NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, junio 19, 2023

LOS HEROES TAMBIÉN DESCANSAN

 


Qué distinta esta imagen de heroicidad de las que estamos acostumbrados en el cine, en las series: los héroes son quienes no se cansan, quienes lo soportan todo estoicamente, quienes vencen en luchas imposibles y sufren sin pestañear. A quienes nunca les abandona el ánimo y pueden salvar a la chica, a la ciudad y reconciliarse con sus dilemas morales en apenas dos horas. Escena post-créditos incluida.

Pero esta foto nos recuerda que nuestra realidad es bien distinta. El héroe, ante todo, es aquel que trabaja, se empeña, se gasta hasta el límite de su propia fuerza y un poco más. Y el que, a la vez, acepta su limitación, su necesidad de echarse un rato a descansar, porque sabe que él solo con sus propias fuerzas no puede. Necesita compañeros, descanso, reponerse. Porque sabe que el trabajo no acaba en una épica lucha final; sabe que la victoria es cosa del día a día y tiene que llegar preparado a ella. Si te fijas bien todos los bomberos de la foto siguen con su uniforme puesto. Son conscientes de sus limitaciones, de su necesidad de descanso, pero no han tirado la toalla, ni de lejos. Seguirán gastándose y desgastándose en el servicio a su comunidad.

Estar cansado, necesitado de echar una cabezadita, un camarón,  desconectar un poco antes de volver a la tempestad que azota, no es signo de debilidad. Al contrario. Se requiere una valentía especial para reconocer que hemos llegado al propio límite y dejar paso al relevo. Es una heroicidad muy distinta, sin fuegos artificiales, ni aplausos, pero que debemos aprender a reconocer y valorar. El heroísmo del que va más allá de la acción espectacular y sabe guardar fuerzas para lo que está por venir. El heroísmo de quién trabaja para el futuro, gastándose por él poco a poco, día a día.

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