La celebración del Campeonato Mundial de Fútbol en Qatar, antes en Rusia . Todo se puede conseguir con dinero sin excluir la indignidad colectiva. El deporte es una actividad muy seria, fundamental para fomentar los mejores ejemplos a la juventud, y en esta ocasión se ha prostituido. De hecho, el fútbol hace mucho tiempo que lo está, con las políticas de fichajes y demás cambalaches surcados de grietas por las que se filtran millones y millones sin que se rindan cuentan ni se exijan, bueno en muchos deportes.
Pero, hablemos de Qatar. Qatar es un país honorable, como todos los que han obtenido la celebración de un Mundial y mantienen legítimamente su identidad, pero corrupto hasta decir basta y, por mucho que sus autoridades se esfuercen en disimularlo, gobernado por un sistema represor que se aprovecha de un desequilibrio abismal entre los trabajadores foráneos esclavizados y los derroches de los nativos que se reparten la riqueza que fluye constantemente de los pozos de petróleo. Todo en un paraíso poco agraciado, pero forrado de dinero que oculta la discriminación de las mujeres, la represión de todas las libertades, la imposición del fanatismo religioso y la prohibición de ejercer la personalidad de cada uno.
Que sociedades, todo por y con dinero. Nuestro Dios mas amado.
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