NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


viernes, agosto 18, 2023

EL MUNDO AL REVÉS

 


El levanta del polvo al desvalido, del estiércol hace subir al pobre, para sentarle con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. El asienta a la estéril en su casa, madre de hijos jubilosa.

 Levanta del polvo al desvalido (Salmo 2) - Santi Casanova

La sociedad en que vivimos, invadida de publicidad, nos lanza constantemente imperativos, sugerencias e invitaciones. Hace lo posible para que pongamos los ojos en objetos de consumo, o llama nuestra atención hacia los triunfadores del mundo: los que detentan el poder, la riqueza, la belleza...Pero este Salmo nos llama a algo absolutamente diverso: «¡Alabad!»  y su invitación nos despega de las mil ataduras que nos mantienen a ras de suelo para entrar en otro universo: el de la gratuidad, el gozo, la libertad, la admiración...Nuestra mirada se dirige hacia arriba, hacia esos cielos donde «tradicionalmente» se nos ha dicho que Dios tiene su morada: allí reina Él, allí tiene su trono, desde allí contempla su mundo... La exclamación brota entusiasmada y gloriosa, unida a la de los ángeles: «¿Quién como el Señor nuestro Dios?».

Y ahí nos quedaríamos instalados si no fuera porque la estrofa siguiente nos obliga a apartar los ojos del cielo para dirigirlos hacia la tierra, y dentro de ella, a los lugares más bajos: allí donde no hay tronos ni resplandor de gloria, sino polvo y basura y gente desvalida y doliente por su pobreza o por el fracaso de su vida estéril. Pero es precisamente ahí donde se revela el Dios de la bendición, y ahí tenemos que aprender a mirar su gloria y a contemplar la acción de sus manos.

Para los cristianos, el acceso a Dios es imposible si no «simpatizamos» con lo que es su inclinación fundamental; si de alguna manera, no hacemos nuestra su pasión por alzar y levantar a nuestros hermanos de situaciones inhumanas. Si no nos vamos contagiando de esta pasión de Dios por los pequeños y los débiles y no vamos intentando pequeñas acciones en esa dirección, nuestra oración es un engaño y, en vez de relacionarnos con el Dios de Jesús, lo estamos haciendo con un ídolo.

En los «basureros» y «cunetas» de nuestro mundo sigue habiendo gente «por los suelos», gente abatida, postrada, humillada, empobrecida y, ante cada uno de esos lugares, unimos nuestro deseo al deseo de Dios de alzar y levantar a esos que son sus hijos y nuestros hermanos.

 

Dolores Aleixandre RSCJ*

 *Religiosa y Teóloga

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