NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, febrero 26, 2023

Las Tentaciones

 

Se nos ha repetido que la cuaresma era un tiempo de examen para sentirnos pecadores. Descubierta nuestra indignidad, pedir a Dios que nos sacara de ella y si Dios era reacio a perdonarnos, ahí estaba la muerte de Jesús que nos daba derecho a ese perdón. Pasada la alegría de sentirnos perdonados, seguía la angustia de volver a fallar. Esta actitud represiva debe dejar paso a una toma de conciencia de nuestras posibilidades de absoluto.

La cuaresma en un tiempo para analizar la trayectoria de nuestra vida y descubrir que, con frecuencia, damos pasos que nos alejan de la plenitud humana que es nuestra meta. No tiene sentido que nos paremos a analizar la piedra en la que hemos tropezado. Más importante sería poner más atención al caminar para evitar el tropiezo. Tampoco se trata de hacer penitencia, como requisito para que Dios nos perdone. Sería tomar conciencia de que alcanzar la meta supone un esfuerzo para no dejarnos llevar por la comodidad.

 Las tres tentaciones de Jesús no son zancadillas puntuales que el diablo le pone. Se trata de contrarrestar una inercia que, como todo ser humano, tiene que superar. Ni el placer sensible, ni la vanagloria, ni el poder, pueden ser el objetivo último. El poder y las seguridades, como base de la relación con Dios, quedan excluidos. El poder podía haber dado eficacia a su mesianismo, pero no le llevaría a la libertad. La salvación tiene que llegar al hombre desde dentro de sí mismo, por lo que tiene de específicamente humano.

 

 


 

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