NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


Salud Mental . Odimen Osasuna

Cuándo se da la paz que trae Jesús hay que despejar la cancha. Es decir, tratar de distinguir a qué le llamamos a menudo paz.

Digamos, en principio, que hay una paz que buscamos cuando estamos estresados o cansados del trabajo, o de alguna persona, y queremos que se acabe de una vez por todas. Sentimiento muy común en esta época del año. En algunos casos llegamos a decir: “déjenme en paz”. Aquí estamos asociando la paz con la tranquilidad de estar solos y sin preocupaciones por un momento.

Pero también sucede que cuando visitamos un lugar silencioso como el cementerio algunos comentan: “¡qué paz!”. De hecho, varios de estos sitios suelen usar la palabra paz en sus nombres. Aquí asociamos la paz con silencio de muerte: “que en paz descanse”, se suele escribir. Se trata de una paz duradera pero no gozable, porque a esas alturas se acabaron las posibilidades de preocuparse en esta vida.

Quien tenga alguna que otra oportunidad o hace un viaje para conectarse con la naturaleza, o va a uno de estos spa que tanto abundan últimamente, y se relaja un poco haciéndose unos mimos a sí mismo. Aquí se relaciona la paz con un producto de consumo, con algo que podemos adquirir ni bien podamos. Es decir, depende de nosotros pero dura poco y siempre necesitamos más.

Por último, está la situación de los que piensan que paz es ausencia de violencia y terminan evadiéndose de los conflictos que toda realidad lleva adentro ejerciendo otro tipo de violencia sobre sí mismos y los demás con un permanente: “todo bien”, “tranquilo, no pasa nada”.

Podríamos seguir describiendo algunas situaciones más, pero lo importante es que nos preguntemos: ¿será este el tipo de paz que nos deseamos en Navidad? ¿Será este el tipo de paz que esperamos que Jesús traiga con su vida, su muerte y resurrección? ¿No habrá algo más hondo detrás del “noche de paz, noche de amor”?

Una paz con rostro: el de Cristo

El mensaje de Jesucristo está íntimamente ligado a la paz y a nuestro deseo de ella. Es parte central de su enseñanza y del modo que tiene para comunicarnos el amor del Padre. En efecto, podríamos preguntarnos: ¿qué quiere Dios de la vida del hombre? Y entonces tendremos que llevar la mirada al rostro de su Hijo. Si contemplamos la vida de Cristo nos encontraremos con el gran misterio de un hombre-Dios que ha venido a nuestra historia para revelarnos un proyecto de amor, de justicia y de paz para todos los hombres de la Tierra sin excepción.

Este proyecto es el que se encarna en la persona de Jesús de Nazaret. Es lo que él llama en los Evangelios el Reino de Dios.


Reflexión pastoral

Los trastornos mentales



«Consolad, consolad a mi pueblo ‒dice vuestro Dios‒; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle» (Is 40,1-2). ¡Cuántos hermanos nuestros están pasando por el valle del dolor, de la enfermedad, de la soledad, del sufrimiento! Son muchos los aquejados por las enfermedades corporales, orgánicas, pero son aún más los que padecen, en lo más profundo de su ser, los trastornos mentales.

Es bien conocida la célebre definición de salud que proclamó la Organización Mundial de la Salud: «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades» (Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, 1946). Ese completo bienestar mental expresa en realidad un bienintencionado deseo que, demasiadas veces, se queda muy lejos de la realidad.

Nuestra salud mental se encuentra amenazada por las circunstancias del mundo en el que vivimos, que pasan factura produciendo pequeños o grandes desajustes que llevan a esos trastornos mentales, además de los producidos por las propias características personales que nos definen a cada uno de nosotros.

Frecuentemente, estos son pequeños o moderados y, a veces, los consideramos prácticamente normales, sin darles mayor importancia, aunque la tienen. No es necesario que pensemos en los grandes trastornos psiquiátricos – tan invalidantes y perturbadores. Al contrario, estos padecimientos menores, a los que estamos tan acostumbrados, y a los que tenemos tendencia de no darles demasiada importancia, fácilmente pasan inadvertidos para los que vivimos al lado de a quienes les afecta. Pero no para sus familiares y seres queridos que los cuidan y que también están sufriendo con ellos.

Pensemos que más de la cuarta parte de nuestros hermanos los sufren , siendo estos algo más frecuentes en las mujeres (30,2%) que en los varones (24,4%). Son, ciertamente, muchísimas personas. Y bien pudiera ser que nosotros mismos también. Su sufrimiento no pasa desapercibido para nuestro Señor, ni debería serlo para nosotros.

Consolad, consolad a mi pueblo

En la Sagrada Escritura resuena, con toda su fuerza, la llamada de Dios a consolar a los que sufren. El Libro de la Consolación, del profeta Isaías, se abre con ese deseo –y mandato divino– de que nosotros participemos en el ministerio de la consolación: «Consolad, consolad a mi pueblo –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle» (Is 40,1-2).

La palabra “consolar” en hebreo significa, en sentido causal, “hacer respirar”, hacer recuperar el aliento en una situación de dolor, de miedo; consolar es ayudar a una persona deprimida, maltratada, rota hasta el punto de no ser capaz de recuperar el aliento, a respirar nuevamente. La etimología hebrea resalta ese aspecto físico-psicológico de la consolación: volver a respirar, sentir alivio. Se aplica a la vivencia subjetiva, mental, del sufrimiento, pero incorporando claramente sus connotaciones corporales; es bien sabido que, en la mentalidad hebrea, el cuerpo y la mente-espíritu son inseparables, forman una unidad.

Su traducción al griego (parakaleo, paraklesis), insiste en la acepción de alentar, exhortar, sostener, confortar a los que sufren. La animación y la exhortación nos hacen sentir, efectivamente, la solidaridad, nos ayudan a vencer la soledad, nos confortan, nos consuelan.

Nuestra palabra “consolar” viene del latín consolari formado por el prefijo con- “unión, cooperación” y el verbo solari, “aliviar, calmar, apaciguar”. Significa, por ello, “estar unidos en el alivio”: aliviar, confortar, reconfortar, desahogar, animar, alentar, calmar, tranquilizar, serenar.

Consolar es, precisamente, una de las acciones que mejor puede definir el acompañamiento pastoral de quien sufre un trastorno mental, así como de sus familiares y cuidadores, de sus seres queridos, que con tanta abnegación lo están cuidando.

Consuelo de Dios

El cristiano, unido a Cristo, es consolado justamente en el momento más duro de su sufrimiento, como tan bien lo expresa san Pablo: «¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo» (2 Cor 1,3-5).

Esta consolación no se recibe pasivamente; es simultáneamente alivio, animación, exhortación. La única fuente de la consolación es Dios (2 Cor 1,3.4). Él es el único que verdaderamente puede aliviar, animar y serenar nuestro débil ser, nuestro cuerpo dolorido, nuestra mente hundida en el sufrimiento; el único que puede reanimar, dar esperanza y construir un nuevo modo de vivir a quien pasa por la noche oscura de las alteraciones mentales.

¿Por qué siento que todo el mundo está contra mí, y cómo evitarlo?



Todos tenemos rachas en las que algunos asuntos se nos tuercen al mismo tiempo. Un despido, una ruptura sentimental, enfados con la familia, pérdidas económicas… Sin duda, a veces los disgustos vienen a la vez.

Pero no se trata de una conspiración, sino de algo mucho más sencillo: cuando estás mal, todo en tu vida sufre las consecuencias de tu situación. Por ejemplo, si físicamente sufres algún bajón, es posible que tu capacidad de atender a tu familia y a tu profesión se reduzcan y, tarde o temprano, se verán las consecuencias.

Sin embargo, en algunas ocasiones somos nosotros mismos los que estamos mirando la vida de forma que tenemos la sensación de que el mundo conspira contra nosotros. Esta es una de las causas más frecuentes de infelicidad: la constante necesidad de encontrar el problema fuera de uno mismo.

En psicología, esta sensación de que el mundo está contra ti, cuando llega a ser patológica, se denomina manía persecutoria. Todos padecemos en mayor o menor medida una cierta manía persecutoria. La queja es el mayor alimento para esta sensación. Combatirla de forma realista y objetiva te hará vivir de forma mucho más equilibrada.

Algunas claves para dejar de sentir que el mundo está contra ti

No critiques a los demás: cuando hablas mal de otros a sus espaldas, es muy fácil que desarrolles la paranoia de que los demás hacen lo mismo contigo. Por eso, cuando te acerques a alguien y te mire, pensarás que te están juzgando como tú haces con los demás. En cambio, si tratas de mirar a los demás sin juicios, comenzarás a sentir que tú tampoco eres juzgado y tu mente se simplificará hasta proporcionarte un nivel de bienestar muy alto.

Acepta que no eres el centro del universo: de acuerdo, algunas personas hablan de ti. Pero la mayoría tienen cosas más importantes de las que hablar, y no pasa nada.

No exageres tus méritos: la manía persecutoria se puede manifestar en forma de frustración profesional. Por supuesto, haces muchas cosas bien. Quizá crees que todo el mundo infravalora tu trabajo. (Esto sucede especialmente a profesiones artísticas como escritores, músicos, etc.). Muchas veces olvidamos que existe la posibilidad de que no seamos tan brillantes en lo que hacemos. Esto no nos quita ninguna dignidad. Seguimos siendo personas únicas, valiosas e importantes.

No esperes grandes halagos por tus favores: lo que hagas por otros, hazlo libremente y sin esperar nada a cambio. Si tienes en la cabeza la lista de favores que has hecho por los demás esperando que te los devuelvan o que se sientan muy agradecidos por ti, comprobar que esto no sucede generará en ti una sensación de injusticia que te producirá rabia, enfado o tristeza, y te hará mucho daño.

Recuérdate la verdad: a veces, imaginas que la gente está todo el día hablando de ti y, encima, a tus espaldas (compañeros de trabajo, familiares, amigos…). Puede ser que se hable de ti, pero es muy improbable que tengan otros muchos temas de los que hablar.



Los desafíos de la salud mental y la Iglesia

El papel de la fe y el apoyo de la iglesia

Las comunidades religiosas tienen mucho trabajo que hacer para abordar la vergüenza, la culpa y el estigma asociados a los problemas de salud mental. A menudo, debido a creencias teológicas particulares o a la falta de información, algunos grupos religiosos no entienden los problemas de salud mental como enfermedades reales. Pueden atribuir los problemas de salud mental a una falta de fe o a un pecado no confesado en la vida de la persona. A veces, incluso se anima a las personas a dejar de tomar la medicación y a confiar sólo en la oración. A veces, se culpa a la familia de la persona en un momento en que los miembros de la familia están más necesitados de apoyo.   

  • La ciencia, la medicina y la fe pueden contribuir a la curación de una persona. La fe considera que la curación -no simplemente una cura mental o física- es una especie de paz que proviene de saber que Dios está actuando en nuestras vidas incluso en los momentos difíciles.      
  • Aprenda más sobre la distinción entre curar y sanar.

Tanto la fe como la ciencia son necesarias y deben complementarse mutuamente cuando aprendemos a vivir con los problemas de salud mental. Los medicamentos pueden estabilizar los síntomas, pero la experiencia del amor en las relaciones y nuestra conexión con Dios y con otras personas nos lleva a una auténtica curación. Los miembros de la familia, los amigos y una comunidad religiosa de apoyo pueden modelar el amor incondicional de Dios asegurando a la persona que no está sola en medio de la oscuridad personal. Los pasajes bíblicos más tranquilizadores son Isaías 43:1-4; Salmo 139:7-12; y 1 Juan 4:16b, 18a. 

Factores que pueden favorecer la recuperación

  • Un sentido de comunidad.
  • Los rituales de la tradición religiosa de una persona.
  • Otras prácticas espirituales como la oración, el testimonio y la meditación.
  • Conocimiento y comprensión de los antecedentes culturales de una persona, incluida la forma en que esa cultura entiende la salud mental.

El apoyo emocional a la familia de la persona es esencial para ayudar a lidiar con los sentimientos naturales que pueden incluir la culpa, la vergüenza, la ira, la confusión, la soledad, el miedo, la ansiedad y la desesperación. Los líderes de la iglesia pueden ayudar remitiendo a los miembros de la familia a profesionales de la salud mental o a los grupos de apoyo que se ofrecen en su comunidad para ayudar a elaborar un plan que sea el mejor para todos. Las comunidades religiosas pueden ser una fuente de fuerza espiritual e interior para los miembros de la familia.

Cada persona anhela saber que alguien comprende su dolor y que recibirá apoyo y atención continuos. Las iglesias también pueden ofrecer un espacio para reuniones entre grupos de apoyo de la comunidad para demostrar su compromiso con la atención a quienes viven con problemas de salud mental y a sus seres queridos.

La Ideología de Género

DE LA LUCHA DE CLASES A LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO – Blog

¿Qué entendemos por ideología de género? Es un sistema de pensamiento de carácter filosófico que interpreta la sexualidad y la afectividad humanas como un hecho puramente psicológico (preferencia y voluntad) y cultural, prescindiendo e incluso anulando toda influencia de la naturaleza en la conducta humana.

