NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


domingo, marzo 04, 2018

Cuaresma

La Iglesia es la comunidad de Jesús en la medida en que vive esforzándose por escuchar su mensaje, seguir su ejemplo, y anunciar fielmente su evangelio. Los cristianos no nos podemos sentir con sinceridad seguidores de Jesús, si no es en una actitud de cambio y conversión permanente.
Este tiempo de Cuaresma en el que nos preparamos a celebrar la Muerte y Resurrección de Jesús, puede ser tiempo propicio para escuchar con más sinceridad su llamada a la conversión, y para acoger en nosotros toda la fuerza renovadora que se encierra en el evangelio.
No debemos olvidar que si el evangelio no está cambiando nuestros corazones, y renovando nuestras actitudes, costumbres y estructuras, no podemos decir que vivimos convirtiéndonos a Jesucristo.

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