Estás enfermo todo el tiempo. Todo el tiempo estás hambriento. Siempre picando. Si tiene suerte, come una vez al día, es como Johnny, un solicitante de asilo de Eritrea, “Me dijeron que la gente buena nos recibiría, pero no. Ellos mintieron”. Johnny cuenta que después de que su vuelo desde el Aeropuerto Internacional de Asmara aterrizó en Kigali, capital de Ruanda, le dijeron que sus documentos no le permitían permanecer en Ruanda. Fue obligado a continuar a Uganda, donde fue encarcelado y se convirtió en víctima de extorsión. Él reconstruye los meses de sufrimiento para lograr superar éstas experiencias traumáticas y poder vivir sin miedos. Logró llegar a Europa en un barco después de sobrevivir el viaje con otros 350 refugiados más: Estuvimos en el mar durante tres días, todos lloraban: niños, mujeres embarazadas. Sufre de trastornos disociativos del movimiento (pérdida o limitación de la capacidad de ejecución de los movimientos voluntarios), pseudoconvulsiones, anestesia o pérdida de la sensibilidad y otros o síntomas mixtos, todo gracias a estar mucho tiempo expuesto al medo y la angustia.
Todos buscan un trabajo de algún tipo, a menudo para mantener a las familias en casa. Aunque hablan de escapar de la pobreza, la mayoría tendrá que juntar grandes sumas para pagar sus viajes, a menudo haciendo que los familiares participen. Otros pagarán después de llegar a Europa, tal vez trabajando como prostitutas, aunque pueden no darse cuenta de que eso es lo que les espera. El viaje a menudo se ha llevado a cabo sin mucha planificación, y con poca idea de lo que se encuentra al final.
Met, una mujer embarazada de 20 años de Costa de Marfil, huyó del hambre por impulso. Ella ha visto y sufrido "muchas cosas en el mundo", dice entre lágrimas, y explica que aceptará cualquier trabajo para mantener a su hijo. Desde que salió hasta que se montó en la patera fue violada 21 veces en dos años. Oye muchas voces en su cabeza, y estas voces las percibe como exteriores a su cuerpo, tiene un lenguaje y pensamiento desorganizado, delirios, alucinaciones (ve a sus violadores todos los días), trastornos afectivos y conducta inadecuada, en pocas palabras, se le desarrolló una esquizofrenia.
Mamadou estaba en la escuela cuando la policía vino por su familia. Con tan solo 16 años, regresó a su hogar en Gambia para encontrar a su padre y hermanos que habían sido arrestados por su participación en un intento de golpe de Estado. "Los soldados te están buscando, si te ven, te matarán", le dijeron. Entonces él corrió. Pero el viaje de dos años que Mamadou esperaba que lo llevaría a la seguridad en su lugar se convirtió en una pesadilla de tortura y encarcelamiento, guerra. En el momento en que esté muchacho de 19 años estaba abarrotado de un bote en el Mediterráneo, ya había visto a tres de sus amigos golpeados hasta la muerte, vio a mujeres y niños ser violados y golpeados, muertos de hambre y vendidos como esclavos. Después de atravesar Gao, en Malí, los rebeldes armados detuvieron el camión que transportaba a Mamadou y alrededor de otros 100 inmigrantes y secuestraron a todos los que estaban dentro.
El adolescente dijo que los militantes intentaron obligar a los refugiados, incluidas mujeres y niños, a unirse a sus filas, golpeándolos cuando se negaron.
"Nos dijeron que hagamos una larga fila y que brinquemos, brinquemos como un baile de monos", recordó. "Nos quitaron el agua, se llevaron nuestro dinero, se llevaron todo lo que nos pertenecía". Finalmente se encontró en Ouargla, Argelia, un punto de tránsito común para los inmigrantes que intentan llegar a Europa, y llevó semanas de trabajos forzados para financiar su viaje. Nuestro hermano tiene padecimientos gastrointestinales, cardiovasculares, urogenitales, dermatológicos o dolores variados y todos son trastornos manifestados en forma somática.
Como discípulo de Jesús y como sacerdote he llegado a la conclusión de que nosotros, como cristianos, tomamos en serio las palabras de Jesús o nos convertimos en ateos. Somos una Iglesia viva o dejaremos de ser la comunidad de Jesús y seremos iglesias litúrgicamente perfectas pero vacías, seremos comunidades con constituciones y reglas perfectas pero ausentas de fraternidad. No puedo tolerar una fe cristiana que me enseñe a amar a Dios, pero rechazar a mi prójimo si es ateo, musulmán, judío, gay, bisexual, heterosexual, pobre o rico, enfermo o un refugiado, violador o asesino, víctima o victimario (otra víctima). Quiero una fe viva en la que pueda hundir mis dientes. Muchos de mis hermanos y hermanas cristianos arriesgan sus vidas, recursos y reputaciones mientras sirven a los marginados y perjudicados de este mundo. Su amor no conoce fronteras ni discriminan ya que sirven incondicionalmente.
Jesús dijo: Porque estaba hambriento, y me alimentaste. Estaba sediento, y me diste una bebida. ERA UN EXTRAÑO, Y ME INVITARON EN SU HOGAR. Estaba desnudo y tú me diste ropa. Yo estaba enferma, y tú cuidaste de mí. Estuve en prisión, y tú me visitaste.
Ningún cristiano que dice ser un seguidor de Jesús puede evitar estas palabras. Ellos son verdad o no lo son. Lo que hacemos con el mandato de Jesús determina si somos sus seguidores o no.
Cuánto nos falta… ánimo apostamos por el ganador.
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