Las "diferencias" entre varón y mujer, por tanto, no provendrían de la naturaleza biológica y psíquica del ser humano, sino de una construcción cultural o social (convencional), a partir de los roles y estereotipos que se asignan a los sexos.

Desde esta óptica, cada uno podría crear su propia identidad sexual: hombre o mujer. Además, tendría el derecho de que se lo reconozca en el Registro Civil.

Lo masculino o lo femenino de las cosas, por su parte, no tienen nada que ver con la sexualidad humana. La mesa, la silla y la casa, por ejemplo, son de género femenino; y el vaso, el árbol y el carro, de género masculino, sin que tengan ninguna cualidad femenina o masculina, respectivamente. La mesa es mesa, sin que sea mujer; y el árbol es árbol, sin que sea varón.

La ideología de género, aplica el concepto de masculino y femenino de las cosas a las personas. De aquí concluye que lo masculino y lo femenino pertenecen a lo cultural o social y que, por lo mismo, son convencionales o fruto de un acuerdo de cada pueblo y época.

Al término género le dan el significado de sexo. En un primer momento, género y sexo se presentan como si fueran sinónimos y, por lo mismo, intercambiables. Luego, el término sexo es utilizado, exclusivamente, para la dimensión biológica; y el de género como "construcción social o cultural".

La biología, la psicología, la sociología y la filosofía demuestran que el ser humano es un "centro" de relaciones: consigo mismo (biológicas y psicológicas), con los demás (culturales), con el cosmos y con lo trascendente. Esta constatación ha llevado a definir a la persona como una "unidad" bio-psico-social-cósmico-trascendente.

La ideología de género, en cambio, defiende una visión fragmentada de la persona. Lo biológico nada tendría que ver con lo psicológico y, mucho menos, con lo cultural. El sexo "varón o mujer", con el que se nace, sería totalmente distinto del género masculino o femenino, que dependería del sentimiento y de la voluntad de cada persona, de acuerdo con su orientación o preferencia sexual, como también de lo que la sociedad defina sobre tales realidades.

El género, según esta teoría, además, podría cambiarse tantas veces como así lo decida el individuo, como heterosexual, homosexual (gay o lesbiana), bisexual, transexual, intersexual u otra forma de género.

La ideología de género pretende dar un nuevo valor a la sexualidad humana sin tener en cuenta la naturaleza biológica y psicológica. La autonomía del género, según esta teoría, es tan absoluta que la cultura crea "la verdadera naturaleza" de varón o mujer al margen de lo biológico.

Pero esta afirmación, en la vida ordinaria, no tiene asidero. Lo que se percibe, de un modo inmediato y espontáneo, es que lo masculino está relacionado con el cuerpo de un varón y lo femenino con el cuerpo de una mujer.

 Ideología de género, un concepto académico tergiversado e ignorado

Si se aceptara, por consiguiente, la hipótesis de que cada quien puede construir su propio género, al margen del sexo biológico, - lo cual no ha sucedido aún ni sucederá-:

a) Desaparecería la distinción entre varón y mujer: Todos somos iguales y cada quien independientemente de su sexo, opta por lo femenino o lo masculino.

b) Todos los tipos de uniones tendrían el mismo valor antropológico y social: De este modo, todos los tipos de relación tendrían el mismo valor, como el matrimonio varón y mujer, el concubinato, el intercambio de parejas, la poligamia, la poliandria, la prostitución, las uniones homosexuales, la promiscuidad, la pedofilia, la pornografía, la zoofilia, la necrofilia, entre otras.

c) Se eliminaría el matrimonio y la patria potestad: Si se consideran iguales todas las relaciones, las esporádicas y las permanentes, se destruye el matrimonio. Pero esta destrucción no se la hace directamente, sino llamando matrimonio a todo tipo de unión efímera y cobra fuerza el divorcio, la unión de hecho y la unión homosexual. La pérdida de autoridad de los padres en la educación de los hijos es el golpe más duro contra el matrimonio.

d) Desaparecería la familia, la sociedad y la cultura: Los Estados totalitarios lo primero que destruyen es la familia, porque precisamente, detestan toda expresión de libertad y comunión. Si la forma indisoluble del matrimonio entre un varón y una mujer y la relación con los hijos es el modo más adecuado para construir una comunidad de amor y libertad, es lógico que se trate por todos los medios de destruirla. Si el matrimonio y la familia desaparecen, igual suerte corre la sociedad. Hipotéticamente, se podría pensar en un nuevo fundamento de la sociedad. Las culturas de todos los tiempos han subsistido gracias a la presencia de las familias constituidas por matrimonios estables, donde esposos e hijos viven la comunión de vida y de bienes.

Ronald La Barrera

Psicóloga afirma que la oración mejora la calidad de vida

 

Hablar de la oración quizás es un tema muy usado. No faltaría alguno que afirme “Yo oro todos los días y sé perfectamente lo que significa orar”. Pero, ¿te has puesto a pensar cuánto beneficio recibes cuando oras? ¿Qué hay más allá de recibir un milagro?

Vamos a analizarlo desde el punto de vista psicológico. Los expertos señalan que la oración es un factor protector. Cuando tienes un problema, surge un factor de riesgo que agrava al problema. Sin embargo, cuando oras, pones tu confianza en Dios y esa confianza te protege.

La psicóloga Gema Guevara afirma que la oración es también un ejercicio de fortalecimiento mental que ayuda en el control de la ansiedad y la depresión; en el desarrollo de la empatía porque oras por otras personas; mejora el cognitivo intelectual porque, al conversar con Dios, la persona analiza las ventajas y desventajas de lo que están pidiendo y eso le lleva a buscar soluciones al problema. De otro lado, existen investigaciones que sostienen que la oración puede amortiguar los efectos del envejecimiento y el estrés.

“La oración es una terapia psicológica porque exteriorizas el problema. Cuando vas a terapia, cuentas tu problema para descargarte y sentir alivio emocional. La diferencia está en que la terapia podría funcionar o no; pero la oración te da plena seguridad que todo irá mejor porque hay alguien superior a ti que te va a ayudar”, expresa Gema.

 

El estado de ánimo y la oración

Uno de los beneficios que trae la oración es un estado de ánimo óptimo y ayuda estar en un nivel emocional tranquilo, en paz. Lamentablemente, hay muchas personas que confían en sus propias habilidades para solucionar problemas y dejan a un lado la oración. A lo que la especialista no recomienda esta práctica. “No podemos confiar en nosotros mismos porque sabemos que nos podemos equivocar, en cambio, con Dios no hay pierde porque él no tiene error”, asegura.

Aunque la respuesta a nuestra petición que hicimos con toda confianza sea un “No”, podemos estar tranquilos porque tiene un propósito. “Y es por esta razón que nuestra tolerancia a la frustración aumenta, porque sabes que hay alguien que te está cuidando”, expresa Gema.

Sin embargo, mencionó una de las emociones peligrosas ante la oración es la felicidad porque es en ese momento en el que uno se olvida de orar al saber que todo le está yendo bien. Es más fácil orar cuando la persona está triste que cuando está feliz.

La oración trae esperanza

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, en el Perú, hay más de cinco millones de personas que sufren algún tipo de trastorno mental. Solo el 20% de ellos visitan un consultorio y, varios de ellos, presentan la falta de esperanza y visión positiva de las cosas. Frente a ello, la oración da esperanza y tolerancia para saber esperar en Dios y eso hace que la persona se fortalezca emocionalmente también.

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¿Te has preguntado alguna vez qué hábitos saludables deberías añadir a tu lista de tareas pendientes? Todos deberíamos dedicar algo de tiempo y esfuerzo para mejorar nuestra salud mental, y qué mejor manera que adoptar algunos hábitos nuevos y saludables en tu vida. Si lo conviertes en un hábito, tarde o temprano te parecerá como una parte de ti, así que cuanto más saludable, mejor. Por ello, aquí te mostramos ocho hábitos saludables para mejorar tu bienestar mental.

 

5 señales que te dicen que estas descuidando tu salud mental



 

 Beneficios psicológicos de la Fe (y de creer)

¿Cómo nos beneficia psicológicamente la fe?

Como hemos mencionado, la fe consiste en creer en algo o alguien que no podemos ver (sobre todo cuando nos referimos a la religión), comprobar su existencia o explicar de manera científica o racional.

Escapa de nuestro entendimiento pero nos mostramos leales a ello, creyendo de manera incondicional. Este tipo de creencia, independientemente de a quién vaya dirigida y sin valorar si es cierta o no, puede comportar beneficios a nivel psicológico en los sujetos que la presentan.

1. Nos ayuda a superar momentos difíciles

Se ha observado que en momentos complejos, donde el sujeto pasa por situaciones difíciles tener fe, independientemente del tipo de religión, ayuda a afrontar la situación de mejor manera. La fe actúa como apoyo para el sujeto aunque este hecho no comporta que no se necesiten otras ayudas o apoyos, como el apoyo social o profesional.

En situaciones de enfermedad, de pérdida o duelo, la fe se ha mostrado una herramienta positiva que ayuda a una mejor superación de los acontecimientos adversos. Como ya apuntamos anteriormente la fe da esperanza, siendo esta fundamental para afrontar de manera positiva los sucesos antes planteados.

Asimismo, ayuda a dar sentido al dolor, ayuda a valorar el dolor, las experiencias negativas, como algo que nos hace más fuertes y que debemos hacerles frente para lograr superarlas.

2. Ayuda a la reflexión

La fe se vincula frecuentemente con la reflexión, con momentos dedicados a uno mismo para conectar con nosotros y reforzar nuestras creencias. Nos ayuda a ser más conscientes de lo que nos sucede.

Así pues, esta reflexión nos da la posibilidad de conocernos mejor, saber cómo nos encontramos y poder actuar de manera preventiva si vemos algún indicador de malestar. Al mismo tiempo que también nos hace más conocedores de nuestro entorno y poder actuar así de manera más adaptativa y adecuada según la situación.

3. Dar sentido a los distintos sucesos de la vida

La fe trata de dar sentido a los distintos sucesos de nuestra vida tanto los positivos como los negativos, para poder así integrar ambos y que ninguno de ellos suponga una gran inestabilidad e impacto en nosotros.

Intenta normalizar los momentos difíciles y entenderlos como parte de nosotros. De este modo, no solo conseguimos afrontarnos mejor a ellos sinó que nos ayuda a valorar más los pequeños sucesos positivos que acontecen, nos hace ser más agradecidos.

4. Mayor estabilidad emocional

Se ha obtenido que los sujetos que muestran fe presentan una mayor estabilidad emocional que se relaciona con un menor neuroticismo y ansiedad. Este hecho se debe al modo que presentan los sujetos creyentes para afrontar las distintas situaciones, muestran mayor esperanza, tratando de hacer frente a la situación de manera más positiva y sin perder la calma.

5. Mayor implicación en la rehabilitación médica

Al mostrar mayor nivel de esperanza y creencia de poder superar la situación, es más fácil que se impliquen más en la intervención de la enfermedad, presentando mayor disposición a seguir el tratamiento propuesto por el profesional.

Aun así, la fe no es la única variable que interviene, las características personales de cada sujeto también influyen, hay sujetos que muestran tendencia a actuar de manera más activa y otros a ser más pasivos ante la intervención de una enfermedad.

Es importante que animemos al paciente a mostrarse participativo y esperanzador, independientemente de sus creencias, ya que su actitud ante la enfermedad y posibilidad de curación será determinante para la recuperación.

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Recuerda que por muchos videos y ejercicios hagamos lo importante será conocerte a ti mismo y aprender que hacer el bien es la mejor terapia.


 

 

Terapia cuaresmal

La Cuaresma no es, por supuesto, una terapia psicológica propiamente dicha. Pero durante este tiempo se insiste en fomentar algunas actitudes que coinciden o convergen con las recomendaciones de la psicología humanista y de la positiva. Por eso, en sentido figurado, podemos hablar de terapia cuaresmal». Una terapia no solo para los déficits, sino también para el crecimiento integral.

Sin ser lo más importante, llama la atención la invitación cuaresmal a las restricciones en la comida –el ayuno y la abstinencia–, en la actualidad reducidas a la mínima expresión. ¿Una reliquia del pasado «que hay que mantener», sin más? Creo que no. Es una invitación a la sobriedad y al autocontrol.

Pero el objetivo de la templanza y la sobriedad cuaresmales es reforzar el control sobre nuestros deseos e impulsos y facilitar así la aspiración a metas más elevadas. Estas pequeñas privaciones alimentarias, además, pueden ayudar a sentir empatía con esos 800 millones de seres humanos que sufren el azote del hambre; empatía difícil de experimentar, por otra parte, desde nuestras latitudes donde el despilfarro de los alimentos es tan frecuente.

Sobriedad ampliable a otras áreas: al vestir, a las diversiones y, en general, al estilo de vida. Optar por un estilo de vida sencillo, aunque no por eso menos satisfactorio. Es más, la clave del bienestar psicológico pleno está en optar por las cosas y actividades sencillas, en las que la persona está sobre las cosas y no las cosas sobre ella. Para el pensador francés André Comte-Sponville, «la templanza es la virtud por la cual continuamos siendo señores de nuestros placeres y no sus esclavos».

