, presenta cosas extrañas:
Convierte en madre a una “Virgen” y a una marginada “anciana”.
Movida por el amor, La “Virgen” va a la montaña.
Allí se encuentra a la “anciana” tranquila, en su propia casa.
Son María e Isabel. Más que primas, son “hermanas”.
Quieren compartir el gozo de sentirse “embarazadas”.
La visita de María llena la casa de gracia.
Isabel siente que el niño salta alegre en sus entrañas.
Las “dos madres” se estremecen en un canto de alabanza.
Dan gracias al Dios que mira la humildad de “dos esclavas”.
Dios se acerca a nuestra puerta y repica con la aldaba 
Sólo los pobres y humildes responden a su llamada.
Pronto será Navidad. Jesús buscará “posada”.
!Ven, Señor! Ven a nacer en nuestra humilde morada

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https://www.youtube.com/watch?v=KiAkH70sVzU

ENSÉÑANOS A AMAR

Tú, la Madre de la Iglesia, ven ayúdanos,
 enseñaste a caminar, a tu Hijo Dios.

 MADRE, ENSÉÑANOS A AMAR;
 MARÍA, MADRE ENSÉÑANOS;
 AMAR AL HIJO, AMAR A DIOS,
 / EN TI, ES SIEMPRE UN MISMO AMOR. / (2)

 Tú, hablabas con tu Hijo, era hablar con Dios,
 yo quisiera hablarle así y saber rezar.
 ESTRIBILLO.

 Madre del amor hermoso, Madre virginal,
 todo el cielo floreció en tu corazón.
 ESTRIBILLO.


**    Sólo una vida vivida para los demás 
merece la pena ser vivida   **



CONTIGO SIEMPRE

ABBÁ



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DE LA PALABRA A LA EUCARISTÍA

DE LA EUCARISTIA A LA VIDA

Sábado, 21 de diciembre de 2024

Semana III de adviento Ciclo C

 

Nuestra oración es un proceso de purificación que nos lleva de una curiosidad inicial a una inquietud y de ésta a una necesidad de Jesús. P. Guillermo Serra, L.C

Mucho sufre nuestra vida de oración porque nuestro corazón no está en silencio. Madre Teresa de Calcuta

Nunca eres tan grande, como cuando te arrodillas delante de Dios. Autor desconocido


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, Dios
eres luz:
 ilumíname con tus rayos;

eres calor:
 calienta mi existencia;

eres libertad:
 hazme libre;

eres fecundidad:
 cúbreme con tu sombra;

eres agua viva:
 dame de beber;

eres respuesta:
 dame fuerza para decir sí
 al Padre,
 al Hijo
 y a ti, Espíritu Santo.
 Amén

 


Evangelio según san Lucas 1,39-45

 En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
 Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.

Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

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Exultar por la alegría del encuentro es el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación
Nacemos de una madre, vivimos en un “seno”, la familia, donde aprendemos a convivir en la diferencia
“Hágase en mí según tu Palabra” es para María un programa de vida; se pone en camino, al servicio
Bendice sin palabras María llevando la fuente de toda bendición. Isabel bendice y se llena de alegría
Menos amargura, queja, crítica, condenas; Dios decide venir como respuesta positiva, salvífica, al mal

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Meditación del Papa
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel.
Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera “escuela” de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá
Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro,
es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación.
Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.

Después de llegar al mundo, permanecemos en un “seno”, que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el “lugar donde se aprende a convivir en la diferencia”: diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. 
(S.S. Francisco, 23 de enero de 2015)

 


 “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra”. Estas palabras de María no son una jaculatoria piadosa, ni una mera expresión de buenos deseos, sino un programa de vida.
María se declara libremente servidora, e inmediatamente lo pone por obra.
Se levanta, se pone en camino, cuesta arriba (así es el camino desde la vega de Galilea a la montaña de Judá, en Ain Karim), que recorre, además, deprisa. Se ve que hay urgencias que requieren respuestas prontas, sin demoras.
Así es el espíritu del verdadero servicio. María podía considerarse una privilegiada, objeto de la elección y las atenciones de Dios; pero al declararse la servidora del Señor, dispuesta a dejarse hacer por su Palabra creadora, lejos de situarse en el centro, sale de sí, para poner en el centro a los necesitados de su apoyo. Y ese es el primer fruto de la Palabra: poner en camino, disponer al servicio.

