Hoy he visto monjas con hábitos o sin hábitos, curas jóvenes con y sin sotana, manchado de barro de los pies a la cabeza colaborando con los jóvenes de su parroquia, pala en mano, quitando barro de las calles inundadas de Paiporta. Sí suelen vestir de sotana y entraría de lleno dentro de la categoría de lo que llamamos, despectivamente, “curas jóvenes tradicionales”.
La tragedia que estamos viviendo estos días en la provincia
de Valencia va a obligar a replantear muchas cosas en todos los órdenes. Y
quizá sería bueno aprovechar la ocasión para replantear también esto. Lo
importante no es cómo se viste, sino cómo se vive el Evangelio en medio del
sufrimiento humano. Y eso da igual que sea con sotana, hábito o con vaqueros, jeans.
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