Durante la Cuaresma se nos invita también a la generosidad con los más necesitados. La psicología ha encontrado escasa relación entre el aumento de bienes materiales y el aumento de la felicidad, pero ha comprobado que su buen uso, como el compartir esos bienes, produce más satisfacción y bienestar que su mera acumulación. Es la paradoja de la auténtica felicidad, que crece al dar y disminuye al acaparar. Pero también está probado el efecto positivo en el bienestar psicológico de invertir parte de esa gran riqueza, que es el tiempo, en actividades prosociales. Se trata, pues, de algo más que de dar una limosna para tranquilizar la conciencia.

Ocasión propicia, pues, para contemplar el camino recorrido con el objeto de rectificar la ruta, incluso darle un giro de 180 grados. Un proceso de revisión profunda con la luz del perdón: perdonar, aceptar el perdón, pedir perdón y perdonarse. Perdón que se prolonga en compasión. Conjugar, pues, en sus varias formas el verbo perdonar, como el modo más eficaz de reconciliarnos con Dios, con las demás personas… y con nosotros mismos.

La Cuaresma es también una terapia de crecimiento porque es un tiempo especial para la gratitud. Un tiempo para experimentar y expresar gratitud por todos los beneficios recibidos. La psicología positiva muestra con claridad las importantes consecuencias positivas para la salud mental, corporal y social de practicar la gratitud. Es ver el mundo y la vida como algo que «se me da» y no como algo que «se me debe».

Días también para espabilar el oído y el corazón a la escucha de Aquel que es «más íntimo que mi intimidad». Tiempo, pues, para el encuentro con ese Ser personal que nos trasciende sin anularnos; que lejos de debilitar nuestro yo, lo fortalece sin hincharlo; que no roba nuestra autoestima, sino que la sana y fundamenta con solidez; que nos invita a escuchar a las demás personas, incluso a las que no piensan como nosotros; que hace ver al ser humano que no vive en el caos ni abandonado a su suerte, sino en un universo con un sentido y una meta, donde todavía es posible, aunque no fácil, el abrazo fraterno de la reconciliación.

 La cuaresma como "días de salud", según Mosén Sol - Sacerdotes Operarios  Diocesanos

 

 

 

Hábitos destructivos: 1. Pensamientos negativos

Los pensamientos negativos son ideas que provocan que nos debilitemos, que perdamos la esperanza o que se interponen en el camino de mejorar su salud. Un pensamiento negativo es generalmente una crítica sobre uno mismo. Dividir al mundo en alimentos buenos y malos.


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                   Por qué es importante orar? | Los jóvenes preguntan  

 

Tres sencillos ejercicios para mejorar tu salud mental

En solo diez minutos, estas prácticas, que pueden convertirse en un hábito, marcan una gran diferencia en la vida de la persona.

 1. Respiración

Una respiración profunda y consciente puede permitir superar la ansiedad en unos minutos, pues al disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial, también lo hace el estrés. Uno de los ejercicios más efectivos consiste en, estando sentado o recostado y concentrado en uno mismo, cerrar los ojos e inhalar por la nariz mientras se cuenta hasta cuatro. Después, exhalar por la nariz contando hasta cuatro nuevamente. Se ha de repetir esta secuencia tantas veces como sea posible hasta sentirse relajado.

 2. Meditación; Oración

Con los cerrados y en posición de relajación se procede a hacer una cuenta atrás lentamente, desde números elevados –cincuenta o cien– hasta el cero. Se trata de concentrar la mente en un elemento concreto para que el resto de estímulos se vayan desvaneciendo. Luego piensda en cosas agradables o dale gracias a Dios por las cosas mas sencilla.

3. Natación, Caminar, Hacer ejecicio

Reducción del nivel de ansiedad, favorecimiento de la socialización y mejora de la autoestima son solo algunos de los muchos beneficios que reporta nadar, caminar, hacer ejercicios con frecuencia.

 

 

 

 

HERIDAS EMOCIONALES I
 
 
HERIDAS EMOCIONALES II



 

 

La oración es fuente de serenidad en un mundo hostil, dice el Papa

 Oración de la Serenidad Catolico | Plegaria Completa

Al comentar el Salmo 26 -“Confianza en Dios frente a los peligros”- durante la audiencia general de este miércoles, el Papa Juan Pablo II señaló que la oración es fuente de paz interior para el cristiano que vive en un mundo frecuentemente hostil.

El Santo Padre afirmó que el hilo conductor de este salmo que la Iglesia reza en la hora de Vísperas “es la confianza en Dios, tanto en el día de la alegría como en el tiempo del miedo”.

La primera parte del salmo, señaló, “está marcada por una gran serenidad, fundada en la confianza en Dios en el día tenebroso del asalto de los malvados”.

“La vida del creyente –continuó el Pontífice- está sometida con frecuencia a tensiones y contestaciones, a veces incluso a un rechazo y hasta a la persecución. El comportamiento del ser humano justo resulta incómodo porque es como una amonestación para los prepotentes y los perversos”.

El Papa recordó que “el fiel es consciente de que la coherencia crea aislamiento y provoca incluso desprecio y hostilidad en una sociedad que a menudo tiene como objetivo el provecho personal, el éxito exterior, la riqueza, el gozo desenfrenado”.

“Sin embargo –continuó-, no se siente solo y su corazón conserva una sorprendente paz interior, porque -como dice la espléndida ‘antífona’ de apertura del salmo- ‘el Señor es luz y salvación, es la defensa de la vida’ del justo”.

“La tranquilidad interior, la fortaleza de ánimo y la paz son un don que se obtiene refugiándose en el templo, es decir, recurriendo a la oración personal y comunitaria”, agregó el Papa.

“El Señor crea en torno a su fiel un horizonte de paz, que le protege del mal. La comunión con Dios es fuente de serenidad, de alegría, de tranquilidad; es como entrar en un oasis de luz y de amor”, concluyó.

 

 

LA ORACIÓN Y LA SALUD MENTAL

 

 

 

La música de fondo puede ayudarnos a orar, meditar, sentir a un Dios que sana. Mientras la música relaja mi cuerpo y mi mente, me pone a disposición para disfrutar de la presencia del Dios de Jesús.



 

 

 

 

Cómo detener los pensamientos negativos y dejar de preocuparte por todo.


 
 
 
 
Cómo ser mejor persona y más feliz: 
Este es mi 1er consejo Basta solo con adquirir el hábito d dar los buenos días y las buenas noches para mejorar como persona tanto a nivel interno como en la relación con otrosConocer q es lo correcto En este sentido, otro hábito interesante a añadir al día a día puede ser leer textos sobre ética. Cada uno tiene sus preferencias.Quien tiene un amigo, tiene un tesoroEs un dicho antiguo, pero todavía tiene vigencia. Y es q la soledad no es buena. Puede convertir a los hombres y a las mujeres en personas agrias y desconfiadas Y lo q es peor hacerles perder la perspectiva d lo bueno y lo malo Ir x la vida sabiendo internamente q se tienen amigos nos hace mejores personas.
Saber perdonar y olvidar: Hay ofensas graves. X supuesto. Pero, generalmente, en el día a día la mayoría son cuestiones q se pueden y se deben olvidar. Acumular pequeños odios t puede convertir en una mala persona. Mientras q ser flexible ante los errores y ofensas d otros permite construir una moral más optimista y benévola.Perdonar es bueno para la salud. Dado q el estrés puede provocar tensión producida x el rencor, liberarse d él a través del perdón, permite: Reducir la frecuencia cardíaca. Menor tesión arterial. Descenso del estrés cerebral. Mejora el sueño. Facilita las digestiones. Mejor Olvidar





TÉCNICAS PARA CAMBIAR PENSAMIENTOS.


Los pensamientos negativos son los promotores principales de la ansiedad, claro, junto con el desequilibrio físico y emocional, por eso es importante aprender a pensar de forma positiva y realista para liberarnos de la ansiedad y conectar con la felicidad.

Los requisitos previos.

Deja de creer que tú eres tus pensamientos.

Lo primero que necesitas hacer, es saber que tú no eres tus pensamientos. Estoy segura que rara vez te has puesto a cuestionar lo que piensas, a considerar que puedes estar equivocado en tus pensamientos. Estamos tan identificados con nuestra mente, que damos por hecho que lo que pensamos es verdad, simplemente porque nosotros lo pensamos.

La buena noticias es que tú eres mucho más que tus pensamientos, eres un ser mucho más complejo e increíble que lo que piensas de ti, o lo que piensas en general.

Entonces, primero identifícate con quien realmente sí eres: esencia en consciencia que se da cuenta de sí mismo.

Entiende cómo funciona tu mente

Tu mente es increíble, está diseñada para darle forma, figura y color al mundo que experimentas. Sin embargo, esta mente a veces puede estar equivocada. Cuando tú tienes una creencia en tu mente, ella, con su percepción y atención hace todo posible por desmostrarte que tu creencia es verdad
 Existe algo que se llama sesgos de atención, de memoria y de percepción, y estos sesgos hacen que tu mente filtre la información que no le conviene para el mantenimiento de sus creencias, y agranda o magnifica la información que sí le sirve.

Por ejemplo, si tienes la creencia de que la felicidad no existe, tu cerebro solamente se fijará en las personas tristes cuando salgas a la calle, no se acordará de los momentos felices que sí has tenido, y aunque en el día seas feliz por 1 minuto, no se dará cuenta.

Entonces, necesitas entender que tu mente junto con cerebro, pueden caer en equivocaciones sobre cómo interpreta la realidad. Pues la mayoría del tiempo estás interpretando la realidad que te rodea.

Hay varias estrategias para desmentir los pensamientos negativos y dejar de creer en ellos, te detallo unos cuantos

1. Encuentra las pruebas.

Encuentra los hechos de la realidad que fundamenten o demuestren que el pensamiento negativo es real. Luego, escribe el pensamiento contrario a ese pensamiento, y encuentra por lo menos tres hechos de que ese nuevo pensamiento es verdad.

Por ejemplo: Pensamiento negativo: la felicidad no existe.
Hechos que lo sustentan: veo gente triste a mí alrededor.
Pensamiento positivo: la felicidad sí existe
Hechos que lo sustentan: el señor de la tienda de al lado siempre está feliz.

Entonces, como puedes veer, cualquier de los pensamientos puede ser verdad, aquí lo que importa es, ¿en que eliges creer?
Relativiza tu pensamiento absolutista y llega a una nueva conclusión.

2 Escribe todos tus pensamientos.

Es  muy difícil trabajar con tus pensamientos negativos en tu mente, pues van más rápido que la velocidad de la luz, están conectados unos con otros, y cuando estás queriendo trabajar con uno terminas en pensar lo que vas a comer más al rato. Por eso necesitas sacarlos de tu cabeza y escribirlos en una hoja de papel. Te recomiendo escribir por lo menos una vez por semana, para que todas esas ideas de tu cabeza se tranquilicen en la hoja de papel.

3 Encuentra la distorsión de tu pensamiento.

Hay ciertas estrategias que hace la mente para distorsionar la información que recibe del interior y del exterior, para comprobar tu creencia. Y esas son:

 Totalizaciones: todo, nada, nadie, todos, siempre, nunca, blanco, negro…
Generalizaciones: a partir de un hecho aislado, generalizar a toda la realidad.
Inferencia arbitraria: Llegar a conclusiones simplemente porque así lo crees.
Adivinación del futuro: estar seguro de lo que va a pasar después.
Lectura de pensamiento: estar seguro de lo que otros piensan de ti.
Tomarlo Personal: creer que las acciones de los demás giran alrededor de ti.
Culpar o inculparse: Lo contrario a tomar responsabilidad.
Magnificación, minimización: Desproporcionar los hechos de su realidad original.
Razonamiento emocional: A partir de algo que sientes, concluyes que así es la realidad.
Deberías: Pensar en términos de debo de, deberías, no debería.
Etiquetas: Dar por hecho una característica de la persona en base a sus acciones.
Descartar lo positivo: Enfocarte solamente en lo que sale mal.

Así es que después de que anotaste tus pensamientos, descubre si tendrá alguna distorsión, esto por sí mismo te ayudará a desmentir las mentiras de tu mente y empezar a pensar más positivamente 

 

4 Relativiza tus pensamientos.

Mientras más rígidos, absolutistas o extremos sean tus pensamientos, más probable es que estés en un error. Entonces, cada vez que te encuentres aseverando un pensamiento, nada más porque así lo sientes, o porque así te lo enseñaron, activa tu cuestionamiento y pregúntate de nuevo, con tu mente lógica, qué tan verdad es ese pensamiento y cómo lo puedes relativizar.


6 Invierte el proceso de creación

El proceso normal de creación es: pensamiento – palabra – acción.
Es decir, primero pienso “que mal me siento”, luego lo digo “hoy no voy a salir porque me siento mal”, y después actúo.

Invertir este proceso significa que pienses en las acciones contrarias a ese pensamiento, si te sintieras bien, ¿Qué harías?, y entonces, te fuerzas a salir, mientras que dices, “hoy me siento bien”, y lo repites y lo repites hasta que tu pensamiento se genere y realmente te lo puedas creer.

Esto va muy bien para recuperarse de la ansiedad, dedicarse a hacer lo contrario a lo que la mente te dice y tienes que hacer.  Si estamos convencidos de que nuestra mente esta equivocada y es la causa de nuestro malestar, entonces dejas de hacerle caso y pasas a las acciones.



