NUESTRAS PARROQUIAS

Buscamos unas Parroquias que sean Comunidades generadoras de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos unos con otros en la fe por la evangelización y la formación, como tarea permanente de conversión personal y comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba, como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21). Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad. Atenta a los signos de los tiempos y a las necesidades de nuestra gente


Bizitza sortzen duen Parrokia baten bila gabiltza, bertan Bataioaren bidez sortu ginen, eta gure seme-alabei jaiotzetik hil arte laguntzen diena. Katekesi eta ebanjelizazioaren fedean hezten eta heltzen garen ikastetxea da, bihurtze pertsonal eta komunitarioko etengabeko zeregin bezala, inoiz bukatzen ez den prozesu dinamiko bat bezala ulertua, Jainkoaren esperientzia sakona eta Kristoren bizitzaren barnerapen bezala (Gal 2,20; Filp 1,21). Topagune eta elkarte-lotura izan behar du, denontzat irekitako etxea, behartuen etxebizitza, plataforma misiolaria, aske ikasi eta bizitu dezakegunak, gizarte berri baten hartzigarria.


lunes, junio 24, 2024

 EN LA GRATUIDAD



Hemos construido una sociedad injusta, dependiente de un dinero repartido desigualmente entre las personas que la componen. Y es que ya nos hemos creído que el dinero lo puede todo, “poderoso caballero es don dinero” dijo ya Quevedo entonces, un dinero que nos trasforma y condiciona la vida, y nos dice quiénes somos y que podemos en la sociedad en que vivimos “…quien hace iguales al duque y al ganadero…al bajo ensilla y al cobarde hace guerrero”

Hemos ido haciendo al dinero cada vez más necesario mientras la gratuidad y Dios se hacían más innecesarios. Quizás se deba a que Dios no pertenece a esa lógica del dinero “no podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13), ni del individualismo, lo rentable, lo utilitario... Para conseguir una sociedad justa y fraterna no se necesita tanto del dinero, como de la gratuidad; esta gratuidad podría ser la moneda del reino de Dios, en el que el cariño y el tiempo compartido, las alegrías y las dificultades… la vida, no se compran, sino que se dan y se comparten. Con la alegría profunda y sincera de quien encuentra sentido y gusto en el dar y darse a los demás y con los demás. 

Dios se encarna diariamente en la gratuidad, en los corazones generosos, en la gente comprometida con los no-rentables, en la humildad, de quien se hace pequeño acogiendo, compartiendo… con las personas empobrecidas, las excluidas, marginadas, migrantes, las que sufren indignidad, las que pasan hambre… los/as favoritos/as de Dios.

 «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis...» (Mt 10,8). La gratuidad produce en el mundo lo mismo que la luz del atardecer en un horizonte; el paisaje sigue siendo el mismo, sin embargo, lo transforma totalmente. Gracias padre bueno, por todos los motivos que tenemos para dar gracias cada día y que tu nos los pones ahí, gratuitamente. Gracias por todas aquellas personas que dan y se dan sin buscar recompensa. 

 “…Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno…” San Ignacio de Loyola

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