Así podemos medir hasta qué punto cada uno de nosotros está dejándose hacer por la Palabra que escuchamos, por la Palabra que es Cristo. Si esa escucha y esa relación no nos ponen en camino, si no nos hacen acometer “de prisa” las cuestas arriba de nuestra vida, si no nos disponen a salir de nosotros mismos al servicio de los necesitados, significa que no estamos dejando que la Palabra actúe en nosotros, que la estamos domesticando como “material de meditación o predicación”, que la semilla de la Palabra no ha encontrado todavía en nosotros tierra buena.

Pero hacerse al camino sin tardanza es sólo un primer fruto.
María porta en su seno la Palabra a la que sirve, la positividad que se le transmitió en la Anunciación. María es portadora de esa buena noticia transmitida por el ángel, de la que a su manera también ha recibido Isabel. De ahí el cariz del encuentro entre las dos mujeres grávidas de bendición y de vida. Mirando a su entorno social e histórico, comprendemos que tenían motivos de sobra para quejarse, de lo mal que estaba la vida, de la corrupción en torno al templo, de la tiranía herodiana, de la opresiva invasión romana… Pero de sus bocas sólo salen bendiciones.
Primero bendice sin palabras María, porque lleva dentro de sí la fuente de toda bendición. Isabel, representante de los justos del Antiguo Testamento, percibe en ella el cumplimiento de las promesas, y prorrumpe en bendiciones, alegría y júbilo.

Este es el segundo fruto de la Palabra en nosotros. Si en nombre de nuestra fe brotan de nosotros palabras de amargura, queja, crítica, de condenas despiadadas, si nuestra actitud es ante todo sombría y pesimista (respecto del mundo, la Iglesia, nuestro entorno inmediato), es que no hemos asimilado bien la Palabra, que se nos ha indigestado de algún modo.
Es verdad que no podemos cerrar los ojos ante el mal, ante el mucho mal que oscurece el mundo y mancha la dignidad humana.
Pero si Dios ha decidido venir a visitarnos es precisamente como respuesta (positiva, salvífica) a ese mal. Y nosotros no podemos dejarnos cegar por él hasta el punto de no ver la Buena Noticia, el Evangelio, la Palabra salvadora que, es cierto, muchas veces parece invisible, pero está ya presente y actuando, como un germen, justamente como un embrión, en el seno de María. Sin dejar de ver y denunciar el mal, los creyentes tenemos, por encima de todo, que alegrarnos y bendecir, como Isabel; ser, como María, portadores de bendiciones.
(José M. Vegas CMF)

María me viene a visitar. … Dejo entrar a María a mi vida.  …
¿Qué le puedo decir hoy a la portadora de tan buena noticia para toda la humanidad? ...
¿Qué es lo que más me llama la atención de ella? …
¿Qué siento ante su presencia en mi corazón? …
Le escribo una oración muy personal.  Mi “Ave María
(CVX-Latinoamericana)

 


ORACIÓN
 
SALMO DE ESPERANZA
   
A ti, Señor, levanto mis ojos
a ti que habitas en el cielo
y entre los hijos de los hombres.
Levanto mis ojos
de dónde viene mi esperanza.

La esperanza me llega a borbotones de tu inmenso amor,
de que no te olvidas nunca de mí.

Muchos hombres ponen su esperanza
en que tengan suerte en el juego,
en que todo les salga bien,
en la solución de sus problemas.

Mi esperanza es pronunciar tu nombre.
Mi alegría se llama conocerte,
saber de tu bondad infinita,
más allá de donde alcanza mi razón,
tú eres una puerta abierta,
una ventana llena de luz.

Cuando los hombres me miran,
me preguntan por qué sigo creyendo,
por qué tú sigues siendo mi esperanza,

me digo:
si te conocieran,
si supieran sólo un poco de ti,
si ellos descubrieran lo que tú me has dado,
estoy seguro de que no dirían lo que dicen;
pues tú eres maravilloso,
acoges mis pies cansados.

Por eso, por todo y por siempre,
tú, señor, eres mi esperanza.
Amén

*************                                                                *************


 


https://www.youtube.com/watch?v=5xX-2DL-ecg&list=PLBE69CB589C41F894&index=7


DULCE JESÚS MÍO

Dulce Jesús mío, mi niño adorado (bis)
Ven a nuestras almas niñito, ven no tardes tanto (bis)

Del seno del Padre, bajaste humanado (bis)
Deja ya el materno niñito, porque te veamos (bis)

De montes y valles, ven ¡oh deseado! (bis)
Rompe ya los cielos niñito, brota, flor del campo (bis)

Dulce Jesús mío, mi niño adorado (bis)
Ven a nuestras almas niñito, ven no tardes tanto (bis)


**   El camino no es largo cuando amas a quien vas a visitar   **

CONTIGO SIEMPRE

ABBÁ



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