7. Conviértete en científico filósofo.

Investígate a ti mismo, ponte pruebas, activa tu lógica y tu capacidad de razonar y encontrar pruebas para comprobar si tu pensamiento es verdad o no.


8 Respóndete como si te amaras.

Ante cada pensamiento que te atormenta, le vas a responder como si fueras la persona que más te ama en el mundo. En lugar de creerle así porque sí, vas a dialogar contigo, diciendote los pros y contras, tranquilizándote, diciéndote la verdad.

 
9 Pon a hablar a tus pensamientos.

Este es un ejercicio muy divertido. Te sientas en un extremos de tu sillón , y te vas a personalizar en el pensamiento negativo, y vas a imaginar que frente a ti esta el otro polo opuesto, tu pensamiento positivo. Y vas a convencer a tu pensamiento positivo de que tú eres verdad, hasta que se te acaben los argumentos.

Después, te vas al lugar de pensamiento positivo, y ahora, vas a convencer a tu negativo de que él esta en una mentira y tú en la verdad.

Haz esto cuantas veces sea necesario, cambiando de roll hasta que se les acaben los argumentos.

Al final, te sientas en medio, frente a los dos pensamientos, y les vas a decir, desde tu centro, desde tu yo, la conclusión a la que quieres lleegar en verdad.

10 Decide lo que quieres pensar.

No sé por qué pensamos que estamos condenados a nuestros pensamientos, como si no tuviéramos la libertad de elegirlos. Por eso, yo te recomiendo que escribas todo lo que piensas de ti, el mundo y los demás, escribe todas tus creencias, y vete una por una, eligiendo en cuál te hace feliz y cuál no, y simplemente elige, toma la decisión de creer o no creer a ciertas creencias. Con esto les quitarás muchísimo poder.

Yo puedo tener un pensamiento negativo, pero elijo no creerle, y en ese momento, pierde su poder

11 Activa las afirmaciones positivas.

Las afirmaciones positivas son frases que dices en voz alta, pero impregnadas de sentimiento y emoción. O sea, al decirlas, realmente las sientes como verdad. Puedes hacerlas mientras que te relajas en las noches, enfocándote en tu respiración, en soltar la tensión, y al mismo tiempo puedes decirte a ti mismo “estoy a salvo, tengo todo lo que necesito para ser feliz, mi mente tiene toda la capacidad para pensar positivo, elijo pensar positivo, me acepto como soy, me amo como soy”, etc.

 




12 Observa tu mente.

Básicamente con este punto me refiero a meditar. Meditar observando tu mente, te permitirá conocer tu mente, ya al conocer tu mente, sabrás cómo funciona y podrás tener una mejor relación con ella, tomando desde tu consciencia las riendas de ella. Para esto, simplemente siéntate a observar tu respiración a mantener concentrado en ella, pero abierto a que tu mente genere los pensamientos que quiera generar.

Tú vas a observar todo ese movimiento, como si estuvieras viendo una carretera pasar frente a ti, donde los coches aparecen, pasan y se van.

Simplemente observa tu mente desde el observador consciente que eres. Haz esto por 5 minutos al día y verás que poco a poco tendrá más conciencia de cómo funciona tu mente. 

  • Alternativa en auge que facilita la ayuda psicológica a un mayor número de personas
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1. La relación entre el estrés y la ansiedad 

En la actualidad, casi todo cuanto nos rodea (trabajo, familia, circunstancias personales) genera grandes dosis de tensión, que producen en el individuo un estado de inquietud y malestar, que en muchos casos desencadena graves dolencias físicas. Puede haber cierta confusión entre los conceptos de estrés y ansiedad. 

Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva en relación con los recursos de afrontamiento que posee el individuo, desarrollará una serie de reacciones adaptativas, de movilización de recursos, que implican activación fisiológica. A su vez, esta reacción se acompaña de una serie de emociones negativas (desagradables), entre las que destacan la ansiedad, la ira y la depresión. El estrés suele tener como manifestación la ansiedad, en cuyo caso se trata de una respuesta emocional provocada por un agente desencadenante (denominado agente estresante) interno o externo. 

De hecho, en el trastorno de la ansiedad, la sintomatología ansiosa no depende de la existencia de agentes estresantes, si bien quienes la padecen son más vulnerables a las situaciones de estrés. El estrés se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo, a las que debe dar una respuesta adecuada poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. 

La ansiedad, además de ser una respuesta emocional al estrés, puede ser una reacción emocional de alerta ante una amenaza que puede originarse sin agentes estresantes. El estrés produce ansiedad, pero el individuo que padece ansiedad no necesariamente padece de estrés.

2. El concepto de estrés 

En esta definición destacan tres elementos fundamentales: • Las demandas de las situaciones ambientales, que serían los agentes estresantes. • La persona sobre la que influyen dichas situaciones y que las considera perjudiciales o desafiantes, y, por tanto, que le superan. • Las respuestas del individuo al estrés, tanto emocionales como biológicas. El estrés es un proceso que se origina cuando las demandas ambientales superan la capacidad adaptativa de un organismo. Esto puede dar lugar a cambios biológicos y psicológicos, que a su vez pueden ser causantes de enfermedad. Las causas que provocan el estrés no son siempre negativas, es decir, derivadas de situaciones de peligro, dolorosas o perjudiciales. Existen también situaciones que vivimos habitualmente, incluso situaciones más bien rutinarias, que pueden producirnos estrés sin ser necesariamente peligrosas. 

Ejemplos de ello son los atascos diarios que sufrimos, la música alta o los gritos los fines de semana debajo de nuestra casa. Así, según las situaciones ambientales que se presenten, el individuo tendrá que hacer frente a ellas, y, dependiendo de los mecanismos que ponga en marcha, se adaptará o no. La adaptación al estrés es la respuesta del organismo, tanto fisiológica como emocional, para intentar paliar los efectos del estrés, y supone cambios en el individuo. 

 Estrés e individuo. Situaciones ambientales Afectación del individuo (variable). Problemas cotidianos como el volumen de trabajo o los atascos de tráfico pueden generar grandes dosis de estrés. Importante En los años treinta, el fisiólogo canadiense Hans Selye observó que todos los enfermos a los que estudiaba presentaban síntomas comunes, como cansancio, pérdida de apetito y de peso, astenia, etc. Denominó a este estado «síndrome de estar enfermo». Nacía así el concepto de estrés. Selye fue también quien describió el síndrome general de adaptación. Capacidad de adaptación positiva Capacidad de adaptación negativa Individuo Adaptación No adaptación






 https://drive.google.com/file/d/1k2TGjn_SaYG6NTFeOMwBWhNG85sx6gv1/view?usp=sharing

 


 

 

 ¿Por qué es importante la salud mental?


La salud mental es importante porque puede ayudar a:

  • Enfrentar el estrés de la vida
  • Estar físicamente saludable
  • Mantener buenas relaciones
  • Contribuir en forma significativa a la comunidad
  • Trabajar productivamente
  • Alcanzar su completo potencial

¿Cómo puedo mejorar mi salud mental?

Hay muchas cosas diferentes que puede hacer para mejorar su salud mental, incluyendo:

  • Mantener una actitud positiva: Es importante tratar de tener una perspectiva positiva. Algunas formas de hacerlo incluyen:
    • Encontrar el equilibrio entre las emociones positivas y negativas: Mantenerse positivo no significa que nunca sienta emociones negativas como tristeza o enojo. Necesita sentirlas para poder pasar por situaciones difíciles. Pueden ayudarle a responder a un problema, pero no va a querer que esas emociones le superen. Por ejemplo, no sirve seguir pensando en cosas malas que le sucedieron en el pasado o preocuparse demasiado por el futuro
    • Intentar mantener emociones positivas cuando las tienes
    • Tomar un descanso de la información negativa: Sepa reconocer cuándo dejar de ver o leer noticias. Use las redes sociales para buscar apoyo y sentirse conectado con los demás, pero hágalo con cuidado. No caiga en rumores ni discusiones. Tampoco compare negativamente su vida con los demás
  • Practicar la gratitud (sea agradecido): Esto significa estar agradecido por las cosas buenas de su vida. Es útil recordarlo todos los días, ya sea pensando en lo que está agradecido o escribiéndolo en un diario. Estas pueden ser grandes cosas, como el apoyo que tiene de sus seres queridos, o pequeñas cosas, como disfrutar de una buena comida. Es importante darse un momento para darse cuenta de alguna experiencia positiva que haya tenido. Practicar la gratitud puede ayudarle a ver su vida de manera diferente. Por ejemplo, si está estresado, es posible que no note que también vive momentos en los que siente emociones positivas. La gratitud puede ayudarle a reconocerlos
  • Cuidar su salud física: Su salud física y mental están conectadas. Algunas formas de cuidar su salud física incluyen:
    • Estar físicamente activo: El ejercicio puede reducir la sensación de estrés y depresión y mejorar su estado de ánimo
    • Dormir lo suficiente: El sueño afecta su estado de ánimo. Si no duerme bien, puede sentirse irritado y enojarse más fácilmente. A largo plazo, no dormir bien puede aumentar la probabilidad de tener depresión. Por ello, es importante asegurarse de tener un horario de sueño regular y dormir lo suficiente todas las noches
    • Alimentarse saludablemente: Una buena nutrición le ayudará a sentirse mejor físicamente, pero también puede mejorar su estado de ánimo y disminuir la ansiedad y el estrés. Además, no obtener una buena cantidad de ciertos nutrientes puede contribuir a algunas enfermedades mentales. Por ejemplo, puede haber un vínculo entre niveles bajos de vitamina B12 y la depresión. Consumir una dieta bien balanceada puede ayudarle a obtener la cantidad suficiente de nutrientes que necesita
  • Conectarse con los demás: Los humanos somos seres sociales, y es importante tener relaciones fuertes y saludables con los demás. Tener un buen apoyo social puede ayudarle a protegerse contra los daños del estrés. También es bueno tener diferentes tipos de conexiones. Además de relacionarse con familiares y amigos, puede encontrar formas de involucrarse con su comunidad o barrio. Por ejemplo, puede ser voluntario para una organización local o unirse a un grupo que practique un pasatiempo que disfrute
  • Desarrollar un significado y propósito en la vida: Puede ser a través de su trabajo, un voluntariado, aprender nuevas habilidades o explorar su espiritualidad
  • Desarrollar habilidades para enfrentar problemas: También llamadas habilidades de afrontamiento, estos son métodos que se utilizan para lidiar con situaciones estresantes. Pueden ayudar a enfrentar un problema, tomar medidas, ser flexible y no renunciar fácilmente a resolverlo
  • Meditación o la Oración: Práctica de mente y cuerpo que consiste en enfocar su atención y conciencia. Existen varios tipos, como la meditación de atención plena y la meditación trascendental. La meditación generalmente requiere:
    • Un lugar tranquilo con la menor cantidad de distracciones posible
    • Mantener una postura específica y cómoda. Puede ser sentado, acostado, caminando u otra posición
    • Un foco de atención, como una palabra especialmente elegida, un conjunto de palabras, un objeto o su respiración
    • Una actitud abierta en la cual deja que los pensamientos vayan y vengan naturalmente sin juzgarlos
    • Hablar con Dios de tu vida.
  • Técnicas de relajación: Prácticas que buscan producir una respuesta de relajación natural del cuerpo. Esto hace más lenta su respiración, disminuye su presión arterial y reduce la tensión muscular y el estrés. Los tipos de técnicas de relajación incluyen:
    • Relajación progresiva: Consiste en tensar y relajar diferentes grupos musculares mientras usa imágenes mentales o ejercicios de respiración
    • Imágenes guiadas: Consiste en enfocarse en imágenes positivas para ayudarle a sentirse más relajado y enfocado
    • Biorretroalimentación: Utiliza dispositivos electrónicos para aprender a controlar ciertas funciones del cuerpo, como la respiración, la frecuencia cardíaca y la tensión muscular
    • Autohipnosis: Su objetivo es entrar en un estado relajado y de trance al escuchar cierta sugerencia o ver una señal específica
    • Ejercicios de respiración profunda: Consiste en concentrarse en una respiración lenta, profunda y relajada
    • Todo esto también lo puedes hacer cuando vas a orar.

También es importante reconocer cuándo necesita ayuda. La terapia de conversación.

 

 

 

 

LA FE Y LA SALUD MENTAL







EFECTOS DE LA ORACIÓN EN LA SALUD MENTAL

 


Las personas que oran frecuentemente a un Dios de amor y contenedor que está ahí para consolar y proteger en los momentos de necesidad podrían tener una mejor salud mental y sufrir menos síntomas relacionados con los trastornos de ansiedad como: preocupación irracional, miedo, timidez y temor a situaciones sociales, en comparación con las personas que no esperaron que sus oraciones fueran escuchadas por un Dios protector y confortador.

Ése fue el descubrimiento de la investigación titulada La oración, el apego a Dios y trastornos relacionados con la ansiedad entre los adultos estadounidenses , contó con la participación de 1511 personas y sus resultados nos sugieren que es la creencia que tenemos sobre el carácter de Dios, lo que determinaría el efecto de la oración sobre nuestra salud mental.

