2da Semana de Adviento
Querer construir la historia sin el espíritu que nos habita y nos salva es trabajar en vano. El Adviento es aire fresco que nos levanta y nos dirige al desierto de un silencio de verdad y de encuentro.
Aquí estoy Señor en el otro Adviento desempolvando mi esperanza, intentando limpiar la niebla de mis ojos rogándote que enjugues Tú mis lágrimas y que tu luz alce mi cabeza y oriente mi mirada hacia el lugar de la Promesa... Aquí estoy Señor, amigo aguardando lo que no veo, lo que no siempre quiero, lo que desconozco, lo que sin embargo, que ironía, es muy mayor certeza. Cómo esperar al esperado? Cómo negar la espera del Dios amigo de mi esperanza? Entiendo que la esperanza no es para recibirla y conservarla en un cajón, como la fe,, la esperanza es experiencia que se vive a fuerza de ejercicio constante. Lo mismo que sólo puedo estar seguro de amar a Dios es amando a los hermanos y de manera especial los pobres y sufridos, olvidados y marginados. así sólo estaremos seguros de esperar en la medida en que comunicamos a los demás con nuestras vidas las razones para esperar. Ponte en marcha con ilusión renovada, mira el horizonte, vive atento a los lloros, gritos, susurros, risas de la humanidad entera. Dios está aquí
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