NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


martes, junio 12, 2018

Emigrantes y refugiados nos interpelan

Emigrantes y refugiados nos interpelan. 


Emigrantes y refugiados nos interpelan, se presenta la dramática situación de muchos hombres y mujeres, obligados a abandonar sus propias tierras. Y no se debe olvidar, las recientes tragedias ocurridas en el mar, que han dejado varias víctimas entre los emigrantes. (sin olvidar que no sólo en europa sucede esto)
La Bula Misericordiae vultus del Papa afirma: “no caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio… Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo” (n. 15).
La segunda parte es relacionar de modo explícito el fenómeno de la migración con la respuesta del mundo y, en particular, de la Iglesia. En este contexto, el Santo Padre invita al pueblo cristiano a reflexionar sobre las obras de misericordia corporales y espirituales, entre las que se encuentra la de acoger a los forasteros. Sin olvidar que Cristo mismo está presente entre “los pequeños”, y que al final de la vida seremos juzgados por nuestra respuesta de amor (Cfr. Mt 25,31-45).
La Iglesia está llamada a anunciar la liberación a cuantos son prisioneros de las nuevas formas de esclavitud de la sociedad moderna, al mismo tiempo deberá profundizar en la relación entre justicia y misericordia, dos dimensiones de una única realidad.
Recordemos que ésta realidad no es nueva, Europa fue emigrante y a muchos de sus hijos se les acogió en América en los distintos países américanos. 

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