¨Dios es para muchas personas la principal fuente de fuerza y consuelo. Esto les permite ver el mundo de una manera menos amenazante. A través de la oración, las personas buscan desarrollar una relación íntima con Dios. Aquellos que logran este objetivo y creen que Dios estará allí para protegerlas y apoyarlas en momentos de necesidad desarrollan un apego seguro a Dios. En este contexto, la oración parece ofrecer consuelo emocional, lo que puede traducirse en menos síntomas relacionados con la ansiedad.¨

¨Otras personas, sin embargo, forman un apego evasivo o inseguro a Dios, lo que significa que no necesariamente creen que Dios estará allí cuando lo necesitan. Para estas personas la oración puede sentirse como un intento fallido de cultivar  y mantener una relación íntima con Dios. Lo que provoca que se sientan rechazados y a su vez la oración se sienta como algo molesto o debilitante, que puede provocar síntomas de ansiedad más graves y frecuentes¨, explica Bradshaw.

Según los investigadores, estos resultados son consistentes con un creciente número de investigaciones que han encontrado que la relación percibida entre las personas y Dios juega un rol importante en la salud mental.

Es la creencia que tenemos sobre el carácter de Dios, lo que determinaría el efecto de la oración sobre nuestra salud mental

En teoría, las personas que oran regularmente viven su religión con mayor fidelidad, lo que puede traducirse en menos estrés. Las personas que oran a menudo pueden tener más sentido de propósito en la vida o tener más vínculos sociales de apoyo e incluso muchas de ellas utilizan la oración como una estrategia de afrontamiento.

Estos resultados son muy llamativos, pero no han sido consistentes cuando se ha evaluado su efecto afuera de las organizaciones religiosas. Algunos estudios no han encontrado efectos positivos en la salud mental de las personas que oran, incluso, algunos han encontrado efectos adversos en las personas que oran con mayor frecuencia. Bradshaw explica que todavía no entendemos bien por qué se dan estas inconsistencias, pero nos ofrece algunas posibles explicaciones: 

Expectativas individuales: algunas investigaciones donde participaron adultos mayores encontraron beneficios en la salud mental de las personas que creen que sólo Dios sabe cuándo y cómo responder a los pedidos de la oración. Las personas que no sienten que sus oraciones hayan sido respuestas no tuvieron beneficios en su salud mental.

La oración es una conducta muy compleja

Estilo de oración: en general, las oraciones meditativas y coloquiales se han relacionado con mejores resultados, incluyendo el bienestar emocional, en contraste con la oración ritualizada que ha sido asociada con pobres resultados. La oración meditativa tiene que ver con la cercanía y la intimidad en la reflexión y la comunicación con un Dios amoroso que ofrece apoyo. La oración coloquial va un paso más allá, pide orientación en la toma de decisiones y ruega por bendiciones para el mundo en sufrimiento. Estos pedidos son generales, pero están destinados a hacer un mundo mejor en vez de solo buscar el enriquecimiento personal¨, comenta Bradshaw. A diferencia de la oración ritualizada que es menos íntima y por lo general implica repetir oraciones o versos de memoria.

Características percibidas de Dios: las personas pueden percibir a Dios como amoroso, lejano o juzgador, esta creencia afecta la relación entre la oración y la salud mental. Según Bradshaw, la investigaciones previas han encontrado que la oración se asocia con resultados de salud mental deseables entre los individuos que creen que están rezando a un Dios cercano y el presente estudio está en consonancia con eso.

Bradshaw concluye que la oración es un conducta muy compleja, que todavía no entendemos completamente y todavía falta entender cual es la conexión global entre la salud mental y la oración.
 

 

 

 

La superación personal muestra la capacidad que tiene una persona a través de su inteligencia de su dedicación y de su Fe para alcanzar sus objetivos y crecer como persona. Cómo bien explicó el científico Albert Einstein, explica que el deseo mueve el mundo con su impulso tan potente.

Es decir, dentro de ti tienes todos los recursos necesarios para lograr tus metas. Por ejemplo, la constancia, la tenacidad, la paciencia, la capacidad de sacrificio, la pasión… cualidades que acompañan de forma directa a la voluntad en un proceso de superación personal.

La superación personal no tiene límite, es decir, un ser humano puede seguir progresando a nivel de conocimiento y de toma de conciencia a lo largo de su vida. Voluntad y conocimiento que son la base de la superación personal, son dos cualidades que diferencian al ser humano del resto de seres del universo. La superación personal muestra la capacidad que tiene un ser humano para reflexionar sobre sí mismo, pero lo que es más importante, para actuar de acuerdo a sus valores y creencias. La superación personal tiene una base teórica a nivel de reflexión pero es fundamentalmente práctica.

La superación personal es ese motor intrínseco que a nivel de motivación mueve el corazón humano cuando una persona aspira a ser más sabia, más competente y más capaz. La superación personal remite a ese proceso temporal de cambio en el que una persona sale de su zona de confort para establecer nuevos hábitos y cualidades para mejorar su calidad de vida.

Pasado, presente y futuro definen la vida humana. Pues bien, la superación personal también se entrena en presente analizando los errores del ayer para obtener una experiencia práctica y evitar tropezar dos veces en la misma piedra.

El proceso de superación personal supone dejar atrás ciertos hábitos y creencias irracionales para dar paso a una nueva realidad que refuerce el bienestar personal. Existen recursos especialmente recomendados como el coaching y los libros de autoayuda para reforzar la superación personal.

La superación personal muestra el proceso de crecimiento interior ilimitado que marca la vida de un ser humano desde que nace hasta que muere. Mientras que el paso de los años deja una huella física en forma de arrugas, por el contrario, a nivel interior, los años son sinónimo de experiencia, madurez, riqueza de vivencias y sabiduría.

La superación personal conduce a una persona a ser más feliz. En última instancia, asumir un proceso de este tipo es una decisión personal que nunca puede ser impuesto de forma externa. Es decir, nadie puede ser ayudado si no se deja ayudar, y nadie puede cambiar si no quiere hacerlo.

La superación personal muestra, a nivel humano, que querer es poder y que los límites no están en la realidad sino en la mente.

 


La oración y la salud mental

Las personas que oran frecuentemente a un Dios de amor y contenedor que está ahí para consolar y proteger en los momentos de necesidad podrían tener una mejor salud mental y sufrir menos síntomas relacionados con los trastornos de ansiedad como: preocupación irracional, miedo, timidez y temor a situaciones sociales, en comparación con las personas que no esperaron que sus oraciones fueran escuchadas por un Dios protector y confortador.

Ése fue el descubrimiento de la investigación titulada La oración, el apego a Dios y trastornos relacionados con la ansiedad entre los adultos estadounidenses , contó con la participación de 1511 personas y sus resultados nos sugieren que es la creencia que tenemos sobre el carácter de Dios, lo que determinaría el efecto de la oración sobre nuestra salud mental. (Prayer, Attachment to God, and Symptoms of Anxiety-Related Disorders among U.S. Adults Christopher G. Ellison* The University of Texas at San Antonio Matt Bradshaw Baylor University Kevin J. Flannelly Center for Psychosocial Research Kathleen C. Galek HealthCare Chaplaincy)

¨Dios es para muchas personas la principal fuente de fuerza y consuelo. Esto les permite ver el mundo de una manera menos amenazante. A través de la oración, las personas buscan desarrollar una relación íntima con Dios. Aquellos que logran este objetivo y creen que Dios estará allí para protegerlas y apoyarlas en momentos de necesidad desarrollan un apego seguro a Dios. En este contexto, la oración parece ofrecer consuelo emocional, lo que puede traducirse en menos síntomas relacionados con la ansiedad.¨

¨Otras personas, sin embargo, forman un apego evasivo o inseguro a Dios, lo que significa que no necesariamente creen que Dios estará allí cuando lo necesitan. Para estas personas la oración puede sentirse como un intento fallido de cultivar y mantener una relación íntima con Dios. Lo que provoca que se sientan rechazados y a su vez la oración se sienta como algo molesto o debilitante, que puede provocar síntomas de ansiedad más graves y frecuentes¨, explica Bradshaw.

Según los investigadores, estos resultados son consistentes con un creciente número de investigaciones que han encontrado que la relación percibida entre las personas y Dios juega un rol importante en la salud mental.

Fuente: ScienceDaily




No te compares con nadie y vive tu propia vida


Todo empieza cuando desde pequeño comienzan a  compararte con los demás: tu hermano, tu primo, el hijo de funalita… Incluso es posible que tú fueras el objeto de admiración de las demás mamás, vecinas, maestros, y que sus hijos sufrieran las consecuencias de no poder alcanzar ese ideal que representabas. De una u otra forma, así nace la mala costumbre de vivir tu vida comparándola con la de otros, en unos casos sintiéndote inferior y en otros creyéndote mejor que los demás.

Conforme vas creciendo, te vas olvidando de ti, de tus verdaderas motivaciones y deseos. Es como si para saber si tu vida es satisfactoria, si vas bien vestido, si tu trabajo es bueno, hasta si eres creyente o no etc., necesitaras medirte con otras personas y solo a partir de esa comparación fueras capaz de saber cuál es tu grado de felicidad y satisfacción contigo mismo.

Así es como  dedicas gran parte de tu tiempo a intentar conseguir ese ideal que el otro tiene, sin tener en cuenta quién eres tú realmente, tus habilidades, tus dones y las cosas buenas que ya tienes. O al contrario, necesitas continuamente hacer y tener cosas para sentirte superior , exigiéndote cada vez ser más perfecto y mantener esa “superimagen”. Y lo mas triste es que crees que todos te ven como tu te ves.



Las comparaciones son injustas, entre otras cosas porque generalmente comparas tus puntos débiles con los puntos fuertes del otro, así seguro que pierdes, ¡que no te quepa la menor duda! Cada vez que te comparas le quitas mérito a tus esfuerzos, habilidades y logros, lo cual  impide que valores todo lo que eres capaz hacer.

Cuando te comparas con otros dejas de centrarte en ti, te abandonas y dejas de trabajar en tus verdaderas motivaciones y  tus más genuinos deseos. Olvidas tu propia vida y te centras en tratar de igualar la vida de otro. Bueno, para ser más precisos, lo que deseas es solo esa parte de la vida del otro que has idealizado, porque en todas las vidas hay luces y sombras. Aunque a veces se idealiza tanto al otro que solo vemos sus luces y nos castigamos viendo meramente nuestras sombras.

Pero también hay otro lado más oscuro en la comparación, y es como te decía antes, cuando al compararte con otro te sientes superior o mejor que él. ¡Qué alimento para el Ego! Te llenas de soberbia y vanidad, perdiendo la humildad y la mirada amorosa hacia el otro. Y eso, si somos sinceros, todos en algún momento lo hemos sentido ¿verdad?

¿Qué hacer para dejar de compararte con los otros?

Pues lo primero como siempre, tomar consciencia de que te estás comparando. En muchas ocasiones nos comparamos con otros sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo, a mí al menos me pasa, y lamentablemente con más frecuencia de la que me gustaría, pero hasta que no le puse atención no me di cuenta de cuantas veces lo hacía, y la verdad es que me sorprendió y te aseguro que no me hizo ninguna gracia.

Cuando te pilles comparándote con otra persona, cambia el sentido de tu atención y dirígela hacia ti, céntrate en lo que es verdaderamente importante para ti, tus objetivos, tus deseos, y pon tus energías a trabajar para conseguirlos. No descuides tu jardín por estar pendiente del jardín de tu vecino.

Dale valor a  tus logros, a tu experiencia de vida, a tus pequeños o grandes éxitos personales y profesionales. Todos hacemos a lo largo del día muchas cosas bien y que tienen su valor, aunque al compararte con los demás se convierten en invisibles.

Sé más considerado contigo mismo y con los demás. Cuando te pilles sintiéndote inferior frente a las cualidades de otro,  recuerda que te estás comparando solo con sus puntos fuertes  obviando los tuyos, y te aseguro los tienes y muchos. Si por el contrario te descubres poniéndote en una posición de superioridad, tómate unos segundos y  hazte las siguientes preguntas ¿Para qué necesito sentirme en una posición superior? ¿Qué me aporta sentirme por encima del otro? Te sorprenderá la respuesta o quizás no…

Da gracias por lo que tienes, agradece todas esas cosas (no sólo las materiales), que como son “normales y “habituales” no te paras a darles la importancia ni el valor que tienen, pasando totalmente desapercibidas en tu día a día: tienes salud, una cama, una familia… Para mí, uno de los mejores ejercicios para sentir una vida más plena es dar gracias. Pero no dar gracias por lo que tienes diciendo que hay otros que no tienen, no hablamos de cosas materiales. Hablamos de dones y en eso no depende de lo material-

“La única persona con la que deberías compararte es con la persona que eras ayer. Esa es la persona a la que debes superar y en la que debes fijarte para ser mejor”.

Sigmund Freud



MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM
1, ¿Cómo puedo mejorar mi autoestima?

La mente da vueltas sin para Miguel piensa “Nunca lograré aprobar este examen de historia -piensa-. Distraído, baja la mirada y piensa en lo flacas que son sus piernas. “Uf -se dice-. Seguro que el entrenador de fútbol no me deja ni intentarlo cuando vea lo poca cosa que soy”.

