NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


sábado, septiembre 16, 2023

La verdad es la base la paz

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 La guerra de Ucrania sigue siendo noticia después de muchos meses. Quizás porque tiene una repercusión económica directa sobre nuestra economía diaria. De otras guerras más lejanas y crueles, ni se habla. A veces pienso que somos “solidarios” solo para defender nuestros pequeños intereses.

 Mientras escribimos estas líneas seguirán muriendo por causas no naturales absolutamente evitables más de 100.000 personas por hambre y miseria, permanecerán en campos de refugiados huyendo de la guerra más de 80 millones de personas (un número superior al que se alcanzó después de la segunda guerra mundial), seguirán lejos de sus familias y hogares de forma forzosa más de 200 millones de personas. Y podríamos seguir.
    Nuestra vida diaria, personal y colectiva, tiene su motor en una violencia estructural: el triunfo del más fuerte sobre el más débil. Y esta lucha sin piedad siempre termina de una de estas dos maneras: llevándose el botín como trofeo de su victoria o, no contento con eso, convirtiendo al vencido en esclavo. 

Lo que ha evolucionado de esta primacía del Capital sobre la Persona han sido los medios. Si antes predominaba la brutalidad, ahora la tecnología permite una combinación del “poder duro” y del “poder blando”: la ingeniería de la conciencia y la ingeniería social.
    No será posible la Paz, como la posibilidad de convivir como hermanos, decía Gandhi, si no somos capaces de revertir estos procesos y lógicas. Por eso es comprensible que no hayamos renunciado a hablar de algo tan necesario como la verdad, la justicia y el perdón.
    La Paz no solo es el fin, sino el camino. La fraternidad es su principal fundamento. El amor de servicio, desinteresado, es el único motor que funciona en esta lógica. Solo un largo proceso educativo, transformador de nuestra mentalidad, de estar por encima de los demás, nos hará a los unos responsables de los otros. Por vocación. Por voluntad propia. El diálogo y la no-violencia, la amistad cívica, requieren un largo aprendizaje. La colaboración y la cooperación, la solidaridad como determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, requieren de un largo proceso. Y, sin embargo, este es el camino más corto para la Paz.

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