NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


martes, mayo 18, 2021

Transpandemia, ¿Qué hacer?

 El montañero lleva ya una larga caminata. La fatiga se le va pegando a las rodillas como la nieve a las botas. Economizando energías, camina como un autómata, confiando a la seguridad del sendero el éxtasis final… Pero, de golpe, desaparece el sendero al borde del precipicio.

El avezado senderista se detiene entonces, y, sin perder la calma, seca con el antebrazo el sudor del rostro, bebe de la cantimplora un buen trago de agua y… vuelto de espaldas al precipicio, echa una mirada circular sobre el perfil blanco de la montaña buscando otra ruta más certera que lo suba hasta la cumbre. No, el senderista sabe perfectamente que no es el sendero equivocado lo que a él le importa de verdad; todo su interés está enfocado en alcanzar la cima de la montaña…

… Todas las aportaciones que presentamos a continuación reproducen, a su modo, una experiencia similar a la del montañero: la fatiga de una ruta que, al final, resulta equivocada; la experiencia de límite y finitud del sendero, la búsqueda de algo alternativo. Descubre en su conciencia que algo se va derritiendo como la nieve ante la llegada del sol y el despunte humilde de lo inédito, innominado, que va ocupando ese vacío.

Como el final del camino al montañero, la pandemia nos ha mostrado brutalmente el final de un sueño. El desarrollismo indefinido, fruto del último capitalismo desbocado, nos ha llevado hasta el borde del camino: ni el planeta Tierra, sometido por la globalización de tecnología científica a una explotación voraz e incontrolada, ni la sociedad mundial, bajo leyes inexorables del beneficio, acumulación y consumo sin límites, pueden seguir aguantando ya este ritmo trepidante. Confiando nuestra suerte a este tipo de desarrollismo, de forma consciente o autómata, hemos llegado al final. El paso siguiente, como ha venido a mostrarnos la Covid 19, puede precipitarnos en el abismo.

Nota para los seguidores habituales de Éxodo. En nuestra filosofía siempre hemos mantenido la convicción de que ninguna situación humana, por cerrada que se presente, puede ser insuperable. El espíritu inquieto y desbordante del ser humano siempre ha encontrado atajos para superar todo límite, aunque Prometeo cometiera una grave torpeza en el primer intento. Mantenemos, a pesar de todo, la memoria de los indoblegables esclavos de Egipto, burlando la férrea vigilancia del Faraón camino de la libertad, y nos asomamos, con la misma curiosidad, a los ojos clarividentes de Juan Bautista que, en la cerrada noche de los siglos, llega a descubrir “al que es más fuerte”, abriendo nuevos caminos hasta en el desierto.

La generación del confinamiento está ya sufriendo en propia carne la desconexión que hemos hecho de la vida: desconectada de nuestra propia casa, el planeta Tierra, separada socialmente, como mónadas, de los/as demás. Es mayormente la generación más joven, que está atravesando una gran incertidumbre, la que no encuentra espacio en esta incipiente era, entre lo nuevo que nace y lo antiguo que se resiste a desaparecer.  El reto, tras de esta pandemia, deberá ser la protección de la vida en toda su biodiversidad, la recreación de los cuidados esenciales que la protegen y mantienen, el buen vivir de la especie humana, la necesaria y solidaria espiritualidad.

¿Qué hacer tras la pandemia? Las aportaciones de este número ni son ni pretenden ser un protocolo alternativo a la ruta que, hasta ahora, estamos siguiendo. Son solo eso, unas aportaciones modestas que, quizás, puedan ayudarnos a descubrir un nuevo sendero. No podemos seguir caminando hacia la normalidad “anormal” que hasta ahora hemos traído. La nueva era nos invita y urge a abrir otra ruta para seguir caminando hasta la cima.

Por Éxodo 



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