Susana está estudiando para el mismo examen de historia que Miguel, y tampoco le gsta la historia. Pero aquí se acaban las similitudes. Miguel tiene una actitud completamente diferente. Es más probable que piense: “Bueno, historia otra vez. ¡qué fastidio, voy a ver algo en la TV al fin y al cabo o me copio o no paso. Susana piensa, "qué fastidio la Historia, pero voy a estudioar y así salgo de esto rápido"

Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.

La autoestima depende de en qué medida nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros — y en qué medida nos valoramos, queremos y aceptamos a nosotros mismos. Las personas con una autoestima sana se sienten bien consigo mismas, aprecian su propia valía y están orgullosas de sus capacidades, habilidades y logros. Las personas con baja autoestima sienten que no gustarán a nadie, que nadie los aceptará o que no son buenos en nada.

Todos tenemos problemas con nuestra autoestima en determinados momentos de la vida —especialmente durante la adolescencia, cuando estamos descubriendo quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el mundo. La buena noticia es que, como la imagen que tenemos de nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, la autoestima no es algo inamovible ni fijo de por vida. Así que, si sientes que tu autoestima no es todo lo alta que debería ser, puedes mejorarla.

Problemas de autoestima

Antes de que una persona pueda solucionar sus problemas de autoestima y construir una autoestima sana, es útil saber en primer lugar qué podría estar causando esos problemas. Dos cosas en particular —cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos— pueden tener un gran impacto sobre nuestra autoestima.

Los padres, profesores y otras figuras de autoridad influyen en las ideas que desarrollamos sobre nosotros mismos —en particular, cuando somos niños pequeños. Si los padres pasan más tiempo criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil que ese niño desarrolle una autoestima sana. Puesto que los adolescentes aún están formando sus valores y creencias, es fácil que construyan su autoimagen alrededor de lo que dice uno de sus padres, un entrenador u otras personas.

Es obvio que la autoestima puede salir muy mal parada cuando alguien cuya aceptación valoramos mucho (como un padre o un profesor) nos hace de menos constantemente. Pero las críticas no tienen por qué venir siempre de otras personas. Como Miguel en el ejemplo anterior, algunos adolescentes también tienen un “crítico interior”, una voz interior que encuentra fallos en todo lo que hacen. Y, como le sucede a Miguel, la gente a menudo modela inintencionadamente su voz interior de acuerdo con la opinión de un padre crítico o cualquier otra persona cuya opinión es importante para ella.

Con el tiempo, escuchar una voz interior negativa puede dañar la autoestima de una persona tanto como si la crítica viniera de fuera. Algunas personas están tan acostumbradas a que su crítico interior siga allí que ni siquiera se dan cuenta cuando se están haciendo de menos.

Las expectativas poco realistas también pueden afectar a la autoestima de una persona. La gente tiene una imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién cree que debería ser). La imagen de la persona ideal es diferente para cada uno. Por ejemplo, algunas personas admiran las habilidades deportivas y otras las aptitudes académicas. Las personas que se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran —como la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen tener una autoestima alta.

Las personas que no se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran pueden desarrollar una baja autoestima. Desgraciadamente, las personas que tienen una baja autoestima a menudo tienen las cualidades que admiran, pero no pueden verlo porque la imagen que tienen de sí mismos está moldeada de tal modo que les impide hacerlo.

 Continuará


 

Pensamiento positivo: detén el diálogo interno negativo para reducir el estrés

El pensamiento positivo es útil para el manejo del estrés e incluso puede mejorar tu salud. Practica superar el diálogo interno negativo con los ejemplos que te ofrecemos.

¿Está tu vaso medio vacío o medio lleno? La forma en que respondas a esta vieja pregunta sobre el pensamiento positivo puede reflejar tu visión de la vida, tu actitud hacia ti mismo y si eres optimista o pesimista, e incluso puede afectar tu salud.

Aclarar, cometemos un gran error abandonándonos a pensamientos del tipo “que sea lo que Dios quiera”; en ningún caso deberíamos confundir optimismo con ingenuidad.

De hecho, algunos estudios psicológicos y psiquiátricos muestran que los rasgos de personalidad como el optimismo y el pesimismo pueden afectar muchas áreas de tu salud y bienestar. El pensamiento positivo que suele venir con el optimismo es una parte clave del manejo del estrés eficaz. Y el manejo del estrés eficaz está asociado con muchos beneficios para la salud. Si tiendes a ser pesimista, no te desesperes, puedes aprender a pensar de forma positiva.

¿Qué es el optimismo?

Hay que explicar un poco lo que es el optimismo. Los escritores y filósofos del siglo pasado tenía una visión muy negativa del mismo, lo asociaban a la ignorancia y la ingenuidad. En la década de los 90 del siglo pasado empieza a estudiarse de un modo más científico, coincidiendo en el tiempo con la medicina de la calidad de vida. Ya no se trata sólo de curar enfermedades sino de mejorar y alargar la vida. También comienzan a analizarse los beneficios del ejercicio físico. En este contexto, el optimismo se pone bajo la lupa y se descubre ligado al concepto de esperanza -pensar que lo que deseamos va a ocurrir- y al descubrimiento del centro de control dentro de uno mismo -poder decirnos: 'yo soy capaz de hacer algo para salir de aquí y por protegerme', en vez de fiarlo todo a la suerte. Otro rasgo del optimismo está vinculado a la forma de explicarnos las cosas. Dado que el cerebro humano no funciona sin explicaciones, todos con el tiempo desarrollamos nuestro estilo explicativo, de modo que las personas más optimistas se caracterizan por no culparse ante los fallos y por pensar que el daño se va a arreglar. Y otro ingrediente del optimismo es la memoria biográfica positiva, es decir, centrarse en los buenos recuerdos a la hora de enfrentarnos a una adversidad.

Una visión favorable del pasado nos predispone a afrontar con confianza los retos que se cruzan en nuestro camino. No ser muy duros con nuestro yo de antaño y saber perdonar a quienes nos hicieron daño es fundamental para encarar lo que nos viene

Hay que esforzarse por no estancarse y pasar página. Es normal sentirse víctima durante un tiempo si hemos sufrido daño, injurias y ofensas, pero enroscarnos en una identidad de víctima es muy dañino. Agarrarse a un pasado doloroso te roba la flexibilidad y la esperanza. Las asociaciones de víctimas son muy útiles al principio pues son lugares que te ofrecen apoyo y solidaridad pero tienen caducidad, deben ser pasajeras.

Información sobre el pensamiento y el diálogo interno positivo

El pensamiento positivo no significa que no quieras ver la realidad o ignores las situaciones menos agradables de la vida. El pensamiento positivo solo significa que enfrentas lo desagradable de una manera más positiva y productiva. Crees que lo mejor va a pasar, no lo peor.

El pensamiento positivo suele comenzar con el diálogo interno. El diálogo interno es ese flujo interminable de pensamientos no manifestados que te pasan por la cabeza. Estos pensamientos automáticos pueden ser positivos o negativos. Parte del diálogo interno proviene de la lógica y la razón. Otra parte puede surgir de las ideas erróneas que tú creas por falta de información.

Si los pensamientos que te pasan por la cabeza son en su mayoría negativos, es más probable que tu perspectiva de la vida sea pesimista. Si tus pensamientos son mayormente positivos, es probable que tú seas un optimista, alguien que practica el pensamiento positivo.

Los beneficios para la salud del pensamiento positivo

Los investigadores continúan explorando los efectos del pensamiento positivo y el optimismo en la salud. Los beneficios para la salud que el pensamiento positivo puede proporcionar incluyen:    

Aumento de la expectativa de vida

Menores tasas de depresión

Niveles más bajos de angustia

Mayor resistencia al resfriado común

Mayor bienestar psicológico y físico

Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares

Mejor capacidad de afrontar una situación difícil durante las dificultades y los momentos de estrés

No está claro por qué las personas que se enfocan en el pensamiento positivo experimentan estos beneficios para la salud. Una de las teorías es que tener una perspectiva positiva te permite afrontar mejor las situaciones estresantes, lo que reduce los efectos nocivos para la salud del estrés en tu cuerpo.

También se cree que las personas positivas y optimistas tienden a llevar un estilo de vida más saludable: realizan más actividad física, siguen una dieta más sana y no fuman ni beben alcohol en exceso.


Cómo identificar pensamientos negativos

No estás seguro de si tu diálogo interno es positiva o negativa? Las siguientes son algunas formas comunes de diálogo interno negativo:

Filtrar. Exageras los aspectos negativos de una situación

y filtras todos los positivos, dejándolos de lado. Por ejemplo, tuviste un gran

día en el trabajo. Terminaste tus tareas antes de tiempo y te reconocieron por

haber hecho un trabajo rápido y completo. Esa noche, te concentras solamente en

tu plan para terminar todavía más tareas y te olvidas del reconocimiento que

recibiste.  

Personalizar. Cuando sucede algo malo, tú automáticamente te echas la culpa. Por ejemplo, te enteras de que se canceló una salida con amigos y supones que el cambio de planes se debe a que nadie quería estar cerca tuyo.

Dramatizar. Tú automáticamente anticipas lo peor. La cafetería se equivoca en el pedido y automáticamente piensas que el resto del día será un desastre.

Polarizar. Ves las cosas solamente como buenas o malas. No hay término medio. Sientes que tienes que ser perfecto, o de lo contrario eres un fracaso total.

Cómo enfocarte en el pensamiento positivo

Puedes aprender a convertir el pensamiento negativo en pensamiento positivo. El proceso es simple, pero requiere tiempo y práctica: en definitiva, estás creando un nuevo hábito. Las siguientes son algunas formas de pensar y comportarse de manera más positiva y optimista:

Identifica las áreas para cambiar. Si quieres ser más optimista y tener un pensamiento más positivo, primero identifica las áreas de tu vida en las que sueles pensar de forma negativa, ya sea el trabajo, tu trayecto diario al trabajo o una relación. Puedes empezar de a poco, enfocándote en una sola área en la que te debes enfocar con mayor optimismo.

Evalúate tú mismo. Cada tanto, durante el día, detente y evalúa lo que estás pensando. Si encuentras que tus pensamientos son mayormente negativos, trata de encontrar una manera de darles un giro positivo.

No olvide el sentido del humor. Permítete sonreír o reír, especialmente durante momentos difíciles. Busca el humor en situaciones cotidianas. Cuando uno puede reírse de la vida, se siente menos estresado.

Mantén un estilo de vida saludable. Trata de hacer ejercicio durante unos 30 minutos la mayoría de los días de la semana. Incluso puedes dividirlo en intervalos de 10 minutos a lo largo del día. El ejercicio puede influir positivamente en el estado de ánimo y reducir el estrés. Mantén una dieta saludable para alimentar tu mente y tu cuerpo. Y aprende técnicas para controlar el estrés.

Rodéate de gente positiva. Rodéate de personas positivas que te apoyen y en quienes puedas confiar para que te den consejos y opiniones útiles. Las personas negativas pueden aumentar tu nivel de estrés y hacerte dudar de tu capacidad para controlarlo de manera saludable.

Practica la charla positiva con uno mismo. Comienza siguiendo una simple regla: no te digas nada a ti mismo que no le dirías a otra persona. Sé amable y alentador contigo mismo. Si un pensamiento negativo ocupa tu mente, evalúalo en forma racional y responde con afirmaciones de lo que está bien sobre ti mismo. Piensa en las cosas por las que estás agradecido en tu vida.

Aquí hay algunos ejemplos de diálogo interno negativo y maneras de darles un giro positivo:

Pon en práctica el pensamiento positivo

Diálogo interno negativo

Pensamiento positivo

Nunca antes lo hice.

Es una oportunidad para aprender algo nuevo.

Es demasiado complicado.

Lo abordaré desde un ángulo diferente.

No tengo los recursos.

La necesidad es la madre de la invención.

Soy demasiado perezoso para hacer esto.

No he podido adaptarlo a mi agenda, pero puedo reevaluar algunas prioridades.

No hay forma de que funcione.

Puedo intentar que funcione.

Es un cambio demasiado radical.

Me arriesgaré.

Nadie se molesta en comunicarse conmigo.

Veré si puedo abrir los canales de comunicación.

No voy a mejorar en esto.

Lo intentaré de nuevo.


Practicar el pensamiento positivo todos los días

Si tienes una actitud negativa, no esperes convertirte en un optimista de la noche a la mañana. Pero con la práctica y el tiempo, tu diálogo interno contendrá menos autocrítica y más autoaceptación. También puedes ser menos crítico con el mundo que te rodea.

Cuando tu estado mental es generalmente optimista, eres más capaz de manejar el estrés diario de una manera más constructiva. Esa capacidad puede contribuir a los beneficios para la salud ampliamente observados del pensamiento positivo.

Sin un autoestima moderada o positiva no se puede sacar partido a la vida. El primer paso es valorar qué aspectos de nosotros mismo, ya pertenezcan a nuestro físico o a nuestra forma de ser, nos causan molestar o nos acarrean problemas. Hay que estar muy atentos al salto que se produce entre no gustarnos y rechazarnos con virulencia (“no valgo para nada”), lo que puede alertarnos de la gestación de una depresión. Una vez detectado el mal hay que apuntarlo, comprenderlo y, si es necesario, buscar ayuda


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Vivimos en una sociedad patológicamente sobresaturada y distorsionada de cientos de perfeccionismos, de fama perfecta made in Hollywood, de metas perfectas made in Nike, de trabajos perfectos made in Apple, de belleza Instagram, de éxito Wall Street,  de sexo Pornhub, de amor Walt Disney, de felicidad Coca Cola… El perfeccionismo nos rodea y nos asfixia allá por donde nos movamos. 

“Si consigues la perfección te ganarás tu felicidad.” Este es el eslogan que resume a la cultura actual y que nos repite 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año Una trampa maquiavélica porque como decía el psicólogo Erich Fromm “Si no eres feliz con lo que eres, tampoco lo serás con lo que te falta.” La consecuencia de este eslogan imposible sólo puede ser una espiral infinita de búsqueda de un imposible que solo nos llenará de angustia, frustración, culpa o miedo y que finalmente nos arrastrará a nuestra propia infelicidad.

La sociedad actual nos habla de que podemos aprovechar cada segundo de nuestra vida cómo si fuese el último, de que podemos ser superfelices siempre que nos esforcemos, de que si queremos podemos lograr cualquier meta que nos propongamos, de que podemos ser jóvenes eternamente, de que el verdadero amor si que existe…pero la vida (afortunadamente) no es así. La vida está hecha de defectos, de obstáculos a veces insalvables, de fracasos estrepitoso, de debilidades e infelicidades. Porque la vida es imperfecta y sólo seremos felices si aceptamos que lo es.

La mayoría de los problemas psicológicos hoy en día se basan en un no aceptar la imperfección de nuestras vidas, de no aceptar la mediocridad, la injusticia, el aburrimiento,las arrugas o las metas incumplidas. 








FISIOLOGÍA DEL ESTRÉS

 
 
 
 
MIEDOS IRRACIONALES, CÓMO SUPERARLOS
 

 
 

 
 
 
La importancia de la salud mental




Cómo controlar mis pensamientos negativos




URGENTE: ¿QUÉ ES URGENTE? Autor desconocido URGENTE... es una palabra con la que vivimos día a día en nuestra agitada vida y a la cual le hemos perdido ya todo significado de premura y prioridad. URGENTE... es ya, un ritmo de vida, una forma de "pasar" la vida. URGENTE... es la manera más pobre de vivir sobre este mundo, porque el día que nos vamos, dejamos pendientes las cosas que verdaderamente fueron urgentes. URGENTE... es que hagas un alto en tu ajetreada vida y por un instante te preguntes: ¿qué significado tiene todo lo que hago? URGENTE... es que te detengas y veas ¡cuán grande eres! URGENTE... es que cuando camines por la calle, levantes la vista, y mires a tu alrededor, observes el cielo, los árboles, las aves y a la gente. URGENTE... es que seamos más humanos, más hermanos. URGENTE... es que sepamos valorar el tiempo que nos pide un niño. URGENTE... es que una mañana, te levantes temprano y veas salir el sol, sientas su calor y le des gracias a la naturaleza por tan gran regalo. URGENTE... es que te sientas vivo en cuerpo y alma, que veas tu cuerpo, tu inteligencia, y de verdad vibres con la vida. URGENTE... es que te tomes un instante en tu trabajo, salgas, y respires profundo; y sientas cómo el aire llena tus pulmones... ¡Estás vivo! URGENTE... es que mires a tu familia y a todos los que te rodean, y valores tan gran tesoro. URGENTE... es que le digas a la gente que quieres, cuánto la amas. URGENTE... es que no se te vaya la vida en un soplo y que cuando te des cuenta, ya no puedas volver el tiempo atrás. Serías consciente entonces de que puedes haber sido exigente contigo y con los demás, y haber llenado tu agenda de citas y proyectos urgentes... pero que, con tantas urgencias, se te olvidó vivir.

Las hormonas son moléculas de diversa naturaleza que se producen en las glándulas secretoras o endocrinas. Trabajando conjuntamente con el sistema nervioso, son las responsables de que actuemos, sintamos y pensemos tal y como lo hacemos.










¿Sabes realmente lo que es la ansiedad? ¿a qué se debe el trastorno de ansiedad? Te contamos todo sobre esta enfermedad mental y sus tipos.. ¿Qué produce este trastorno? ¿por qué hay tanta desinformación?
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CÓMO DESHACERSE DEL ORGULLO NEGATIVO Y LA SOBERBIA

Quitarse la coraza envenenada del orgullo negativo y la soberbia no es fácil pero se puede conseguir. No es fácil porque es una emoción tramposa que nos hace creer que es la mejor manera de afrontar nuestra vida, que si nos deshacemos de ella nos volveremos débiles, no tendremos éxito y seremos una presa fácil ante los demás. Pero si que se puede conseguir destrozar esta coraza y limpiarnos del veneno del miedo, la inseguridad y la soberbia. Aquí van 15 recursos para conseguir convertir la soberbia en una energía sana que nos ayude a conseguir nuestras metas, mejorar nuestras relaciones y lo más importante, ser más felices.

Para quien quiera ponerse manos a la obra, aquí le dejamos unos cuantos recursos para trabajar en ello.

1.  Lo primero de todo, aprende a diferenciar el orgullo positivo del negativo leyendo este artículo. Resumiendo el orgullo positivo es valentía, mucha autoestima, humildad, autoconsciencia y motivación. El orgullo negativo es inseguridad, soberbia,prepotencia, falta de inteligencia emocional y mucho egocentrismo.

2. No te autoengañes y gana en conciencia y honestidad personal. La gente orgullosa y soberbia no es nada consciente de la coraza tan envenenada que llevan. Ser consciente de uno mismo es un ingrediente fundamental del cambio y quizás sea el primer y más importante paso de todos. Para ello es fundamental que rompas tus automatismos y te pares a analizar aquellas actitudes negativas que te llevan a la soberbia.

3. Trabaja muchísimo tu autoestima. Este es uno de los problemas del orgullo mal interpretado, conlleva una baja autoestima y una débil autoaceptación. Recuerda que el ego y la autoestima no tienen nada que ver. Si tienes autoestima reconoces tus errores y luchas para mejorarlos, eso es orgullo positivo. Si tienes ego no reconoces tus errores y por lo tanto ahí te quedas hinchado de orgullo como un globo hueco por dentro, eso es orgullo negativo

4. Cárgate tus perfeccionismos y aprende a ser optimalista. Rompe la idea irracional de que un error o debilidad es algo que debes esconder, justificar o reprimir. Trabaja tus actitudes perfeccionistas y ten muy presente que solo cuando aceptes tus debilidades podrás crecer o mejorar.El primer paso para dejar atrás soberbias estúpidas es aceptarte a ti, a tus errores y a los demás.

5. Reconoce aquellas emociones tabú que hay detrás de tu orgullo. Detrás una explosión de orgullo o soberbia suele haber emociones que tapamos porque consideramos que son negativas o una muestra de debilidad . Pueden ser emociones como la inseguridad, la envida o el miedo (miedo a sentirnos solos, al rechazo o a la crítica). Por ejemplo, cuando alguien nos descubre cometiendo un error podemos tapar la culpa o la vergüenza con un brote de orgullo propio y negarlo todo. O tener miedo al rechazo y no pedir ayuda a los demás por orgullo. O en plena discusión con un amigo tener miedo a pedirle perdón porque piensas que eso sería humillarte. De alguna manera, las personas con orgullo negativo suelen tener mucha inseguridad y miedo (aunque ellos piensen lo contrario) y lo tapan con la coraza del orgullo.
Para ser capaz de reconocer estas emociones tabú y trabajarlas todo esto tienes varias maneras de abordarlo:

– Analiza de manera objetiva aquellas situaciones en donde te sale este tipo de orgullo y averigua si tienen un esquema parecido. Pregúntate y reflexiona: “Estoy actuando como si…” Para lograr profundizar puedes utilizar una herramienta que puede ayudarte, imagínate que tú eres el personaje de una película, obsérvate desde fuera e intenta adivinar que está sintiendo ese personaje en esa situación tan lleno de orgullo y soberbia.
– Intenta identificar que sensaciones tuviste justo antes de llenarte de orgullo. Son sensaciones que pueden darte pistas sobre cual es la emoción escondida que buscas. Puedes preguntarte: “¿Que me recordó esa sensación?”o ¿Que pensaba cuando me vino esa sensación? Quizás llegues a dar con una experiencia dura o dolorosa de tu pasado. Puede ser debido a una enorme vergüenza  tras una ruptura afectiva humillante ( así cada vez que tienes vergüenza y te sientes humillado intentas taparlo con una actitud orgullosa y soberbia). O el trato excesivamente exigente de tu madre cuando eras niña te hizo no reconocer los errores por miedo y volverte orgullosa y adoptar una pose soberbia. O por ejemplo, puede aparecer por una sensación de inseguridad, de sentirte humillado cuando alguien te gana en una discusión que tu tapas con un estallido de orgullo.

6. Cárgate en pedazos dos actitudes negativas que te pueden hacer mucho daño, el victimismo y la necesidad de aprobación

7. Déjate de tantos “Debería” en tu vida. Los “debería” son una de las distorsiones cognitivas que más daño hace a las personas. Es origen de muchos males, entre ellos el orgullo y la soberbia. Lee este artículo y cuestiónate tus “debería”

8. Gana en humildad. De todas las fortalezas psicológicas, la humildad puede que se la que más nos humanice, la que más nos baje los pies a la tierra. Esta fortaleza es un antídoto perfecto contra egocentrismos, orgullos y soberbias y nos convierte en personas sencillas, receptivas, atentas, cercanas y sinceras. Las personas humildes son muy consciente de sus limitaciones y puntos débiles y los aceptan plenamente (también son muy conscientes de sus puntos fuertes y sus éxitos, pero nunca harán alarde de ellos). Todo esto les vuelven más fuertes y capaces de seguir mejorando constantemente de una manera franca y realista.



¿Y en las relaciones con los demás?


9. Perdona de una vez y deshazte de tu rencor. El rencor suele estar compuesto de mucho enfado e ira pero también de un buen trozo de orgullo negativo. El rencor y el orgullo negativo se parecen en que son dos emociones muy tóxicas, reactivas y lo peor de todo, son dos emociones que creemos que debemos tener y que nos quitan todo el poder en la vida. Trabaja tu rencor a través de la fortaleza psicológica del perdón y de paso aprenderás a quitarte el orgullo negativo.


10. Gestiona mejor tu asertividad y tu enfado. Se dice muchas veces que la asertividad se encuentra justo en medio de la pasividad (aquel que nunca se enfada, ni pone límites ni dice que NO) y la agresividad (aquel que se enfada de manera desproporcionada y destructiva en las relaciones). Incluso hay un término para definir al pasivo agresivo (alguien que no pone límites directamente pero por detrás destruye y boicotea la relación). El pasivo agresivo es una mezcla de estas dos anteriores y  bien podría ser alguien orgulloso. Por lo tanto ya sabes, aprende a ser asertivo y a enfadarte de una manera sana en las relaciones.


11. Aprende la filosofía de ganar-ganar, o diho de otra manera integra que en las relaciones es tan importante dar como recibir. El «Ganar/ganar» en las relaciones busca el beneficio mutuo y que ganen las dos partes. Es una tercera vía que siempre es la mejor y que ayuda poderosamente a encontrar el equilibrio en las relaciones humanas conservando el sentido de bien común y equidad. Como dice Stephen Covey «Ganar- ganar consiste en creer en una tercera alternativa, ni su manera ni la mía sino en una manera mejor.»

Pero llegar hasta aquí no es fácil, necesitamos de la suficiente seguridad personal, humildad, flexibilidad y coraje para poder permitir que el otro gane sin nosotros perder y esto es complicado con algunas personas en las relaciones afectivas, comerciales, políticas o familiares. Debemos estar muy fuertes, tener mucha perspectiva y saber lo que queremos para poder negociar y llegar al consenso.


12. Mejora tu comunicación. El orgullo es una actitud muy negativa a nivel interpersonal porque nos lleva a pensar que la comunicación es una guerra de trincheras en donde ceder, reconciliarse, pedir perdón, admitir un error, perdonar o reconocer algo bueno es un fracaso. El orgullo nos llevará por ejemplo a no admitir nunca lo que nos ha molestado para no darle al otro el “gusto” de saberlo (viviendo en una especie de martirio autoimpuesto). También provocará que nunca cedamos, le pidamos perdón ni reconozcamos algún punto positivo del otro. Esta actitud es muy dificil de quitar porque muchas personas piensan que es sin ella “perderán la guerra”, y creen que “derrotarán al otro” si no expresan sus sentimientos, ocultan lo que sienten o sufren en silencio. Pero realmente perdemos estrepitosamente porque NUESTRA relación empeorará aún más.





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PARA ENFRENTAR LOS MOMENTOS DIFÍCILES

Plantarle cara a la vida cuando muestra su lado más desagradable, crecer hacia algo nuevo, tener fuerza interior y capacidad de recuperación. Todos estos conceptos remiten a la misma palabra: resiliencia. La American Psychological Association (Asociación Americana de Psicología, APA) la define así: el proceso de adaptarse frente a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza o fuentes de tensión significativas como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes de trabajo o financieras. Significa ‘rebotar’ de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte.

El término no es nuevo, pero dados los niveles de estrés y traumas de la vida moderna está más vigente que nunca. De hecho, la resiliencia se estudia desde los años 50 y fue la psicóloga de origen alemán Emmy Werner (1929-2017) la primera en llevar a cabo un estudio sobre este proceso. Entre los expertos se dice que el concepto viene originalmente de la física y es la capacidad que tienen algunos metales para doblarse y luego volver a su posición inicial cuando cesa la presión.

El psiquiatra francés Boris Cyrulnik, otro de los padres de la resiliencia, llama “la confianza primitiva”, es decir, “me han querido, luego soy digno de ser querido, conservo entonces la esperanza de encontrar a alguien que me ayude a reanudar mi desarrollo”.

“Si uno, de pequeño, cuenta con un apego seguro que cultiva la confianza en uno mismo, cuando llega una desgracia la encaja porque su memoria le dice que es posible salir adelante”, le dijo Cyrulnik al diario ‘El País’ de España.

El libro de Cyrulnik ‘Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida’ es un referente en los estudios sobre esta materia. Los traumas, según el psiquiatra francés, estarán toda la vida en la memoria, pero “no estamos obligados a someternos a ellos, sino a trabajarlos”.


CASOS COTIDIANOS

Ejemplos de resiliencia hay miles en el planeta. Desde los niños judíos que sobrevivieron a la muerte de sus padres en los campos de concentración nazis, pasando por el científico Stephen Hawking (que sufría una enfermedad degenerativa) o el actor Christopher Reeve (que se quedó tetrapléjico tras sufrir un accidente), hasta el emblemático Nelson Mandela, un hombre que pasó treinta años tras las rejas y después, convertido en un inmenso líder, llevó a Sudáfrica al fin del Apartheid y a un tiempo de paz entre blancos y negros. Casos cotidianos hay a puñados a nuestro alrededor: la amiga que superó un cáncer casi terminal y rehízo su vida, el o la que se enfrentó a una ruptura o a una pérdida terrible, o ese que simplemente cumple al pie de la letra aquella frase que dice que al mal tiempo buena cara. Pero ¿qué es lo que hace que una persona pueda salir adelante, resistir y reponerse ante la adversidad?

Hay algo de misterio en la resiliencia, una especie de “magia cotidiana” según Donya A. Gilan, psicóloga y directora científica del German Resilience Center de la Universidad de Mainz y citada por el periódico suizo Luzerner Zeitung. La periodista alemana Christina Berndt plantea que esa ‘magia’ viene a ser también una ‘energía’ que nos impulsa a salir de una situación depresiva para volver a disfrutar de una vida plena, una fuerza que nos ayuda a resistir los condicionantes negativos del entorno y echar la vista hacia adelante con optimismo.

Berndt es autora del libro ‘Resiliencia: El secreto de la capacidad de resistencia psíquica’ (Ed. Edaf), que acaba de llegar a Colombia. En esta publicación la periodista parte del hecho de que de alguna manera a todos en algún momento nos toca enfrentarnos a distintas crisis. Lo que cambia es la forma de hacerlo. Mientras unos caen en un pozo muy profundo del que no logran salir, otros sacan herramientas de donde prácticamente no tienen y logran reponerse.

La buena noticia es que la resiliencia, si bien tiene un componente orgánico (algunas personas liberan las hormonas correctas bajo estrés), se puede aprender. Según la Asociación Americana de Psicología, hay una combinación de factores que contribuyen a desarrollarla. Por ejemplo, la capacidad para hacer planes realistas y hacer lo necesario para ejecutarlos; una visión positiva de sí mismo y confianza en las fortalezas y habilidades; destrezas en la comunicación y en la solución de problemas y el manejo de sentimientos e impulsos fuertes.

Diez formas de construir resiliencia
1. Cuide de sí mismo: preste atención a sus necesidades y deseos. Interésese en actividades que disfrute y encuentre relajantes.

2. Evite ver las crisis como obstáculos insuperables: usted no puede evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero sí puede cambiar la manera como los interpreta y reacciona ante ellos.

3. Acepte que el cambio es parte de la vida: es posible que como resultado de una situación adversa no le sea posible alcanzar ciertas metas. Aceptar las circunstancias que no puede cambiar le puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que sí puede alterar.

4. Lleve a cabo acciones decisivas: llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, y desear que desaparezcan.

5. Nunca pierda la esperanza: una visión optimista le permite esperar que ocurran cosas buenas en su vida. Trate de visualizar lo que quiere, en vez de preocuparse por lo que teme.

6. Oportunidades para descubrirse: muchas veces, como resultado de su lucha contra la adversidad, las personas pueden aprender algo sobre sí mismas y sentir que han crecido de algún modo.

7. Cultive una visión positiva de sí mismo: desarrollar la confianza en su capacidad para resolver problemas y confiar en sus instintos ayuda a construir la resiliencia.

8. Mantenga las cosas en perspectiva: aun cuando se enfrente a eventos dolorosos, trate de considerar lo que le causa tensión en un contexto más amplio y mantenga una perspectiva a largo plazo.

9. Muévase hacia sus metas: desarrolle algunas metas realistas. Haga regularmente algo que le permita moverse hacia sus metas, aunque le parezca que es un logro pequeño.

10.Entable relaciones: es importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de otros fortalece la resiliencia

11. Los creyentes en Dios deben sentir que no estamos sólo y que nuestro amigo fiel no nos abandona, eso es esperanza.



Con ésta Oración-Meditación, Relajación  puedes ayudarte a vivir la vida mas serena y equilibrada.



NO PERMITAS QUE LA ANSIEDAD TE ATRAPE

La angustia y los pensamientos.

La ansiedad o angustia, está provocada, mantenida y aumentada, por nuestras preocupaciones (pensamientos).

Mientras mantengamos dichos pensamientos, la ansiedad seguirá siendo parte de nuestra vida.

Los pensamientos son una herramienta necesaria para:

  1. Organizar nuestras ideas,
  2. analizar las situaciones y
  3. sacar conclusiones que nos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida.

Pero este análisis, las conclusiones que resultan y las emociones que éstas provocan, pueden ser correctas o incorrectas, verdaderas o falsas, dependiendo de nuestro estilo de pensamiento.

Cuando dichas conclusiones son falsas o incorrectas, nos provocan emociones negativas o desproporcionadas, que nos hacen sufrir inútilmente.

Para modificar nuestras emociones negativas, necesitamos cambiar los pensamientos falsos o equivocados, que las causan o las mantienen.

En este sentido, uno de los principales problemas, es que con frecuencia ni siquiera estamos conscientes de dichos pensamientos, porque:

  • No los expresamos completos y con claridad.
    Una simple expresión como "¡oh no!" puede tener toda una serie de mensajes negativos encubiertos.
  • Una gran parte de ellos se da de forma automática y a tal velocidad, que pasan desapercibidos para nosotros.

Sin embargo, nos demos cuenta o no, una parte de nuestra mente "habla" o piensa y la otra escucha y se lo cree.



Técnicas para manejar la angustia.

Con frecuencia nos es difícil trabajar para cambiar un hábito de conducta o de pensamiento.

O pensamos que nos sentimos tan mal que no podemos hacer el esfuerzo necesario.
Esto puede ser cierto, pero recuerda que es mejor esforzarse un poco más, durante un tiempo, para estar mejor el resto de nuestras vidas, que buscar la "comodidad" momentánea y sufrir durante más tiempo y a la larga, con mayor intensidad.

Algunas de las técnicas para trabajar con los pensamientos que nos angustian son:

  1. Reconocer y aceptar nuestra ansiedad o angustia.
  2. Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia.
  3. Analizar su veracidad, cuestionándonos honestamente, qué tan real y objetivo es lo que estamos pensando.
  4. Detener esos pensamientos.
  5. Distraernos haciendo algo que nos gusta y/o pensar en otra cosa.
  6. Cambiar el locus de control.
  7. Respirar.
  8. Relajarse.
  9. Hacer ejercicio.
  10. Aprender y darse permiso para reírse y divertirse.

Reconocer y aceptar nuestra ansiedad.

Son varias las razones por las que nos cuesta trabajo aceptar nuestra angustia:

  1. La negamos o ignoramos, debido a que creemos que no deberíamos estar angustiados, porque:

    "No es para tanto", si nos angustiamos significa que:
    somos "débiles" emocionalmente, tenemos poco control sobre nosotros mismos y sobre la situación.
  2. Reconocer que estamos angustiados puede, momentáneamente, angustiarnos más.
  3. Pensamos que si no le hacemos caso, la angustia va a disminuir.
  4. Estamos tan acostumbrados a ella, que ya no la detectamos.

Pero si no reconocemos y aceptamos nuestra angustia, no sólo no va a disminuir, sino que va a aumentar.

Si nos cuesta trabajo detectarla o aceptarla, lo que podemos hacer, es llevar un diario con tres columnas, en donde anotaremos:

  1. Cualquier emoción o sensación física, sobre todo si es molesta o si la consideramos negativa.
  2. Nuestra conducta o problema de ese momento.
    Si aparentemente no estamos haciendo nada que pueda angustiarnos y no tenemos ningún problema concreto, debemos preguntarnos:
    ¿De lo que ha pasado últimamente, qué cosas podrían estar influyendo en mi estado de ánimo o en mi angustia?
    ¿Qué inquietudes o preocupaciones podrían estar en mi mente?

    Escribe cualquier cosa que se te ocurra, aunque pienses que es ilógica o que es una tontería.
  3. Nuestros pensamientos, si podemos detectarlos en ese momento.
    Si no podemos hacerlo, más tarde, cuando tengamos tiempo, podemos utilizar la técnica para detectar los pensamientos.

Una vez anotados estos datos en las tres columnas, analízalas detenidamente, para que puedas encontrar que tipo de situaciones o pensamientos disparan tu angustia y elegir la mejor solución.

Una buena lista de situaciones y pensamientos disparadores de nuestra ansiedad, nos permites detectar nuestros puntos "débiles", es decir, aquellos en donde somos más sensibles y a los que tenemos que ponerle mayor atención.



Detectar nuestros pensamientos.

Con frecuencia creemos que no pensamos nada o no nos acordamos de lo que pudimos haber pensado.

Pero es importante detectarlos, porque nos están haciendo sufrir.
Para ello podemos:

  1. Hacer una lista de los sentimientos que tenemos en ese momento o sobre los que queremos trabajar.
  2. En una hoja aparte, escribir una de las emociones de la lista anterior y abajo, en diferentes renglones, escribir:
    "Me sentí __________, porque...
    Repetir esta frase por lo menos 5 o 6 veces.
  3. Una vez hecho esto, completar estas frases rápidamente, sin detenernos a pensar en la respuesta que estamos dando.

Otra forma de encontrar los pensamientos automáticos es escribir todo lo que creemos que pensarían otras personas en esa situación y analizar cada uno de dichos pensamientos, para ver si en alguna ocasión hemos pensado así. 


Analizar la veracidad de nuestros pensamientos.

La realidad es lo que sucede, es todo lo que existe y que puede ser verificado científicamente.

La realidad no es buena, mala, justa, injusta, etc., porque estas ya son valoraciones que dependen de las actitudes y valores de cada persona y cada quién califica una misma situación, de manera diferente.

Por ejemplo:
El que una persona me hable, es un hecho real.
Si me hablo feo, fuerte, con cariño, etc., es mi interpretación de ese hecho.
Lo que para mí puede ser feo, para otra persona puede ser normal o asertivo.

El problema es que el ser humano, no puede dejar de percibir e interpretar de acuerdo a su forma de ser, por lo que reacciona ante dichas interpretaciones.
Si piensa que le habló respetuosamente, probablemente responda de forma amable y tranquila.
Si cree que la otra persona fue agresiva, seguramente su respuesta será agresiva o por lo menos desagradable.

Esta interpretación, formada por nuestros pensamientos, es la que nos provoca muchas de las emociones negativas y de los conflictos que vivimos con los demás.
Por eso es necesario analizar los pensamientos que me hacen sentir o actuar mal, para modificarlos cuando sea necesario.

Una manera de checar la veracidad de nuestros pensamientos es preguntarnos:
"¿Que pruebas tengo para creer esto?"
"¿Puede haber otra explicación para esto que me está sucediendo?"
"¿Qué es lo que pensarían otras personas, de esta misma situación?"

Por ejemplo:
Si digo: "Me habló feo, porque está enojado conmigo".
Me puedo preguntar:

  1. ¿Qué otras pruebas tengo, para comprobar que está enojado y que es conmigo?
    Porque puede ser su forma de hablar, puede estar cansado o puede estar de mal humor, pero por algo que no tiene nada que ver conmigo".
  2. ¿Absolutamente todas las personas que lo escucharan, pensarían lo mismo que yo?
    Si no es así, si conozco a alguien que no lo haría, quizás estoy interpretando su tono de voz de una manera equivocada.

Si hacemos un análisis objetivo y estudiamos nuestro estilo de pensamiento y actitud (optimista o pesimista), podremos reconocer si nuestros pensamientos pueden estar equivocados.
En tal caso, lo adecuado es modificarlos y nuestra angustia disminuirá.



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